Icono del sitio La Razón

Temas urbanos de fondo

Mientras los candidatos al sillón municipal y sus asesores terminan de malgastar plata, recordemos, en lenguaje simple, tres causas y sus efectos de nuestra Cuestión Urbana.

1) Muchos se preguntan cuándo tendremos una ciudad ordenada y limpia. Mi respuesta: me temo que nunca. El modelo de nuestro desarrollo nacional y urbano (capitalismo dependiente) es la estructura responsable de la fuerza concentradora de nuestras ciudades siamesas: La Paz y El Alto. Esta nociva fuerza concentradora es el efecto del modelo que soportamos hace décadas e impulsado por gobiernos de izquierdas o derechas, de militares o civiles, de indios o k’aras. Esta concentración urbana es causal de nuestros desequilibrios urbano-regionales (segregación, polución, vaciamiento rural, discriminación, violencia, transporte, etc.) que no hacen más que crecer exponencialmente. Que no mientan los candidatos. Mientras no cambie el modelo no hay soluciones reales a esos problemas; y si son buenos administradores, apenas podrán atenuarlos. En suma: es un sistema rural-urbano cíclicamente vicioso.

Lo que sucede en las grandes ciudades de los países vecinos será nuestro espantoso futuro: unos monstruos urbanos que algunos ingenuos, y otros ignorantes, llaman “progreso” y “modernidad”.

2) Otro tema de fondo es nuestra condición de sede de gobierno. Esta condición es responsable de nuestro retraso respecto a otras ciudades en Bolivia. En un siglo, La Paz y El Alto se han convertido en ciudades parias del Estado y todo gira alrededor de una economía artificial de servicios (burocracia, contrabando y comercio) para el gobierno central. Así, La Paz perdió muchas industrias y desestructuró su agro, y de El Alto bajan todos los días miles de comerciantes y transportistas. Ergo: dejamos de ser creativos y emprendedores para volvernos monotemáticos y parásitos. La “sede” ha gestado una tercerización de nuestra economía; por lo tanto, debemos debatir la sede de gobierno sin demagogias y sin el espíritu de un burócrata-mendicante.

3) De tanto amar y sufrir esta ciudad puedo expresar que el problema mayor somos nosotros mismos, los vecinos y vecinas que no hemos cultivado mínimos niveles de educación urbana en todas las clases sociales. Los problemas para los candidatos son físicos (derrumbes, tráfico, basura, desechos, ríos contaminados, etc.); pues no, el problema principal somos nosotros que generamos lo que sufrimos y lloramos cotidianamente. Por lo tanto, la solución es obvia: formar a las nuevas generaciones con educación holística, valores y sentido de pertenencia social. Si empezamos hoy en medio siglo podríamos ver otra ciudad.

  Carlos Villagómez es arquitecto.