Batalla por el imagotipo
A la espera de mejores causas, la principal fuerza política opositora del país declaró fiera batalla contra ¡un imagotipo! Es en serio. Dicen que la “Imagen Gobierno” del presidente Arce, instituida mediante Decreto Supremo N° 4445, “es una afrenta para el país” (y cosas peores). Por ello plantearon una demanda de inconstitucionalidad contra el Decreto. Hay arrebato. Y extravío.
En cuanto al arrebato, sobresale su lentitud. Cuando se aprobó el Decreto, el 13 de enero, no hubo ninguna declaración, ni un tuit, ni siquiera un videíto. La indignación contra la nueva imagen gubernamental, acompañada de la acción ante el TCP, llegó 35 días después. El Comité pro Santa Cruz reaccionó un poco más rápido: el 1 de febrero mandó una carta manifestando su desagrado por “el logo”.
Sobresale también el reduccionismo. La denuncia despacha el imagotipo oficial como “Cruz Chacana” (sic). Parece algo más que eso: 24 cuadrados que expresan igual número de texturas, colores y símbolos, con tejidos del Altiplano, Valle, Amazonía y Chaco, y los colores de la Wiphala como soporte primario (si observan bien, encontrarán un “círculo infinito” y hasta un “número mágico”).
Pero vayamos más allá de la temporalidad y de la simbología. El cuestionamiento a la “Imagen Gobierno” asegura que, por un lado, en realidad es una imagen del Estado Plurinacional y, por otro, implica “la eliminación del Escudo Nacional como símbolo del Estado”. Nada menos. Por supuesto, violando la CePeE. En el fondo, la oscura pretensión sería “borrar el pasado”. Historiadores abstenerse.
Extravíos. Una lectura del DS N° 4445 demuestra que el alcance del nuevo símbolo es la “identidad visual gubernamental”, con aplicación exclusiva en el nivel central del Estado. No es casual que la noción “Imagen Gobierno” figure 10 veces en el decreto y 71 veces en el Manual de Identidad. Aparte del Ejecutivo, ningún otro órgano del poder público ni entidad territorial autónoma debe usar el imagotipo.
¿La marca del gobierno de Arce “elimina” el escudo de armas como símbolo del Estado? En rigor, sustituye la “Imagen Gobierno” (manual incluido) establecida por el régimen provisorio de Áñez (Decreto N° 4135). Esa imagen gubernamental (no del Estado) estaba compuesta por el escudo, la tricolor, la Wiphala y la flor de patujú. Los noveles “defensores del escudo” pueden reposar tranquilos.
A reserva de arrebatos y extravíos, la falacia mayor radica en oponer, de uno y otro lado, aquello que no es excluyente, sino complementario: Chakana versus escudo, tricolor versus Wiphala, Estado Plurinacional versus República. La batalla política y la conversación pública merecen mayor talla.
FadoCracia
uyunense
Una adolescente de 14 años fue víctima de violación grupal en Uyuni. El alcalde, la junta de vecinos, en fin, todas las “fuerzas vivas” están furiosas. Y se declararon en estado de emergencia. Hasta las (pen)últimas consecuencias, ya se sabe.
El hecho ha conmocionado a la población de la ciudad. En un impetuoso voto resolutivo, declararon personas no gratas a los violadores. Les exigen una disculpa pública por el daño cometido, reservándose el derecho de tomar acciones legales.
Entre otras medidas, decidieron que ni los responsables ni sus familiares pueden “pisar suelo uyunense”. No son dignos. Exigen también “no brindarles ni un vaso de agua”. Por ignorantes.
El Gobierno municipal, en tanto, movilizó su dirección jurídica en pleno para iniciar todos los procesos penales correspondientes. Hasta que los violadores sean sancionados. “Uyuni se respeta, carajo”.
En otro des/orden de cosas, el Alcalde, la junta de vecinos, en fin, las “fuerzas vivas” guardaron silencio cómplice ante una forastera que, cámara en mano, exclamó: “Uyuni es feo con ganas”. Solo hubo autocrítica por el exceso de basura en la ciudad.
José Luis Exeni Rodríguez es politólogo.