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Transcrítica

Kojin Karatani, en su libro Transcrítica, sobre Kant y Marx, presenta un ejercicio de doble revisión crítica; por un lado la teoría kantiana es revisada bajo la lógica teórica marxista, y luego la teoría marxista es puesta a crítica bajo la lógica teórica kantiana. Bajo este ejercicio Karatani detecta los puntos y áreas de inconsistencia, incompletitud o rezago teórico en una determinada teoría, utilizando los recursos de otro esbozo teórico, es decir llevando a cabo un método de doble revisión crítica. En otras palabras, la transcrítica consiste en entrar a una teoría con otra teoría, para realizar un análisis de su lógica y consistencia interna de una manera combinada y luego hacer lo mismo en sentido inverso.

Slavoj Zizek, en su libro Visión de paralaje, refiere a Karatani y el potencial de la transcrítica, pero lo alude desde la idea de paralaje. El paralaje es el aparente desplazamiento de un objeto debido a un cambio en la posición del observador, lo que permite contar con una nueva línea de visión. No se trata, enfatiza Zizek, de un simple cambio de la posición del observador, sino en una constatación de que sujeto y objeto están inherentemente mediados, de modo que el desplazamiento de uno supone el desplazamiento del otro, es decir no solo se da un giro del punto de vista, sino un giro ontológico que afecta tanto al sujeto como al objeto.

Luis Tapia, en su libro Marxismo transcrítico, explica que la transcrítica de Karatani es un trabajo al interior de teorías modernas en una misma tradición y propone realizar una transcrítica entre culturas y sociedades diferentes a la que llama transcrítica intersocietal, es decir la penetración de una teoría moderna por alguna forma de pensamiento no moderno y viceversa. Para Tapia es posible distinguir una transcrítica intercultural cosmológica, cuando se hace una crítica cruzada entre dos diferentes concepciones de mundo.

Sin embargo, la idea de transcrítica, ya sea desde Karatani, Zizek o Tapia, encierra en sí una reflexividad dialógica, que no implica la incorporación de conceptos de una teoría (o de un mundo) sobre otra (u otro mundo), sino la identificación de vacíos e insuficiencias, de limitaciones, que impulsan el desarrollo de respuestas a problemas identificados en este ejercicio. Se trata de identificar puntos ciegos, no visibles desde una línea de visión.

Si llevamos la transcrítica a los estudios de Derecho comparado, es posible encontrar una manera de afectar nuestra concepción de derechos, entendidos desde un lenguaje occidental. Nociones como amae en el Derecho japonés, de dharma en el Derecho hindú, o ubuntú en el Derecho africano y de suma qamaña en el Derecho boliviano pueden ser un punto de partida de transcrítica intersocietal para los estudios de Derecho comparado.

Farit Rojas T. es abogado y filósofo