Internet, acelerador de procesos
La tecnología —Internet en especial— es un acelerador de procesos y al acelerarlos algunas veces cambian su naturaleza. Por ejemplo, si antes de Internet nos comunicábamos por carta, teléfono fijo, telegramas y télex, lo que nos permitía recibir entre cinco y seis mensajes diarios, con el avance de la tecnología ahora podemos fácilmente recibir 50, 200 o 500 a través de WhatsApp, correo electrónico y redes sociales, entre otros. Si bien continúa siendo el mismo fenómeno: enviar y recibir mensajes para reducir la entropía de significados, cuando el ritmo se acelera, el proceso en sí mismo termina cambiando su naturaleza para convertirse en una fuente de estrés y confusión.
Lo mismo sucede con la autenticación de identidad, es decir, la acción de demostrar la identidad ante un sistema o institución para recibir un servicio sea público o privado, digamos un bono o una apertura de cuenta bancaria. Antes del desarrollo informático de las últimas dos décadas, se realizaba esta autenticación en papel, era lenta e ineficiente, muchas veces las personas no tenían un documento de identidad o tenían varias identidades. Ahora, a pesar de las excesivas fotocopias de carnet de identidad que nos piden para hacer cualquier trámite, hay computadoras por detrás, se van construyendo bases de datos informáticas con los datos personales y al acelerarse está búsqueda incesante de datos se eleva el perfil de vigilancia y control estatal, y se pone en riesgo las libertades humanas: la privacidad, el derecho a reunión y protesta pacífica, entre otros.
Por esto, cuando se dice que cualquier fenómeno asociado a Internet “existió desde hace mucho, no es nuevo”, no solo se dice una obviedad, sino que se expresa un deseo de minimización y negación del impacto de la aceleración de los procesos y el cambio de su naturaleza debido a la tecnología.
Y esto es peligroso porque construye una burbuja donde se siente que los cambios son manejables y entendibles, y no se requiere cambiar nada porque no existen nuevos problemas.
La verdad es que, al cambiar la naturaleza de los problemas, varios ya no son manejables. La inteligencia artificial, el machine learning y los algoritmos que gobiernan las plataformas tecnológicas permiten a las máquinas crear nuevos procesos independientemente de los humanos, hasta el punto que existen inteligencias artificiales y algoritmos que funcionan de formas que ni sus creadores pueden explicar ya.
Se requieren varios tipos de medidas para darle forma a las nuevas tecnologías de manera que sirvan al ser humano y no dañen a la naturaleza: están las regulatorias, lideradas por los gobiernos idealmente en conjunción con otros actores del sistema; también las tecnológicas, principalmente promovidas por las mismas plataformas tecnológicas, aunque algunas empresas ya han comenzado a trabajar en soluciones regulatorias privadas también. Y están las iniciativas de monitoreo, transparencia y alfabetización digital, principalmente promovidas por la sociedad civil.
Un entendimiento de la complejidad de los problemas ayudará a que estas soluciones propuestas sean más acertadas y ayuden a construir mundos mejores.
Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata. blog: www.internetalaboliviana. word-press.com