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Neoliberalismo vs. neopopulismo

En las recientes elecciones en Perú y actualmente en la pelea electoral de Chile, el debate se ha centrado en las propuestas económicas y han tendido a reducir la discusión en la elección de mercados o populismo, en el caso del Perú, o en el peligro de la bifurcación, en el caso de Chile, si gana Boric, candidato de izquierda, puesto que según algunos economistas “el país arriesga a moverse en la dirección de los peores ejemplos de la región, incluso Venezuela”.

Así de simple, toda una discusión sobre el rumbo económico de un país se reduce a la dicotomía o falsa alternativa entre liberalismo económico o intervención del Estado.

El enfoque neoliberal es presentado en los medios como una propuesta técnica, seria, que proviene de los economistas, mientras que el planteamiento “populista”, cuyo término se utiliza en forma peyorativa y descalificadora, es una propuesta política e ideológica y que, según la RAE, pretende atraer a las clases populares, aunque nadie dice que el neoliberalismo pretende atraer a las clases más altas.

Tanto el neoliberalismo como el neopopulismo tienen sus vertientes económicas en el profuso árbol genealógico de la economía. El neoliberalismo está más asociado a la escuela neoclásica, a los Chicago Boys de Milton Friedman, a la corriente del ofertismo (reducción de impuestos) que inspiró la experiencia de Thatcher y Reagan y la corriente del neoinstitucionalismo. Estrictamente deberían llamarse neoconservadores, aunque en la región a la experiencia chilena se la bautizó con el modelo neoliberal.

Como corriente económica, el neopopulismo está más relacionado con la corriente marxista continuadora de la economía política, pero principalmente está muy vinculado a la corriente keynesiana, especialmente en cuanto al rol del Estado en la economía y, en el caso latinoamericano, al pensamiento estructuralista de la CEPAL. Es un término utilizado para descartar las experiencias que se apartan del dominio del mercado, la privatización, la liberalización comercial y financiera, y la libre inversión extranjera.

De esta forma, a las políticas neoliberales se denominaban políticas correctas por parte de los organismos como el FMI, mientras que al resto de países como Venezuela, Argentina, en su momento Ecuador y Brasil, así como Bolivia, se los etiquetaba como “populistas” y como peores ejemplos.

Sin embargo, tanto la teoría como la realidad en materia de política económica nos muestran que existen distintas alternativas y combinaciones en la intervención del Estado y el rol del mercado, así como distintos manejos del instrumental o arsenal económico, como la política tributaria, cambiaria, monetaria, y en especial en el manejo del gasto fiscal con fines redistributivos del ingreso, como demuestro en el análisis de los casos de Bolivia y Chile en mi libro Neoliberalismo vs. neopopulismo: un falso debate, de próxima aparición en formato digital a través de Amazon, iBooks y Google Play.

Es así que si comparamos la economía con la medicina, es tan equivalente que cuando el paciente tiene un problema, la primera discusión es si lo operan o le dan un tratamiento de acuerdo con la gravedad del caso, lo que en economía sería tratamiento de shock o gradual. La segunda discusión es que si está en la sala de operaciones el paciente, los médicos deben utilizar todo el instrumental o arsenal médico para salvarlo y no pueden descartar de entrada o prohibir el uso de algunos instrumentos.

Chile, por ejemplo, aplicó restricciones a los movimientos internacionales de capitales en la década de los 90. En el caso boliviano, el Decreto 21060 fue un ejemplo de tratamiento de shock que tenía medidas ortodoxas (liberalización de precios, cambios y financiera) como heterodoxas (no pago de la deuda, bolsín, entrega obligatoria de divisas). En el modelo de economía plural (2006-2019) se mantuvo la Ley SAFCO, la Ley de Participación Popular, un sistema de precios centrado en el mercado, el mecanismo del bolsín, un régimen monetario basado en cantidades de dinero, un sistema financiero saneado y supervisado. Por supuesto otras medidas se modificaron (Bonosol- Renta Dignidad) y otras se cambiaron radicalmente, como la capitalización.

Como una reflexión final de mi libro, en formato digital, señalo que tanto el modelo neoliberal de Chile como el modelo de economía plural en Bolivia, si bien fueron producto de las condiciones históricas para su surgimiento y tuvieron un éxito relativo en su momento, la gran preocupación es el peligro de agotarse al no adaptarse a las nuevas condiciones cambiantes de su economía, sociedad y los intereses y preocupaciones de la gente.

Gabriel Loza Tellería es economista, cuentapropista y bolivarista.