El aborto en Texas
En Texas, las adolescentes que necesitan abortar deben tener el consentimiento de sus padres, pero para muchas jóvenes eso no es una opción. Tal vez estén en un hogar temporal o sean menores no acompañadas en un centro de detención de inmigrantes, en cuyo caso el gobierno tiene autoridad jurídica sobre ellas. Tal vez sus padres son maltratadores o se oponen por completo al aborto.
La Corte Suprema dictaminó que los padres no tienen poder absoluto para obligar a sus hijas a continuar con embarazos no deseados, por lo que Texas, al igual que muchos otros estados, permite lo que se conoce como una dispensa judicial. Si una menor embarazada puede demostrarle a un juez que tiene la madurez necesaria para tomar la decisión por sí misma o que notificar a sus padres no es lo mejor para ella, puede obtener una dispensa que le permita abortar.
Sin embargo, la prohibición del aborto en Texas después de las seis semanas, que la Corte Suprema se ha negado a detener, acabó en la práctica con las dispensas judiciales. Incluso si una chica descubre que está embarazada en el momento en que una prueba casera puede detectarlo, superar el proceso de dispensa judicial y el periodo de espera de 24 horas del estado antes de las seis semanas de embarazo es sumamente difícil, si no es que imposible. Mientras la medida, conocida como el proyecto de ley 8 del Senado, siga vigente, el aborto no estará disponible para algunas de las adolescentes más vulnerables del estado. Según la ley, no importa si fueron violadas o si decirles a sus padres que están embarazadas las pone en peligro. Ni siquiera importa si su padre fue quien las embarazó.
Jane’s Due Process es una organización que ayuda a menores embarazadas a obtener dispensas. Rosann Mariappuram, su directora, me comentó que antes del proyecto de ley 8 del Senado, al menos una adolescente al día solía solicitar la ayuda del grupo.
Las mujeres mayores de edad con recursos pueden salir del estado para abortar. Las adolescentes que no cuentan con la ayuda de sus padres no pueden hacerlo. Si no puedes decirles a tus padres que estás embarazada, lo más probable es que tampoco puedas explicar un viaje en carretera a Nuevo México. Las personas detenidas por motivos migratorios obviamente no pueden viajar. “No hay opciones para ellas”, dijo Mariappuram.
Fue un escándalo menor cuando Scott Lloyd, un director de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados durante la presidencia de Donald Trump, utilizó su autoridad para tratar de impedir que algunas niñas migrantes abortaran. Ahora lo hace todo el estado de Texas. La escalada de autoritarismo del Partido Republicano hace que las políticas que resultaban impactantes en fechas tan recientes como 2018, dentro de poco tiempo podrían convertirse en algo rutinario.
Como informó The Washington Post, los funcionarios republicanos de al menos siete estados están considerando imitar la ley de abortos de Texas. El costo humano que esto supondrá será terrible; un amplio estudio de mujeres que querían abortar, pero se les negó el procedimiento reveló que el parto forzado tuvo consecuencias desgarradoras para su salud física y mental, sus finanzas y los hijos que ya tenían. Hay una dosis adicional de crueldad en despojar a las jóvenes con menos control sobre sus propias vidas del control sobre sus cuerpos. El margen de maniobra para las adolescentes que se encuentran en condiciones desfavorables ya era pequeño. Texas lo ha reducido a casi nada.
Michelle Goldberg es columnista de The New York Times.