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Nicaragua, ‘aparta de mí este cáliz’

Apocos meses del triunfo de la Revolución Sandinista en 1979, el nuevo gobierno me seleccionó de una troika presentada por la Unesco para el cargo de asesor técnico principal, ofrecimiento que acepté de inmediato, dejando mi cómoda oficina de Naciones Unidas (UNFPA) en Nueva York para trasladarme a Managua y comenzar un fresco destino laboral. Como también participé personalmente en las revueltas del Barrio Latino en el Paris de 1968, condenamos la masacre de estudiantes en Tlatelolco, lloramos el heroísmo fatal de Allende en La Moneda, y encontramos “por fin en Nicaragua, una revancha de los sueños perdidos en Chile… era la izquierda. Una época que también fue épica”, como diría Sergio Ramírez Mercado.

Vibrando de unción revolucionaria, ya ataviado de pantalón de pana y guayabera blanca, me presenté al ministro de Educación, el exrector Carlos Tunnermann, quien con aire grave me señaló la función que esperaba de mí y dotándome de un despacho contiguo al suyo, me incorporó a la misión unesquiana que ya trabajaba en los proyectos educativos y culturales. El entusiasmo era desbordante y entre los logros más importantes, con orgullo anotamos la exitosa campaña de alfabetización que redujo en dos años la tasa de iletrados de 52% a 12,5%. En calles y plazas nos cruzábamos con miles de jóvenes soñadores llamados “internacionalistas”, que gratuitamente prestaban sus servicios con más buena voluntad que profesionalismo y cooperaban en emprendimientos sociales, agrícolas, sanitarios y hasta militares. Unos lucían blue-jeans y los más fanáticos se empaquetaban en uniformes verde-olivo para confundirse con los milicianos locales apodados los “compitas” con tolerancia y “piricuacos”, por los contras. Era la generación de una juventud que aspiraba a contribuir en la construcción de aquella ilusoria utopía moderna. Decenas de nacionalidades, incluso las más exóticas, deambulaban por el campo y la ciudad, particularmente escandinavos, rumanos, checos, búlgaros, franceses, españoles y entre los latinoamericanos aquellos evacuados de las trincheras urbanas y rurales de las guerrillas: chilenos, argentinos, colombianos y decenas de bolivianos. Mayormente organizados trabajaban los rusos y los cubanos.

La influencia del proceso castrista en la Revolución Sandinista era notoria en varias facetas de la ejecutoria política y gubernativa, con algunas diferencias de idiosincrasia localista. Daniel Ortega emulaba ser otro Fidel y llevó a su país a alinearse con el bloque soviético. Estados Unidos bajo la administración Reagan fustigó fieramente la rebeldía sandinista y armando financiera y militarmente la “contra” trató inútilmente de derrotar a los Ortegas. Sin embargo, más pudo la consulta democrática porque en las elecciones de 1990 la opositora Violeta Chamorro ganó la presidencia para el interregno (1990-1996). Daniel Ortega retornó al gobierno en 2006 y desde entonces, fue reelecto tres veces, la última con su esposa Rosario Murillo como vicepresidenta. Hoy, el camino a su cuarta reelección está regado con sangre. Lamentablemente, siguiendo la vesania de los autócratas, distorsionó el curso revolucionario con la corrupción y el atropello a los derechos humanos, empeñado en sostenerse perpetuamente en el poder, instaurando esa tiranía bicéfala muy parecida al sistema Somoza que, cuando joven, Daniel ayudó a aplastar.

Triste comprobar que la parodia de Orwell en Revuelta en la granja se cumple otra vez. Cuando los animales destierran a los patrones y se instalan en su lugar, los cerdos asumen como la casta gobernante, los perros ofician de policías y fiscales, mientras los burros son la clase trabajadora. Al principio ideológico de que “Todos los animales son iguales” se le agrega un añadido para justificar la irrupción de la nueva clase: “Pero algunos animales son más iguales que los otros”.

Dolor grande constatar que la terca obstinación del hombre que se cree providencial se impone sobre la lucha heroica del pueblo nicaragüense por la libertad y la dignidad.

Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.