George Schultz
Si existir 100 años es ya una hazaña, vivir intensamente hasta el último día es singular excepción. Quien se apagó en su hogar implantado en el campus universitario de Stanford, California, el 6 de febrero es George Schultz, secretario de Estado de Ronald Reagan por seis laboriosos años (1982-1989), durante los cuales construyó las bases para un fresco entendimiento con la Unión Soviética y sedujo a Mikhail Gorbachev para poner fin la Guerra Fría. Aunque nos cruzamos pocas veces en el laberinto diplomático, recuerdo con incontenible ironía, aquel encuentro, sucedido en Brasil, registrado en mi libro De la revolución a la descolonización (un itinerario político y diplomático: 1952-2006), en las páginas 296-297:
Una nota importante para mí, se inscribió circunstancialmente en la Asamblea General anual de la OEA, que tuvo lugar en Brasilia en 1985. La UNESCO me designó Observador y, en tal carácter, asistí a la recepción ofrecida en honor de los delegados, en el Palacio de Itamaraty. Esa noche siguiendo mi calculada puntualidad diplomática, estuve unos diez minutos antes de la hora convocada, al igual que algunos invitados como el ecuatoriano Diego Cordovéz que representaba a la ONU, el boliviano Oscar Arze Quintanilla del Instituto Indigenista Interamericano y otros, con quienes formamos una mesa. Poco después hizo un discreto ingreso George Schultz, secretario de Estado. En esa época no era un secreto la sórdida guerra que emprendió Estados Unidos contra el Director General de la UNESCO, Amadou Mahtar M’Bow, precisamente por el NOMIC (Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación). Oscar Arze me dijo con ironía “Allá va Schultz, es tu oportunidad para arreglar el pleito con la UNESCO… ” Desafío que acepté diciendo “Tienes razón…” y acto seguido ante la mirada atónita de mis amigos, me dirigí resueltamente al encuentro del americano.
Luego de saludarlo, sin ser presentado formalmente, hablamos generalidades y en seguida lo interrogué “Y, ¿es evidente que Estados Unidos se retirará de la UNESCO…?” A lo cual me respondió con notable ingenuidad “Yes, we’re going to pull out” (Si, decididamente saldremos…) Y continúo “Pero no para siempre… ya hicimos lo propio hace unos años en la OIT.” Y me dio una extensa explicación de su estrategia, al cabo de la cual me dijo “Y por qué está Ud. tan interesado en la UNESCO?” Quien contestó por mí fue el embajador americano Diego Atencio que acababa de unirse al grupo: “Porque es el embajador de la UNESCO!” Fue tardía la identificación porque además de esa infidencia también fui testigo de un apresurado parte de guerra que le dio a Schultz, el canciller hondureño Eduardo Paz Garnica, acerca de las acciones conjuntas del ejercito de su país, al unísono con los contras nicaragüenses.
Inútil confesar que dejé la recepción para telefonear al Director General de la UNESCO, ese dato que provenía from the horse’s mouth, directamente del Secretario de Estado. Días después, Estados Unidos depositaba oficialmente su nota de preaviso de retiro de la UNESCO, donde no volvió si no diez años más tarde.
Curiosamente, Donald Trump, en 2018, repitió la argucia de Ronald Reagan y hasta hoy, Estados Unidos, continúa fuera de ese organismo internacional mientras que el senegalés Amadou Mahtar M’Bow festejará en mayo próximo su cumpleaños número 100.
Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.