Gobernador destemplado
La actitud de Luis Fernando Camacho es más propia de jefe de pandilla que de una autoridad electa.
Los actos conmemorativos de los 211 años de la gesta libertaria cruceña fueron empañados por un destemplado gobernador que negó el uso de la palabra al presidente en ejercicio del Estado, David Choquehuanca. Prohibió también la iza de la wiphala. La actitud de Camacho es más propia de jefe de pandilla que de una autoridad electa. La hospitalaria Santa Cruz es mucho más que eso.
“Con mi discurso el acto se da por cerrado”, dijo terminante un autoritario Camacho desconociendo que, por protocolo, correspondía el uso de la palabra a la máxima autoridad presente del Estado Plurinacional, el Presidente en ejercicio. Previamente, la Gobernación había prohibido que los ministros se sentasen en primera fila y ahora dice que la iza de la wiphala “en ningún momento estuvo prevista en la agenda”. Se trataba precisamente de un acto de iza de la bandera. ¿Camacho debe autorizar la iza de la wiphala?
En su discurso, Camacho habló de libertades y democracia, dijo lo que quiso en ejercicio de tales libertades, pero resulta que no fue capaz de escuchar a Choquehuanca. Parece que su idea de democracia termina en el monólogo. Su justificativo es tan torpe como su negación de la palabra: “No vamos a permitir que vengan a humillarnos, si allá en otro lugar (Expocruz y sesión del Concejo Municipal) le han dado la palabra, aquí se equivocó, aquí vamos a hacer respetar nuestra tierra” (sic).
La destemplada actitud del gobernador derivó luego en que un grupo de exaltados baje la wiphala izada poco antes por Choquehuanca junto con la tricolor. “Han venido a querer imponer su bandera, el pueblo la ha sacado, a nosotros no nos representa y es una confrontación que ellos hacen”, intentó explicar Camacho. El nuevo ultraje a la wiphala ignora que es un símbolo oficial del Estado reconocido en la Constitución Política, así como un emblema de las naciones y pueblos indígena originario campesinos.
El rudo acto “protocolar” cruceño marca un nuevo capítulo en la persistente disputa de narrativas en torno a los hechos de 2019. En su mensaje en el Concejo, Choquehuanca sostuvo: “La democracia inclusiva se defenderá con todo lo que tiene a su alcance para desterrar todas las formas de fascismo, para desterrar todas las formas de colonialismo interno y externo”. Camacho en tanto habló de “fraude electoral” y de “dictadores”. Y remató con una amenaza: “Vamos a terminar lo que empezamos”.
Más allá del olvidable episodio propiciado por Camacho y los suyos (que incluyó el chicoteo de un indígena de tierras altas), la buena noticia es que el departamento de Santa Cruz constituye un referente ejemplar e ineludible de unidad y de integración nacional; y su gente demuestra cada día, sin exclusiones ni odios, la máxima que dice: “Es ley del cruceño la hospitalidad”. Ninguna autoridad de paso, dirigente cívico o grupo violento y racista podrá impedir que en Santa Cruz habite y conviva toda Bolivia.