Icono del sitio La Razón

Colanzi y otras cosas

Si al iniciar mi experiencia como colaborador de este prestigioso medio temía que nadie me leyera, ahora me preocupa que solo lo haga Colanzi, no solo porque he tratado de provocar a otras personas a través de mis escritos, sino porque tengo la sospecha de que no me entiende o no me quiere entender. Debido a la falta de espacio y la necesidad de abordar otro tema, trataré de ser breve en esta suerte de respuesta a mi único seguidor.

a) Jamás dije que Bobbio es de izquierda, así que la puntualización es malintencionada; b) tampoco dije “…lo hacía desde una lógica… no… Occidental”, sino que el racista de Calvo calificaba de “bestias humanas” a otros seres humanos percibiéndose a sí mismo como blanco, no indio y occidental, descontextualización que difícilmente puede pasar por un error de lectura ni se le perdonaría a un universitario; c) el problema del racismo reclama adoptar una posición concreta al respecto, y eso implica antagonizar. Debo añadir que es un problema concerniente a todos los bolivianos y no solo de indianistas o zurdos. Y, por lo tanto, aunque no calificaría de “traidor” a alguien que no piensa como yo, creo que no hay reconciliación ni convivencia posible con nadie que piense como un miembro del Ku Kux Klan; y d) después de la barricada de Galindo a Diego Ayo el oficio de politólogo dejó de ser mi principal identidad, aunque amo mi carrera y creo tomármela muy en serio; actualmente, estoy tratando de incursionar en otros campos y creo ser un buen cocinero. No obstante, decir “pensé que era politólogo además de militante: me equivoqué, es más militante, activista y autocalificado de ‘izquierda’”, suena más a una descalificación ad hominem que a mis ideas… qué feo.

Ahora, con el espacio que queda, pasemos a otras cosas.

En una nota titulada Politólogos advierten que la institucionalidad democrática en Bolivia es socavada por el populismo, publicada por Página Siete pero redactada por la Agencia de Noticias Fides el pasado 1 de mayo, Carlos Toranzo y Franz Flores, dos analistas políticos, concluyen que la institucionalidad democrática de Bolivia se encuentra amenazada por el “populismo”, que le atribuyen sobre todo al gobierno del MAS-IPSP.

Creo que es una explicación demasiado simple e incluso engañosa, en el sentido de que distrae nuestra atención de otras posibles explicaciones para un problema muy complejo, que es la incapacidad de nuestras instituciones para hacerse efectivas, señalando un estilo de gobierno que bien podría ser puesto en práctica tanto por un partido de derecha como por uno de izquierda, y que pondría en el mismo nivel a fascistas admiradores del hampa como Camacho y a militares nacionalistas como Germán Busch.

Si algo ha demostrado el gobierno de Áñez es que no es necesario apelar a las masas ni contar con respaldo popular para literalmente clausurar la institucionalidad democrática del país, por lo que apuntar al MAS como el principal escollo de nuestras aspiraciones democráticas no parece una respuesta muy meditada, sino más bien la expresión de una fobia personal respecto a lo “popular”. ¿Les preocupa que en Bolivia no haya división de poderes? Ah, bueno, entonces tal vez me perdí su reacción cuando unos militares hechos a los duros se entraron a la Asamblea Legislativa Plurinacional, porque estoy seguro de que sus convicciones democráticas y liberales los obligaron a decir algo entonces, ¿no?, ¿no ve?

Carlos Moldiz es politólogo.