Icono del sitio La Razón

¿Qué es Bolivia?

Estamos en fechas en las cuales salen a relucir las distintas concepciones sobre lo que es o lo que debería ser Bolivia. Ciertamente es un tiempo en el que se aprovechan los patrioteros que pretenden enmascarar —bajo el supuesto amor a la “patria”— el racismo, el clasismo y los comportamientos fascistas. La utilización que los golpistas de 2019 hacen de la bandera rojo, amarillo y verde fue la misma que hicieron los militares y dictadores, que bajo el discurso de la defensa de la tricolor contra el llamado “trapo rojo” del comunismo proporcionaron un justificativo al odio, las masacres, torturas y cárcel para miles y miles de bolivianas y bolivianos. ¿Qué es Bolivia y qué queremos que sea? Todavía es un proceso por resolver.

Desde el inicio de la república en 1825, un pequeño grupo se apropió para su beneficio del sueño de un pueblo de reorganizar el espacio territorial, para garantizar condiciones del vivir y auto-organizarse. Espacio que, a pesar de la invasión colonial sufrida y con todo el régimen de opresión, explotación y aniquilamiento que vivieron los pueblos originarios, fue de permanente disputa. ¡Nunca se dejó de luchar! Como ejemplo, las diferentes sublevaciones indígenas.

La república plasmó la negación de los derechos y la desigualdad entre la gente que vivía en la joven Bolivia. Los beneficiarios fueron los hijos de los colonizadores, hombres españoles nacidos aquí, quienes sinvergüenzamente excluían a los y las indígenas, y a las mujeres. La mayoría de los habitantes de Bolivia no formaban parte de la ciudadanía. Fue una mamada la república de 1825, se luchó, se murió, se propuso, pero el resultado fue —de otra manera— lo mismo que la colonia o peor porque ya confundieron y callaron al pueblo con la “independencia” y la “democracia”.

Hace 196 años que estamos luchando contra el engaño que fue la consolidación de la república de exclusiones, con grupos de gente que todavía se piensan “legítimos y legítimas herederas” de privilegios. ¡Qué absurdo! Recordar que las prácticas de la democracia estuvieron al servicio de los intereses de los grupos dominantes de poder, como los terratenientes, los capitalistas, los serviles al imperialismo norteamericano, los neoliberales de las transnacionales. Es la historia de un pueblo con una pluriversidad de pertenencias e identidades, frente a un grupo reducido de usufructuarios del sistema de poder y la violencia legalizada instaurada a través de militares y policías.

Por eso el proceso de cambios revolucionarios protagonizado por el instrumento político del pueblo, el MAS, nos da esperanza nuevamente. Retoma las esperanzas de cambiar la vida en Bolivia, abre un espacio para dignificarnos, para discutir en igualdad de condiciones cómo queremos vivir. Los pilares de la descolonización y la despatriarcalización apuntan a las profundas heridas de nuestra historia, por eso tiene —este proceso de cambios— el apoyo de mujeres y hombres honestos del pueblo boliviano. ¡Jallalla Bolivia!

Julieta Paredes es feminista comunitaria