El cóndor pasa
Cuando leí la noticia que 35 cóndores habían sido envenenados, quedé absorta y traté de ser lo más razonable posible, pero no creo que pueda serlo. Que el envenenamiento a estas aves sea justificado por parte de algunos, para el cuidado del ganado, no puede justificar semejante acto atroz hacia cualquier ser vivo. Esto es un verdadero biocidio que no puede ser de ninguna manera aceptado.
Según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el cóndor está declarado como especie amenazada, bordea los 6.700 individuos a nivel mundial y se debe priorizar su conservación. Para Bolivia se registran aproximadamente 1.400 individuos, dato que hoy se ve afectado después de la cruel acción de humanos desatada en Tarija. La comisión del Ministerio de Medio Ambiente y Agua desplazada en el lugar confirmó que fueron 18 machos y 17 hembras.
El Cóndor Andino es una de las especies más grandes del neotrópico, de gran envergadura, imponente y emblemático. El cóndor es monógamo, escoge una pareja y permanecen juntos de por vida. Es una especie que se alimenta de mamíferos muertos de gran tamaño, detecta el olor en descomposición y va hacia ellos. Es así como estos 35 encontraron la muerte y acabaron durmiendo para siempre en Laderas Norte, al sur de Tarija. Esta especie es un símbolo nacional de Bolivia. Está en nuestro escudo en actitud de alzar vuelo y surcar nuestros cielos.
La amenaza constante hacia la biodiversidad debe de alguna manera parar, nuestra actitud hacia los demás seres vivos debe cambiar. Otro ejemplo es el caso del jaguar, otra especie vulnerable por el interés de comercializar su piel, por depredar ganado doméstico y, por supuesto, sus colmillos, valuados en miles de dólares en el mercado negro.
Estamos convencidos de que la población debe conocer su biodiversidad para realmente tomar consciencia sobre su importancia y así protegerla. No existe conciencia ambiental, los eventos que ocurren, sean ecocidios o biocidios, muestran el escaso o ningún conocimiento sobre el valor de los seres vivos y nuestros recursos naturales. Espero que el hecho sucedido en Tarija no quede en una noticia más, sino que realmente exista una acción judicial hacia los responsables de semejante atrocidad.
Estamos totalmente ciegos frente a todo lo que está pasando. Los verdaderos animales carroñeros somos nosotros, biocidas, ecocidas, egoístas que solo buscamos actuar para nuestro propio beneficio. De algo estoy segura, nosotros sí vamos a desaparecer, de alguna u otra manera la naturaleza es sabia y siempre se protegerá.
Fueron 35 cóndores que surcaron nuestros cielos, y como dice la canción El cóndor pasa, “el cielo al ver su marcha sollozó, y volvió su llanto a gris cuando se fue”.
Karina Sauma es directora de Comunicación de la FAN.