Amazonía transformada

La Amazonía, con una extensión de más de 8,47 millones de km2 compartidos entre nueve países: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Guyana Francesa, Perú, Surinam y Venezuela, representa el 47% de América del Sur. Es una región megadiversa con una variedad de ecosistemas. Contiene el bosque tropical continuo más extenso del mundo y juega un rol muy importante como regulador del ciclo de carbono y del cambio climático. Además, posee una gran diversidad cultural con más de 410 grupos indígenas que poseen un legado cultural único.
Por otra parte, la Amazonía también es un territorio de altísima diversidad socioambiental en proceso de cambio acelerado, lo que genera presiones, amenazas y grandes transformaciones en el paisaje de esta región.
El 30 de agosto, la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), en Alianza con MapBiomas dieron a conocer los resultados de Colección 3.0 MapBiomas Amazonía, una herramienta de mapeo que a partir de imágenes satelitales permite monitorear los cambios del uso del suelo a nivel de toda la Amazonía y hacer seguimiento de las presiones sobre sus bosques y ecosistemas naturales (https://dev-qa.la-razon.com//amazonia.mapbiomas.org/). Los resultados revelan que entre 1985 y 2020, la Amazonía perdió el 52% de sus glaciares y 74,6 millones de hectáreas de su cobertura vegetal natural, un área equivalente al territorio de Chile. En el mismo periodo hubo un crecimiento del 151% en la agropecuaria, es decir, de los 48,6 millones de hectáreas que había en 1985, a 2020 esta área casi triplicó, alcanzando a 122,1 millones de hectáreas.
Asimismo, en este periodo, en la cuenca amazónica de Bolivia se perdió alrededor de 6,9 millones de hectáreas de su cobertura vegetal natural y la agropecuaria creció un 464%, de los 1,5 millones de hectáreas que había en 1985 se pasó a 8,2 millones de hectáreas en 2020.
Por otro lado, estudios recientes publicados en la revista Science Advances apuntan que la pérdida de 20 a 25% de la cobertura boscosa de la Amazonía podría significar el tipping point (punto de no retorno) para los servicios ecosistémicos de la región. Si continuara la tendencia actual verificada por MapBiomas, este punto de inflexión se podría alcanzar en esta década.
Estos resultados nos deberían llamar la atención. La situación de la Amazonía tiene que convertirse en un asunto de prioridad esencial, requiere de acciones urgentes en todos los niveles, local, nacional, regional e internacional, tanto en el ámbito público como en el privado.
“Reconstruir la historia de nuestra Amazonía mirando los cambios año a año de sus coberturas naturales, identificando pérdidas de coberturas tan importantes como los glaciares y los bosques en general, nos ayuda a construir y proponer estrategias más exactas de conservación”, Beto Ricardo, coordinador de la RAISG.
Saúl Cuéllar es gerente de Proyectos de la FAN.