¿Diálogo con las personas sordas?
Las personas somos seres sociales, es casi imposible que vivamos fuera de los grupos sociales. Aprendizaje, cultura, comportamientos y relaciones son parte de la vida humana. Pero no podríamos constituirnos en seres sociales si no somos capaces de comunicarnos, no solo para conversar sino fundamentalmente para construir diálogos de saberes y culturas, encuentros y praxis en comunidad orientados a transformar la realidad. El diálogo es un desafío para abrir mentes y corazones para revisar creencias y posiciones, pero también es la búsqueda comunitaria para encontrar nuevos caminos que nos permitan ser parte plena de la humanidad.
Eso en teoría, en los hechos existen muchas personas que no pueden ejercer plenamente su derecho a convivir, comunicarse y dialogar con todos los seres humanos, sean éstos de su familia, cuando siguen los medios de comunicación social, cuando estudian, cuidan su salud, precisan justicia y cuanta actividad requieren en su diario vivir, parte de esta realidad es la cotidianidad de las personas sordas. Por esas razones, la Federación Mundial de Sordos, en coordinación con la Organización de Naciones Unidas (ONU), con el propósito de aumentar la conciencia pública sobre la lengua de señas y su importancia vital para los derechos fundamentales, así como para apoyar y proteger la identidad lingüística y la diversidad cultural de todas las personas sordas y otros usuarios, ha instituido que el 23 de septiembre se conmemore el Día Internacional de las Lenguas de Señas.
La identidad lingüística para las personas sordas no es un asunto únicamente de comunicación, es la afirmación de su cultura y es primordial para la constitución de una sociedad inclusiva y con equidad; para ello, es necesario entender lo que supone su diario vivir y comprensión del mundo. Una aproximación a esta realidad se puede encontrar en los relatos de Emmanuelle Laborit, francesa, sorda de nacimiento, que publicó su libro El grito de la gaviota a sus 22 años como testimonio de una joven que conoció la soledad absoluta, duda y desesperación, pero también la dicha, solidaridad y gloria, así como su lucha por subsistir en un mundo «diferente» y por el reconocimiento de los derechos de las personas sordas.
Emmanuelle, en el libro mencionado, entre muchos otros temas, afirma de manera contundente: “Mi lengua de señas es mi verdadera cultura», “Las palabras son una cosa rara para mí desde la infancia. ¿Qué querían decir aquellos gestos de la gente que había a mi alrededor, con sus bocas en forma de círculo, o estiradas en muecas diferentes, con los labios en posiciones curiosas?”, demostrando la profunda relación entre la lengua de señas y la cultura de personas sordas, así como el significado de la palabra hecha gesto. También nos habla del desarrollo de un fuerte instinto de supervivencia a través del diálogo con los demás: «Vivo con los que oyen, me comunico con ellos; vivo con los sordos, me comunico todavía mejor; es lo normal. Pero el esfuerzo necesario para esta comunicación siempre lo tenemos que hacer nosotros», afirma convencida sobre la relación entre comunicación y vida. También nos explica las otras maneras de ver la vida desde la perspectiva de la persona sorda, “Ser alguien, comprender que se está vivo. A partir de ahí pude decir ‘YO’. Antes decía ‘ELLA al hablar de mí”, “Los conceptos más sencillos eran aún más misteriosos… Mi cerebro funcionaba en el presente. ¿Qué significaban el pasado y el futuro?”, “¿Quién soy? Yo, que me creía única y destinada a morir niña, como imaginan muchos niños sordos… Soy sorda no quiere decir: Yo no oigo. Quiere decir esto: He comprendido que soy sorda.” Aspectos que explican por qué la lucha de Emmanuelle es política y por su comunidad: «Año de compromiso ‘político’ también. Participo en manifestaciones a favor del reconocimiento de la lengua de señas», manifiesta.
Así, con la premisa de que nuestro propósito es el diálogo equitativo con las personas sordas, la lucha por sus derechos y por la valoración de la lengua de señas y la cultura sorda para seguir construyendo, nuestro Estado Plurinacional, Intra e Intercultural, y Plurilingüe está vigente. Es necesario que, tanto la sociedad como las instancias estatales, comprendamos esta situación y actuemos en consecuencia. Al final de cuentas, no podrá haber inclusión si no se reconoce como idioma oficial a la Lengua de Señas Boliviana.
Noel Aguirre Ledezma es educador popular y pedagogo. Fue ministro de Planificación del Desarrollo y viceministro de Educación Alternativa y Especial.