La crisis generada por el COVID- 19 ha exacerbado los desafíos económicos y sociales en el mundo. La pandemia ha evidenciado el impacto de la desigualdad y la discriminación, así como la vulnerabilidad de ciertos sectores. Una de las poblaciones que se han visto más afectadas en América Latina son las mujeres.

Para comprender lo que sucede y lo que está por venir, es esencial reconocer que la crisis no ha afectado a hombres y mujeres por igual. Los cuidados requeridos recaen principalmente en mujeres, quienes, por patrones culturales, asumen en su mayoría las tareas domésticas y de cuidado. Asimismo, las mujeres tienen menos oportunidades laborales y cuentan con menores ingresos y acceso a seguros de salud, lo que las hace más vulnerables.

Si bien los países de América Latina han tenido avances importantes reduciendo la desigualdad, aún existen temas pendientes. Entre los retos de los mercados laborales están la discriminación laboral y la brecha salarial. Las precarias condiciones de trabajo vulneran otras dimensiones en la vida de las mujeres, profundizando los desafíos en materia de pobreza, salud, vivienda y oportunidades en general.

En Bolivia, si bien la brecha salarial ha disminuido en los últimos años, aún existen diferencias importantes. Entre 1993 y 2018 la brecha pasó de 39% a 10%. Un factor clave en su reducción es la mejora en el nivel promedio de educación de las mujeres. Esta tendencia se ve también en el sector informal, donde la brecha salarial disminuyó de 25% en 1999 a 16% en 2018.

Trabajar y ser mujer en Bolivia, un nuevo estudio del BID, resalta que en el país aún se observan niveles considerables de segregación ocupacional, posicionando a las mujeres principalmente en rubros negativamente afectados por la pandemia, como el cuidado y la hospitalidad. Además, la brecha de participación en el mercado laboral es de 26% en favor de los hombres. Lo anterior es consecuencia de que las mujeres asuman una parte desproporcionada del cuidado del hogar.

Asimismo, siguen existiendo retos en materia de discriminación y sesgos al momento de la contratación. Una encuesta de 2015 mostró que 39% de las empresas tenían una preferencia por contratar hombres y, al fin del año 73% de éstas optaron por dicha decisión. Además, en las ciudades la tasa de desempleo de las mujeres es el doble que la de los hombres (6% en contra de 3%).

La desproporción en la carga de trabajos domésticos y de cuidado, así como su mayor participación en la economía informal, posiciona a las bolivianas en una situación de doble vulnerabilidad. Por un lado, un gran número de mujeres trabaja bajo condiciones inestables y sin cobertura social o protección laboral. Por otro lado, es muy probable que la crisis actual tenga repercusiones en la formación, educación, empleo y calidad de vida de estas mujeres. Un menor acceso a oportunidades educativas hoy, reduciría los ingresos de las mujeres en el futuro, dado que la reducción de la brecha salarial se consiguió precisamente mediante la mejora del nivel educativo.

Apostar por los empleos formales y la educación podría ayudar a reducir los rezagos mencionados. En nuestro estudio destacamos que lograr un piso parejo en el ámbito laboral y educativo es un camino que podría conducir a reducir la vulnerabilidad de las bolivianas. De igual forma, incorporar a las mujeres en rubros laborales adicionales mitigaría los riesgos y ampliaría los beneficios ante los cambios derivados de la digitalización.

Si bien atender la emergencia sanitaria es una urgencia, la pandemia ha generado también una crisis económica y social. Por ello, resulta indispensable plantear soluciones para mejorar la situación de las mujeres en lo que se refiere a sus derechos económicos y laborales. Atender los sesgos y la discriminación en el mercado laboral será clave para evitar la profundización de las desigualdades, garantizando así una mejor calidad de vida para las bolivianas y nuevas y mejores oportunidades para la sociedad en su conjunto.

   Manuel Urquidi es especialista líder en operaciones en la División de Mercados Laborales del BID.