Tenemos que hablar
La filtración de un estudio de difusión interna financiado por Facebook, que muestra evidencias de los daños que produce la vida online en Instagram en adolescentes y jóvenes con relación a desórdenes alimenticios y tendencias suicidas es el más reciente escándalo que esa empresa tiene que enfrentar.
La persona que protagonizó la filtración de cientos de miles de documentos internos es la exempleada del área de integridad de Facebook, Frances Haugen. Ella ha mencionado que ha filtrado esta información porque vio que Facebook decidió por su beneficio y no por el bienestar de sus usuarias a pesar de tener conocimiento de este estudio. Algunas cosas mencionadas por este estudio es que 13,5% de las usuarias declaran que los pensamientos suicidas empeoran con el uso de Instagram y el 17% declara la misma tendencia con relación a desórdenes alimenticios.
Facebook ha respondido que hace mucho por sus usuarios adolescentes y jóvenes, pero no ha declarado nada específicamente de ese estudio. Necesita encontrar formas de recuperar credibilidad y no solo por los derechos humanos sino porque TikTok y Discord son competencias con tendencias muy altas y le están pisando los talones. Esta situación además empeora frente a otro golpe que recibió con el corte de los servicios de todas sus empresas por cinco horas el 4 de octubre, lo que despertó la incomodidad con elecciones tan centralizadas en una sola empresa acerca de las plataformas de comunicación digital que usamos.
Las empresas digitales, en este caso Facebook, tienen responsabilidad en estos temas; sin embargo, son ante todo preocupaciones sociales que apelan a nuestro rol ciudadano, no al rol de consumidores. En Bolivia, también tenemos que hablar acerca de estos efectos en las y los jóvenes, y las formas de enfrentarlos.
No podemos salir con una idea corta como la de alejar a los jóvenes de las redes sociales porque no va a funcionar, son generaciones que han crecido insertas en los mundos digitales, no los dejarán por imposición. Por otro lado, la alfabetización digital es un camino, pero hay decisiones más integrales que tomar. La pregunta central es ¿cómo hacemos para preservar los espacios digitales de manera que sean saludables y seguros para los más jóvenes, para todos?
Las empresas deben ser más transparentes en sus procesos de toma de decisiones y procedimientos, han tomado un rol que no les corresponde y deben retroceder, lo que probablemente signifique que obtengan menos ganancias. Ciertamente también, la sociedad civil tendrá que tomar roles más activos en el control de las empresas y para eso es necesario estudiar y aprender. Finalmente, la transparencia necesita gente que la entienda y la use.
Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata. blog: www.internetalaboliviana. wordpress. com