El Piraí, más que historia y taquiraris
El gran turbión de 1983 fue un evento que marcó historia en Santa Cruz y sigue presente como un duro recordatorio de la implacable fuerza de la naturaleza. Aquella madrugada del 18 de marzo, después de unos meses de intensas lluvias por la influencia del fenómeno de El Niño, el río Piraí desató toda su furia arrastrando cuanto halló a su paso desde la cuenca alta hasta desbordarse sobre la ciudad, como una masa moviente y estruendosa de agua, lodo y troncos.
El desastre dejó un saldo de 800 muertos, 3.000 familias desplazadas y pérdidas de más de $us 37 millones en infraestructuras dañadas, según reportes de la actual gobernación. Cuentan que, al ver la destrucción del Jardín Botánico sepultado por el río, Noel Kempff le reclamó así al Piraí: “¡Solo servís para taquiraris!”
Como en todo desastre siempre hay culpables y enseguida se puso en advertencia que no era el Piraí el solo culpable de su desmadre, como escribió Hernando Sanabria por aquel entonces. “La ciudad había avanzado sobre él irreflexivamente, arrebatándole sus orillas, su maleza orillera, sus médanos seculares (…) El río, saliendo por sus fueros o vengándose del atentado, hizo lo que debía hacer o, a lo sumo, un poco más”. Así fue como el embate del turbión despertó la conciencia ciudadana sobre los riesgos y las macabras consecuencias de la deforestación, las actividades agrícolas y extractivas y el crecimiento urbano sin planificación ni control en las márgenes del río.
Hoy en día, además de una comprensión general sobre la importante función de la cuenca alta y media del Piraí en la regulación de caudales y prevención de inundaciones, también se conoce el rol crucial de los bosques y serranías de esta zona que incluye al megadiverso Parque Amboró, en la provisión de agua y recarga de acuíferos vitales para la seguridad hídrica de más de 1,6 millones de habitantes. Con todo, muchos de los problemas del Piraí han empeorado en las últimas décadas, afectando sus funciones y procesos hidrológicos ante el evidente descuido y falta de voluntad política para proteger un bien público declarado patrimonio histórico y natural de Santa Cruz.
El Piraí está inmerso en la historia y el paisaje cruceño, como un elemento integrador del territorio. Desde su nacimiento entre montañas y bosques subandinos hasta su descenso por la llanura oriental, el río Piraí y su área de influencia se extienden por 22 municipios que concentran cerca del 80% de la población del departamento. Hoy, las nuevas autoridades electas tienen el desafío de liderar la planificación de su territorio con una visión sistémica y de largo aliento, que permita poner en marcha soluciones y políticas orientadas a la gestión integral de la cuenca.
Construir una agenda ambiental en torno al Piraí sigue siendo una tarea tan compleja como urgente, para que nuestro río sea un verdadero reflejo de la belleza y riqueza de sus paisajes y no una añoranza precaria de historias, canciones y postales de antaño.
Verónica Ibarnegaray es gerente de Proyecto de la FAN.