Icono del sitio La Razón

Inédito viable: construir esperanza

Ni duda cabe, un tema que se ha hecho parte de nuestra cotidianidad es la crisis sanitaria del COVID-19. Hemos creído que dominamos la ciencia, la tecnología y hasta la propia naturaleza en una especie de “arrogancia de los seres humanos” (Ramakrishnan, 2020), sin embargo, un virus está causando miedo, muerte, caos económico, incertidumbre, etc. La pandemia, además, está sirviendo para hacer más visibles y agravar los grandes problemas que ya teníamos.

La crisis sanitaria también ha producido grandes efectos en la educación. Distintos estudios realizados en América Latina señalan que entre los principales efectos están: 1) La interrupción de las clases presenciales y a momentos de los procesos educativos. Sostener la continuidad de actividades educativas se convirtió en un esfuerzo sin precedentes y con importantes dificultades, siendo los aprendizajes los más afectados. 2) Los estudiantes del sistema educativo público dejaron de recibir apoyos complementarios como los llamados “almuerzos o desayuno escolar”, como efecto de esta situación, principalmente, educandos de familias pobres son los que sufren las consecuencias. 3) Las familias tuvieron que asumir las responsabilidades relacionadas a los procesos educativos, situación que puso en entredicho sus capacidades para enseñar o por lo menos de acompañar a los hijos por sus niveles de escolaridad o responsabilidades laborales. 4) Se hacen más evidentes las desigualdades sociales-económicas ocasionadas por la llamada “brecha digital”, entre unos estudiantes y familias que pueden acceder a la internet, dispositivos, plataformas y aplicaciones digitales y otros que no pueden hacer uso de estos medios. 5) Se ha incrementado el abandono escolar, principalmente en barrios pobres o zonas alejadas. 6) Principalmente las mujeres, sufren las consecuencias de la violencia doméstica y se presentan casos de embarazos prematuros que acrecientan las tasas de abandono escolar.

Ante esa problemática, tan dura por cierto, ¿qué queda? Para muchas personas, este periodo marcado por la pandemia les resulta sombrío y desalentador, desde una visión bastante pesimista, hasta se llega a suponer que “no hay más camino para andar”. La mirada desde otra perspectiva, aunque parezca insólito, puede tener respuestas desde la educación popular.

Paulo Freire, educador popular de gran relevancia en la región latinoamericana, en 1992 escribió uno de sus últimos libros: Pedagogía de la Esperanza, en esta publicación señala que se requiere esperanza y sueños para transformar la realidad. Se requiere esperanza, aunque “ella sola no gana la lucha, pero sin ella la lucha flaquea y titubea. Necesitamos la esperanza crítica… que necesita de la práctica para volverse historia concreta…”, escribe Freire. Para ello se requiere del inédito viable, de lo que no fue hecho y parece imposible con posibilidades de realizarse si partimos de nuestra esperanza y la ponemos en acción. Para que esperanza e inédito viable se consuman se precisa de la utopía “que denuncie el presente (cada vez más complejo), y prevea el futuro desde el ahora, apuntalando una política, estética y ética radical y cualitativamente distintas a las imperantes.” (Ineditviable)

Esperanza, inédito viable y utopía, ante la situación en la que nos encontramos, requiere que la humanidad construya otro modelo de vida. “Un paradigma civilizatorio en el que la vulnerabilidad y el cuidado mutuo sean algunos de sus ejes fundamentales.” (Rogero, 2021). Paradigma civilizatorio que a su vez requiere de un nuevo paradigma educativo que preserve la vida y armonía de todos los seres vivientes. La educación para construir esperanza, para hacer posible el inédito viable en contexto de pandemia, tiene que contribuir a: 1) Hacernos comprender que somos seres humildes y vulnerables; 2) Construir una sociedad resiliente ante la vulnerabilidad; 3) Conocer hasta dónde podemos llegar en nuestras aspiraciones y actuaciones desde la ética y la convivencia humana; 4) Construir un “nosotros” incluyente de toda condición humana desde el diálogo. “Se trata de ir construyendo una sociedad y una educación cuidadora de las vidas vulnerables de todos, dando prioridad a los considerados más débiles: los nadie, los sobrantes, los desechables, los descartables, como los desperdicios de la sociedad neoliberal.” (Rogero, 2021) Construyamos inéditos viables, esperanza y utopías.

Noel Aguirre Ledezma es educador popular y pedagogo. Fue ministro de Planificación del Desarrollo y viceministro de Educación Alternativa y Especial.