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Fundempresa, la paradoja de su constitución

/ 28 de octubre de 2021 / 00:50

Probablemente no encontremos una entidad más ilusoriamente altruista que la Fundación para el Desarrollo Empresarial (Fundempresa). Su presidente, Rolando Kempff Bacigalupo, en un artículo publicado en La Razón, titulado Fundempresa, entidad transparente y confiable, no tiene más que buenos cumplidos para la misma, caracterizándola como una fundación sin fines de lucro, la mejor muestra de una alianza público-privada, y que permite alcanzar una mayor formalización de la economía beneficiando a los emprendedores. Nada más alejado de la realidad que sus aseveraciones. Es realmente una gran paradoja, el protector del emprendimiento empresarial desincentiva el emprendimiento empresarial.

Claramente no es la única entidad que genera “trabas” cuando un ciudadano pretende invertir su capital en constituir una empresa; sin embargo, es la única entidad que termina haciendo exactamente lo contrario de lo que predica. Por esta razón, en las siguientes líneas transparentaré sus verdaderas intenciones.

¿Entidad sin fines de lucro? Una de las principales características de una fundación sin fines de lucro es, justamente, no lucrar, es decir, que persigue un fin diferente al de obtener un beneficio económico. Sin embargo, desde 2001 hasta 2020, por concepto de derecho de concesión de la administración del registro de comercio, Fundempresa transfirió al Gobierno el 40% del total de sus ingresos netos ($us 30.209.098) y el restante 60% ($us 45.313.647) quedó en manos de la oligarquía empresarial. En ambos casos, más allá de algunos seminarios o talleres que hayan promovido, no se conoce de una inversión real a beneficio de los ciudadanos emprendedores.

¿La mejor muestra de una alianza públicoprivada? Fundempresa es prueba de que no todo lo privado es bueno y de que no toda alianza significa desarrollo —al menos no para los ciudadanos emprendedores—. Esta entidad fue creada por un conjunto de estructuras de poder: por un lado, la oligarquía empresarial, constituida por la Cámara Nacional de Comercio (CNC), la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), la Cámara Nacional de Industrias (CNI) y la Cámara de Constructores de Santa Cruz (Cadecocruz). Y, por otro lado, por la élite gobernante de 2001 (presidencia de Jorge Quiroga Ramírez).

Actualmente, el gobierno del MAS solo respetó esta “alianza” para que la oligarquía empresarial se dedique exclusivamente al ámbito privado y no se inmiscuya en la política del país; pero, ante su clara participación en el gobierno de Jeanine Áñez, se entiende la razón por la cual decidió no renovar el contrato a Fundempresa y sustituirla por Seprec, una entidad 100% pública que operará en 2022.

¿Fomenta la formalización de la economía y beneficia a los emprendedores? Diversos organismos internacionales señalan que no. El informe Doing Business 2020 del Banco Mundial —el cual proporciona una medición objetiva de las regulaciones para hacer negocios— , ubica a Bolivia en el puesto 150 de un total de 190 países. Así también, según la Organización Internacional del Trabajo, los índices de informalidad empresarial en Bolivia en la gestión 2020 se han elevado a 84,9%. Y Fundempresa, en cierta medida, es responsable de estos datos desfavorables, ya que forma parte de un conjunto de trámites burocráticos, engorrosos y costosos que son necesarios para conformar una empresa legalmente constituida.

En política, cuando hay un problema que dura mucho tiempo es porque a alguien le favorece. ¿Realmente las autoridades creen que la informalidad es un problema? No debería sorprendernos si creen que no lo es, debido a que gran parte de quienes votaron en las elecciones nacionales y subnacionales pertenecen al sector comercial informal.

Históricamente el poder político y económico se ha reservado solo a un puñado de personas; por esta razón, los emprendedores no solamente pagan impuestos al Estado, también pagan impuestos a la oligarquía empresarial a través de Fundempresa. Esta entidad es la confabulación de un conjunto de estructuras de poder público-privadas a desmedro de la sociedad. No es parte de la solución, es parte del problema. Y a los problemas como tal, hay que solucionarlos. No formalizarlos.

Mauricio Quiroga Arias es abogado.

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Dejen gobernar al Presidente

/ 14 de octubre de 2022 / 02:02

Mi voto no fue por él, sino por la democracia. ¿La democracia es perfecta? No, en absoluto. Es imperfecta porque es una invención filosófica propia del ser humano. Sin embargo, es el sistema de gobierno — por excelencia— menos corrompible. La calidad democrática del país está sobre la mesa, y los matices autoritarios del Gobierno ahondan el debate, pero aún no vivimos en un régimen dictatorial; si fuese el caso, el pensar distinto se consideraría un delito castigado con pena privativa de libertad y, por ende, jamás esta columna podría ser publicada en este medio de prensa.

La victoria de Arce en las elecciones generales de 2020 es indiscutible: 55,11% de votos a su favor no es un dato que fácilmente pueda pasar inadvertido, no obstante, las bancadas opositoras de Comunidad Ciudadana (CC) y Creemos, movidas por sus conveniencias, prefieren aludir ceguera frente a lo evidente. Debemos prestar mucha atención al contenido de sus frecuentes declaraciones, pues, son perceptibles sus deseos altamente subversivos; temo que por la ambigüedad respecto al compromiso que tienen con la democracia podrían no respetar su primer principio: aceptar los resultados electorales.

La vida es un proceso de revelaciones, nuestra historia está caracterizada por una sucesión de turbulencias políticas traducidas en más de 200 revoluciones, la más reciente, la “revolución de las pititas” revela una fatídica verdad: siempre hemos estado subyugados a políticos que nos venden una falsa representatividad, ya que en realidad forman parte de grupos de presión bien organizados que únicamente defienden sus intereses concretos de preservación de espacios de poder. Sus cargos dependen del nivel de confrontación y polarización que puedan generar a través del falso dilema de golpe de Estado/fraude electoral. Sin embargo, la única verdad es la realidad, ¿están preparados? Ahí les va:

El expresidente Evo Morales Ayma y el gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, son asiduos representantes del populismo de izquierda y de derecha, junto a sus fieles discípulos, no tienen la mínima vocación democrática. Por un lado, Morales estuvo en el poder 13 años, 9 meses y 18 días, en las elecciones generales de 2019 se postuló a un cuarto mandato inconstitucional, alegando que la reelección indefinida era su “derecho humano”, maquinó un fraude electoral para declararse ganador y, ante la verdad descubierta, huyó a México, no sin antes ordenar las renuncias de sus sucesores para generar un vacío de poder; por el otro, Camacho, el 10 de noviembre de 2019, en una conferencia de prensa, además de exigir la renuncia de Morales, dijo: “debe irse la sucesión constitucional (…), tienen que renunciar los senadores y diputados, así como también los miembros del Tribunal de Justicia, así como también los miembros del Tribunal Supremo de Justicia y del Tribunal Constitucional. Dar lugar a la conformación de una junta de gobierno transitorio conformada por notables de toda la población”. ¿Quiénes eran los “notables” que tenía en mente? Con seguridad, su nombre fue el primero de su lista.

Por sus obras los conoceréis, sabio proverbio que nos ayuda a comprender lo que realmente son estos personajes, pues hablar de democracia no es lo mismo que practicarla. La verdadera confrontación no es entre nosotros —los ciudadanos de a pie alejados de la política partidaria, pero no ajenos a la política de nuestro país—, sino entre estructuras de poder de élites y oligarquías cuyo rostro visible son los partidos políticos.

La verdad engendra el odio. La verdad crea enemigos. El gobierno de Arce es plenamente legal y legítimo; a pesar de ello, nos encontramos en medio de una clase política dispuesta a anularse entre sí, ¿es tan desatinado ponernos a nosotros en primer lugar? Es cierto que tenemos nuestra cuota de responsabilidad, mas no significa que aceptemos sus pretensiones de llevarnos a un nuevo escenario de incertidumbre.

Friedrich Hayek dijo: “Son las ideas las que en última instancia definen la evolución social, económica y política de las naciones”. Estamos en una época de cambio de ideas y es lo que nos caracteriza en este momento; las ideas socialistas están siendo desplazadas por las ideas de la libertad, puesto que ni la evidencia empírica e histórica han podido avalarlas.

El cambio da miedo, crea incertidumbre y desorden, pero el único camino debe ser a través del cumplimiento efectivo de los mecanismos democráticos que las normas nos permiten, y no por la imposición. Con democracia, todo. Sin democracia, nada.

Mauricio Quiroga Arias es abogado.

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¿Bolivia Tv, medio del Estado?

/ 9 de diciembre de 2021 / 01:42

El 3 de noviembre, la viceministra de Comunicación, Gabriela Alcón, presentó un informe denunciando que, durante el gobierno de Jeanine Áñez, se realizó una serie de contrataciones discrecionales e irregulares de servicios profesionales en Bolivia Tv. Probablemente sus denuncias tengan fundamento, la arbitrariedad en el manejo de las instituciones públicas ha sido una característica compartida de todos los gobiernos. Sin embargo, en este caso en particular, percibo un show de marketing político del más bajo nivel, puesto que son verdades a medias, y estas son las más peligrosas.

Gobernar, por regla general, siempre ha sido “cosa de pocos”, por lo que las instituciones del Estado sistemáticamente han sido tomadas como propiedad del gobierno que se encuentre de turno. Prueba de ello es Bolivia Tv, que aún sigue siendo manejada como una herramienta de manipulación mediática, informando a través de una visión claramente sesgada y parcializada.

Si bien los términos Estado y Gobierno son usados indistintamente en discursos políticos, vale mencionar que conllevan diferencias sustanciales. Un Estado es una estructura política constituida por una población, territorio y gobierno. Mientras que gobierno puede ser entendido bajo dos acepciones, funcional y estructural, ya que es algo del Estado y para el Estado, pero no es el Estado.

Hemos sido testigos de cómo varios gerentes generales de este medio de comunicación estatal han pasado de denunciantes a denunciados. Durante el gobierno de Morales, solo entre 2017 y 2018, han sido posesionados ocho gerentes y, aunque parezca sorprendente, uno de ellos no duró en el puesto más de 17 días. Así también, durante el breve gobierno de Áñez, su primer gerente no duró más de cuatro meses en el cargo, y su segundo gerente sufrió el mismo destino. Por último, el gobierno de Arce arrastra el mismo mal resabio, su primer gerente renunció a los seis meses de su posesión, y no causaría sorpresa si su actual gerente no supera un año de gestión.

Gran parte de estas exautoridades fueron destituidas o renunciaron por denuncias concernientes a presuntos actos de corrupción, acoso sexual, o por no haber aceptado la línea editorial impuesta desde el Órgano Ejecutivo. Estos hechos desenmascaran las verdaderas intenciones que hay detrás de la retórica discursiva de todos los gobiernos. El nepotismo se antepone a la meritocracia, y la consecuencia son instituciones públicas convertidas en agencias de empleo para aquellos afines al partido gobernante. En consecuencia, Bolivia Tv, una institución que en teoría normativa pertenece a todos, en realidad pertenece a pocos.

Al tercer presidente de los Estados Unidos, Thomas Jefferson, se le atribuye la siguiente frase: “El mejor gobierno es el que menos gobierna”. La visión romántica y utópica de que el gobierno es el amigo de la sociedad ha chocado de forma casi irreconciliable con la realidad. El presidente Arce, si desea realmente consolidar la institucionalidad democrática del país, debe comenzar democratizando la libertad de expresión en Bolivia Tv, devolviéndole la credibilidad y la objetividad periodísticas. Para cumplir estos fines, debe tomar dos acciones: incorporar a figuras políticas opositoras en la toma de decisiones, y otorgarles espacios para que puedan informar y analizar, desde una perspectiva diferente, la coyuntura del país. No tengo dudas que estas decisiones serán claves para generar la gobernabilidad que el país necesita.

En nuestra condición de gobernantes o gobernados, debemos dejar de estigmatizar a aquel que piensa distinto porque esa es una forma sutil de persecución ideológica. El oficialismo necesita una cierta dosis de coraje político para admitir la crisis institucional que atraviesa Bolivia Tv. Y la clase política opositora, como acto de honestidad, debe admitir que no tiene una propuesta y visión concreta de país, sus rutinarias protestas sin propuestas solo demuestran su mediocridad que, personalmente, las veo con cierto grado de vergüenza personal.

Hay realidades políticas que no podemos ignorar. Sería hipócrita afirmar que Bolivia Tv es el único medio de comunicación alineado a una ideología política. Varios medios de comunicación atraviesan un problema de conflicto ético, dejando de lado los valores y principios que sustentan un Estado de derecho democrático como el nuestro. Como ciudadanos, si no denunciamos estos actos, terminaremos siendo cómplices.

Mauricio Quiroga Arias es abogado.

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La batalla de los idiotas

/ 27 de agosto de 2021 / 02:21

En todas las edades, cualquiera sea la forma y nombre de un gobierno, ya sea monarquía, república o democracia, varias oligarquías acechan detrás de la fachada. ¿Aún crees que no fueron los actores principales del fraude electoral y del golpe de Estado?

Jeffrey A. Winters, en su libro Oligarchy, describe a los oligarcas como “actores que comandan y controlan concentraciones masivas de recursos materiales que pueden desplegarse para defender o mejorar su riqueza personal y posición social exclusiva”. La interrogante es si realmente fuimos nosotros, los ciudadanos, quienes echamos a Evo Morales y Jeanine Áñez de la presidencia del país, o fueron las oligarquías.

Sin duda las protestas ciudadanas consecuentes del fraude electoral realizado por el MAS en las elecciones generales de 2019 fueron plenamente genuinas y legítimas, pero, ¿se hubiera logrado la renuncia de Evo Morales sin la intervención de las oligarquías opositoras del país? Particularmente, deduzco que habría sido poco probable.

Pretender que Mesa, Camacho, Pumari y demás personalidades políticas no tenían intereses personales al acaudillar y apadrinar las protestas que sucedían en el país es, ingenuamente, un pecado; y haber creído en el discurso pacifista de Evo Morales y Álvaro García alegando respeto a las leyes y a la voluntad del pueblo, también lo es. Pasamos de ser actores principales a marionetas de un conjunto de estructuras de poder —oligarquías cruceñas, partidos políticos, élites de poder— que usaron a un movimiento ciudadano para saciar sus fines políticos, y la consecuencia fue un gobierno nuevamente autoritario, cuyo único objetivo fue asaltar las arcas del Estado. Nos vendieron un remedio que resultó peor que la enfermedad.

Ese fue el comienzo de la batalla de los idiotas: estructuras de poder que se apoderaron de una lucha que no les correspondía, y en un país como el nuestro donde el Estado de derecho es débil, les fue fácil utilizar sus recursos materiales para comprar fuerzas de seguridad (milicias o pequeños ejércitos); pagar a policías y militares; y financiar a gente para manifestarse en las calles como si fueran movilizaciones desde abajo. Estas estructuras de poder (del MAS y de la oposición) calcularon cuánto les costaría acumular cientos de personas durante un periodo de semanas para desestabilizar al país, y, sin duda, lo hicieron.

Disfrazaron sus conflictos de intereses con una lucha de principios democráticos. Se subieron a la palestra sin permiso de nadie con un falso sentimiento de superioridad moral derivado de la convicción de que sus propias creencias o afiliaciones son más virtuosas que las de los demás. Se creyeron dueños de la verdad y que su propuesta es la buena y la de los otros es la mala.

Y la batalla de los idiotas aún continúa, con discursos vacíos apelando a las emociones y los sentimientos de las personas porque saben que influyen más en la opinión pública que los hechos y la verdad. El MAS es consciente de que en las elecciones generales de 2019 cometieron un fraude electoral descarado (por más informes universitarios que ostenten); y la oposición es consciente de que la asunción de Jeanine Áñez a la presidencia del país fue decidida dentro de cuatro paredes en una universidad por sujetos ajenos a la institucionalidad democrática (asunción plagada de irregularidades legales).

Su objetivo no es decir la verdad, es polarizar a la sociedad. En política todo se quiere polarizar, volver todo blanco o negro, lo que realmente nunca es así. Ese ejercicio de los buenos y los malos está destruyendo la democracia y no permite que podamos conocer la verdad.

Con la polarización están generando una intolerancia con altos costos para los ciudadanos y que mantienen a la sociedad en un estado permanente de crispación y de parálisis. ¿División entre unos y otros es lo que la democracia necesita?

En realidad, los políticos adoran el lenguaje políticamente correcto porque detestan sentirse incómodos cuando les decimos lo que en verdad son. No se siguen a los idiotas, una persona que les dedica su tiempo se convierte en eso, en un idiota. Por esta razón, cuando volvamos a escuchar sus discursos, reflexionemos cuál realmente es el trasfondo de sus mensajes.

Mauricio Quiroga Arias es abogado.

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