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Thursday 28 Mar 2024 | Actualizado a 09:00 AM

¿Crédito del FMI o intercambio de divisas?, el falso debate

/ 31 de marzo de 2021 / 02:29

 Los swaps son contratos derivados entre dos partes que involucran el intercambio de flujos de efectivo, existiendo diferentes tipos como ser: “Swap de tasas de interés”, que implica el intercambio de pagos de intereses en la misma moneda; y “Swap de Divisas”, que se refiere al intercambio de una cantidad de efectivo en una divisa por la misma cantidad en otra. En ambos casos existen condiciones, tratándose de mecanismos de financiamiento que están ligados al riesgo.

En este marco, es importante esclarecer que el crédito negociado entre el gobierno de transición y el Fondo Monetario Internacional (FMI) fue una operación de “Swap de Divisas”, mecanismo de financiamiento definido anteriormente como el intercambio de flujos de efectivo de una divisa por otra, en el cual se asumieron los riesgos de las variaciones del tipo de cambio de los Derechos Especiales de Giro (DEG), la tasa de interés para este tipo de créditos, el pago de comisiones cobradas para este efecto y un plazo determinado para la devolución de los mismos.

El FMI otorgó asistencia financiera de los DEG gestionada por el gobierno de transición, con el argumento de utilizarlos para afrontar la crisis sanitaria pero que, al mismo tiempo, implicaban condiciones para la implementación de diferentes políticas en nuestro país, como la cambiaria. Cabe recordar que los DEG son recursos que se constituyen en un activo de reserva para los países miembros y su valor se calcula en base a un conjunto de monedas (dólar de Estados Unidos, euro de la Unión Europea, renminbi de la República Popular China, yen de Japón y la libra esterlina del Reino Unido), asimismo, cada país miembro tiene una cuota en DEG en función a su participación accionaria.

Los mencionados recursos de crédito alcanzaron la suma de 240,1 millones de DEG, mismos que tenían que ser restituidos como cualquier otra deuda convencional, en el plazo de cinco años por parte del Estado boliviano. A febrero de 2021 los DEG se apreciaron, por cuanto en términos de variación cambiaria representaron un costo de $us 19,6 millones sobre el crédito otorgado, al cual se sumaron los intereses y comisiones por un valor de $us 4,7 millones, dando un total de $us 24,3 millones por concepto de costos totales de la operación, que sumados al capital alcanzaron un total de $us 351,5 millones al momento de la devolución al FMI.

Por otra parte, es importante aclarar que en una operación de intercambio de divisas se transan las mismas a un valor de tipo de cambio preestablecido en el momento, por una autoridad monetaria o el mercado, quedando cerrada la operación al instante del intercambio, por lo que no es comparable con el mencionado crédito negociado con el FMI, que como ya se mencionó anteriormente, implicó riesgos de variación del tipo de cambio, tasa de interés, comisiones y el plazo para la restitución de estos recursos.

Por la descripción realizada precedentemente, se recalca que la operación realizada entre el gobierno transitorio con el FMI es una operación de deuda tipo “Swap de Divisas”. Sin embargo algunas personas, con el ánimo de minimizar este hecho, que se suma al conjunto de desaciertos que cometió el anterior gobierno, y con el afán de desinformar y generar confusión con sus declaraciones y publicaciones, mienten a la población.

Finalmente cabe establecer que no existe ningún fundamento teórico ni conceptual que sustente el cuestionamiento de la citada operación de crédito con el FMI, si éste fue un ¿crédito o intercambio de divisas?, esta interrogante es parte de un falso debate, situación a la cual nos tienen acostumbrados algunos opinólogos en materia económica.

 Gustavo Gómez es economista.

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Más allá del dólar

En la pasada gestión, el flujo comercial entre ambos países se intensificó, llegando a los $us 3.500 millones

Gustavo Gómez

/ 11 de marzo de 2024 / 06:52

Uno de los resultados de los acuerdos de Bretton Woods fue el establecimiento de un nuevo modelo económico mundial en la época de la posguerra, segundo conflicto bélico del mundo donde se efectuó la reconfiguración con un nuevo ordenamiento mundial, el cual, debido al peso económico y político de los Estados Unidos, además de su liderazgo entre los aliados, permitió sustituir el patrón-oro por el patrón-dólar. 

La divisa norteamericana tomó mayor vigor por el influjo de la globalización y las ideas de apertura comercial de principios de los años 70, convirtiéndose en la principal moneda de intercambio financiero y comercial con aceptación en todo el mundo. Todas las transacciones internacionales y el comercio exterior se cotizaban en dólares, así como los créditos bilaterales y multilaterales y sus respectivos intereses, independientemente al país.

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China, desde finales del siglo pasado, tuvo un crecimiento acelerado de su producto debido a la aplicación de economías de escala, la innovación y el desarrollo tecnológico, sumados a diferentes estrategias competitivas y de expansión como la competencia con precios, aspectos que le permitieron convertirse en una potencia mundial, con perspectivas de constituirse en la primera economía del mundo. Este significativo crecimiento y desarrollo han permitido que su moneda, el yuan, esté catalogada entre las cinco más utilizadas del mundo y con tendencia a consolidarse en los próximos años como la más importante.

En este contexto, la firma del convenio entre el Banco Unión SA (BUSA) y el Banco Industrial y Comercial de China (ICBC) no es un tema menor, puesto que va a permitir la facilitación de las operaciones financieras y comerciales a través de las monedas nacionales de cada país, vale decir, entre yuanes y bolivianos, reconociendo de manera significativa el posicionamiento de la moneda china a nivel mundial y valorando la moneda nacional, que pese al contexto adverso demuestra su fortaleza. 

Este acuerdo tiene efectos positivos para las operaciones financieras y de comercio exterior entre Bolivia y China, por la reducción de costos de las operaciones financieras, la agilización del comercio internacional y la reducción de la sobredemanda especulativa de dólares, entre otros. 

Las entidades financieras que operan en Bolivia, a efectos de brindar servicios de transacciones y giros con el exterior, suscriben acuerdos con bancos corresponsales en el exterior para poder efectivizar sus servicios; claro está que estas entidades nacionales también cumplen este rol por operaciones del exterior con Bolivia. En ambos casos, el hecho de contar con bancos corresponsales representa un costo adicional al cobrado por la entidad financiera nacional, si corresponde, lo que implica un alza en los costos; inclusive en algunos casos es más de un banco corresponsal, por tanto, suprimir el uso de los mencionados bancos y realizar las operaciones directamente entre bancos de ambos países, representa una reducción significativa de los costos de las transacciones.         

En la pasada gestión, el flujo comercial entre ambos países se intensificó, llegando a los $us 3.500 millones, con un saldo deficitario para nuestro país. No obstante, entre los principales productos exportados al país asiático figuran minerales como la plata y el zinc, y existe una amplia variedad de productos importados desde China como vehículos, motocicletas y maquinaria, y manufacturas.

El beneficio y la oportunidad de este acuerdo que facilita el intercambio comercial y financiero entre Bolivia y China es innegable, lo que permite, además de lo señalado, un desahogo de la presión especulativa que tiene el dólar en este momento, así como un nuevo capítulo en las relaciones económicas del país, es decir, transacciones internacionales que van más allá del dólar.

(*) Gustavo Gómez es economista

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El valor de las remesas

Gustavo Gómez

/ 3 de febrero de 2024 / 06:52

Diferentes compatriotas que radican en el extranjero envían remesas para sus familiares en el país como apoyo familiar. Así, de acuerdo a datos del Banco Central de Bolivia (BCB), la pasada gestión superaron los 1.287 millones de dólares, representando el valor monetario del trabajo que realizan los migrantes bolivianos que residen en el exterior y que envían estos recursos a sus familiares en el territorio nacional. 

En los últimos meses se conoció que diferentes entidades, que se dedican a esta actividad, no estarían entregando estos recursos en la moneda de origen, lo cual derivó en quejas y reclamos de parte de los beneficiarios, por lo que, mediante carta circular 662/2024 de 17 de enero de 2024, la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) instruyó a las entidades de intermediación financiera y empresas de giro y de remesas para que paguen en la misma moneda en la cual se haya hecho el envío de estos recursos. Vale decir, si la remesa fue enviada en dólares debe ser pagada al beneficiario también en dólares.     

Las remesas que llegan a nuestro país tienen pagadas las comisiones y otros costos operativos por los servicios prestados, por parte de las entidades financieras o las empresas de giro y remesas de dinero y sus corresponsales, los cuales son asumidos por los migrantes en los países desde donde remiten estas remesas, por lo que no afecta de ninguna manera al beneficiario que solamente debería cobrar estos recursos sin costo alguno. A su vez, las entidades financieras tienen un tarifario de comisiones por los servicios que brindan, mismo que tiene que hacer conocer a sus clientes de manera oportuna, mediante los canales establecidos para dicho propósito.     

Como apoyo a la mencionada carta circular de ASFI, el Banco Central de Bolivia (BCB) mediante circular externa 5/2024 de 18 de enero de 2024, comunicó que coadyuvará al pago de giros y remesas del exterior en el territorio nacional en dólares estadounidenses, disponiendo la cuenta corresponsal del BCB en el exterior para que las entidades financieras puedan abonar en la mencionada cuenta estos recursos y el posterior retiro de los mismos con cargo a sus cuentas en el ente emisor, para que los mismos puedan ser entregados a los beneficiarios finales en la misma moneda de origen, el ente emisor no efectuará ningún cobro por dicho servicio.

Complementando las medidas, de la ASFI y del BCB, la Autoridad de Supervisión emitió la carta Circular 831/2024 de 23 de enero de 2024, a objeto de precisar que los giros y remesas del exterior efectuados en otras monedas extranjeras, por concepto familiar y no comercial, en favor de los beneficiarios dentro del territorio nacional, pueden ser pagados por las entidades financieras en dólares estadounidenses, tomando en cuenta el mecanismo previsto por el ente emisor.  

De acuerdo con el BCB, a noviembre de la gestión pasada, los principales países de origen de las remesas fueron: España (30,3%), Chile (21,9%), Estados Unidos (21,4%), Brasil (6,5%) y Argentina (4,9%). A su vez, entre los principales departamentos beneficiarios de las mismas se encuentran: Santa Cruz (44,4%), Cochabamba (28,3%) y La Paz (14%).

La esencia de estas medidas es valorar el trabajo que desarrollan nuestros compatriotas en el exterior, debido a que en algún momento por diferentes circunstancias tuvieron que emigrar del país, y, al mismo tiempo, precautelar el derecho que tienen los beneficiarios de estas remesas para recibir el dinero en la misma moneda de envío, teniendo la posibilidad de efectuar el reclamo correspondiente en primera y segunda instancia, si las entidades no cumplen con las instrucciones emitidas.

Es importante remitirse al objeto mismo de las medidas que benefician a la población y no a interpretaciones que solo critican y descalifican cuanta normativa es emitida por las autoridades competentes.

Gustavo Gómez
es economista

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Reflexiones para Mónica

¿La especulación estará provocando que no se normalicen las transacciones en dólares?

Gustavo Gómez

/ 18 de enero de 2024 / 07:04

En los últimos días, diferentes opiniones se refieren al dólar, pero al mismo tiempo esta coyuntura es aprovechada para emitir comentarios y críticas con relación a la subvención y los servidores públicos, entre otros, generando de esta manera tendencias que en muchos casos distan de la objetividad de las cifras.

De acuerdo con las entidades autorizadas, la provisión de dólares en el sistema financiero se está normalizando, debido a que el saldo en la moneda extranjera en diciembre de 2022 fue de $us 352 millones y al mismo periodo de 2023 alcanzó a $us 347 millones, lo que demuestra una tendencia a la normalización; no obstante, lo cierto es que en abril de 2023 llegó a $us 129 millones, su nivel más bajo en los últimos años. Aparte, el sistema financiero atiende con normalidad el flujo mensual de transferencias al exterior, en promedio de $us 800 millones.

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Un indicador, no menor, se refiere a los reclamos que la población efectúa contra las entidades financieras, en este caso por las transacciones en moneda estadounidense, instancia a la cual tienen el derecho de acudir los consumidores financieros como mecanismo oficial de reclamo, que evidentemente muestra que entre marzo y abril de la anterior gestión se produjo un incremento notable, pero que a la fecha se redujo de manera significativa, perdiendo su importancia en el total de los reclamos.

Ahora bien, los datos presentados muestran la tendencia para retornar a los niveles de normalidad en las transacciones con la divisa extranjera. Hoy no hay colas en la entidad de intermediación del sistema financiero y mucho menos se las observa en la puerta del ente emisor, donde en un momento “casi toda” la población necesitaba dólares; en algunos casos sí era necesario porque algunas personas trabajan habitualmente con la divisa norteamericana, por lo que surge la interrogante: ¿la especulación estará provocando que no se normalicen las transacciones en dólares? 

El supuesto “corralito”, el cual es mencionado en alusión a la experiencia de un país vecino, del cual no existe ninguna determinación normativa que instruya la conversión de la moneda extrajera en moneda nacional, por lo que sería importante conocer la fuente de la afirmación, o es que solamente es vox populi, o el eco de algunos comentaristas que con las libertades que ofrecen algunos medios, incluidas las redes sociales, emiten criterios coyunturales que en muchos casos se relacionan con una actividad política.

Por otra parte, todos sabemos que tanto la gasolina como el diésel están subvencionados y por eso los servicios de autotransporte, así como algunos bienes, tienen un precio “accesible” a la población. Esto se ve reflejado en el precio del servicio público de autotransporte, por el cual pagamos mucho menos a lo que pagan en otros países en los cuales, debido al libre mercado, los precios de los servicios de transporte son el doble o el triple de los aplicados en nuestro país, los que favorecen a los sectores más vulnerables.

En tal sentido, sería importante que antes de sugerir eliminar las subvenciones a los hidrocarburos nos preguntemos: ¿cuánto afectará esta medida a la población y en particular a los sectores vulnerables? Es posible que no se haga esta reflexión y solamente se siga las recetas del libre mercado sin dimensionar los efectos adversos que podría tener para la mayoría de los ciudadanos.

Finalmente, el hecho de mencionar que existen 600.000 empleados públicos que son “zánganos”, no corresponde, debido a que la cantidad de servidores que trabajan en la administración del Estado no supera los 20.000, es decir, representan el 3% del total y solamente el 2% del Presupuesto General del Estado, que reciben su salario en moneda nacional sin ningún tipo de relación con el dólar. La mayoría de estos servidores son maestros, médicos, policías, militares y otros, por lo que cabe preguntarse: ¿qué ítems eliminamos? ¿no necesitamos más maestros, médicos o policías? Al contrario, hay más demanda de ítems para estos sectores cada año, debido a la legítima necesidad de la población para la educación, la salud y la seguridad, entre otras.

Podemos ir reflexionando aún más, pero por ahora esperemos que con estos aspectos no solo veamos el árbol de nuestro frente, sino todo el bosque.

(*) Gustavo Gómez es economista

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Inversiones en el exterior de las SAFI

Gustavo Gómez

/ 18 de diciembre de 2023 / 10:30

En la presente coyuntura existen diversas opiniones que se emiten por medio de las redes sociales y algunos medios de comunicación. Toda normativa, sean leyes, decretos, resoluciones y otros que están siendo evaluados, aprobados o puestos en vigencia por las entidades competentes del Estado son mal interpretados, relacionados con la falta de divisas, la fuga de capitales y, en un extremo, asociados a una supuesta crisis por la cual estaría atravesando nuestro país.

Así, la modificación al reglamento para las Sociedades Administradoras de Fondos de Inversión (SAFI) y los Fondos de Inversión, del 8 de diciembre de 2023 (ASFI/1272/2023), no podría ser la excepción, más allá de que la esencia de la mencionada norma tenga la finalidad de uniformar los niveles de inversión que pueden ser mantenidos por los fondos de inversión abiertos y cerrados en los mercados internacionales con un límite de hasta 5%.   

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Este límite máximo para las inversiones por parte de las SAFI no es nuevo, ya que mediante la Resolución 246/2019, del 27 de marzo de 2019, ya se tenía fijado el porcentaje límite de inversiones en el exterior de 5%, es decir que esta vigente más de cuatro años y de ninguna manera se constituye en una nueva restricción para las inversiones que efectúan las SAFI, como algunos analistas quieren hacer creer.   

La modificación al citado reglamento tiene vigencia a partir de la fecha de su publicación en la Gaceta Electrónica de Regulación Financiera, el 8 de diciembre de 2023, por lo cual ésta es aplicable desde entonces, teniendo además las Sociedades Administradoras de Fondos de Inversión un plazo para ajustar sus reglamentos internos a los cambios mencionados hasta el 31 de enero de 2024. Por tanto, en ningún momento se vulnera el carácter de retroactividad mencionado en el artículo 123 de la Constitución Política del Estado.

Los motivos para la realización de la citada modificación se efectúan en el marco de las atribuciones para la ASFI emanadas en la Ley 393 de Servicios Financieros y la Ley 1834 del mercado de valores, por lo que se establece el respectivo control al mercado de valores, a los participantes, entidades y actividades relacionadas.

En términos generales, todas las inversiones tienen un análisis en el cual se evalúa la relación entre los rendimientos y el nivel de riesgos, considerando que en el entorno internacional existen diferentes crisis e inestabilidad en los mercados. En nuestro país existe estabilidad, por lo que las SAFI que se encargan de administrar estos recursos, mediante políticas de inversión, deberían efectuar el respectivo análisis para orientar las inversiones de los participantes en instrumentos del mercado de valores que les reporten mayores beneficios en el mercado nacional. 

Las SAFI pueden identificar inversiones en empresas públicas y privadas nacionales y dinamizar diferentes sectores, en el marco de las directrices emanadas por el Estado, que identifica sectores priorizados para créditos, apoyando al fortalecimiento del crecimiento y desarrollo de las empresas nacionales que participan en este tipo de mercado.

Es importante que la población se informe principalmente de las fuentes de entidades competentes en la materia, en este caso del mercado de valores, y no se deje llevar por comentarios inapropiados que circulan principalmente en las redes sociales.

(*) Gustavo Gómez es economista

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¿Mercado paralelo del dólar?

Gustavo Gómez

/ 18 de noviembre de 2023 / 06:45

Durante la crisis económica de los años 80, el surgimiento de “mercados paralelos” era una realidad, existía un incumplimiento a la lista de precios de los productos de la canasta familiar fijados por el gobierno de turno, que, a su vez, efectuaba el control respectivo en los mercados, a objeto de precautelar los intereses de la población. Pese a esta situación, los productos eran comercializados en espacios paralelos a precios mayores pactados entre el oferente y el demandante, similar situación ocurría con la divisa estadounidense.

Era común ver que se ofrecía la divisa estadounidense en la avenida Camacho de la ciudad de La Paz, a un tipo de cambio diferente al establecido por la autoridad de turno, creándose de esta manera un escenario de mercado paralelo en el cual se ofertaba esta moneda a un tipo de cambio mayor; claro está, era un escenario de crisis económica en la cual la hiperinflación golpeaba a la población y los especuladores aprovechaban de la situación, ante la débil posición del Estado, que no podía frenar la crisis.

En esta etapa se produjo un evento que profundizó la crisis del tipo de cambio: la desdolarización, medida que convirtió de manera forzosa los depósitos que estaban en moneda extranjera a moneda nacional y al tipo de cambio oficial. Este episodio significó que el total de los depósitos en el sistema financiero nacional se encuentren en “pesos bolivianos”, significando una pérdida irreparable para los ahorristas en dólares que vieron disminuidos o eliminados sus ahorros.       

El dólar es una moneda que, en tiempos de crisis, inestabilidad e incertidumbre política, económica y social, se convierte en un refugio debido a que es una forma de minimizar la pérdida del valor adquisitivo de la moneda nacional en términos reales, ante expectativas del incremento de precios, depreciando de esta manera el tipo de cambio de manera continua. 

Afortunadamente son tiempos del siglo pasado que no se comparan con la realidad por la cual atraviesa el país. La estabilidad de la economía y la bolivianización de la misma derivan en una innecesaria demanda de la divisa estadounidense para la mayoría de la población que efectúa sus transacciones habituales en moneda local.

A la estabilidad se suma el desarrollo de sus instituciones en materia financiera. Es así que la autoridad que regula las entidades financieras, en el marco de sus competencias y atribuciones, realiza de manera permanente el control de la compra y venta del dólar estadounidense en las entidades de intermediación financiera, empresas de giros y remesas de dinero y casas de cambio, efectuando labores de supervisión sobre las transacciones realizadas por dichas entidades, debiendo cumplir de manera plena el margen del tipo de cambio establecido por la normativa en actual vigencia, precautelando de esta manera los intereses de los consumidores financieros y en observancia a la normativa, por lo que cualquier espacio al margen de la norma es ilegal.   

La existencia de “mercados paralelos” supone la vulneración a la normativa, al control y la supervisión que son efectuados a las entidades relacionadas con la divisa estadounidense. Una supuesta provisión de dólares por parte de las entidades financieras a determinados grupos económicos para su posterior comercialización en espacios paralelos a tipos de cambio mayores al establecido no es posible, porque estaría al margen de la norma y sujeta a sanción.

La estabilidad del país en un contexto adverso, el desarrollo institucional de las entidades gubernamentales y la madurez de la población en general, están frenando los embates especulativos y el surgimiento de “mercados paralelos”. La mayoría de la ciudadanía efectúa sus transacciones en moneda local y solo los especuladores crean escenarios paralelos para beneficio propio. Es inadmisible volver al pasado.

Gustavo Gómez es economista.

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