Fundempresa, la paradoja de su constitución
Probablemente no encontremos una entidad más ilusoriamente altruista que la Fundación para el Desarrollo Empresarial (Fundempresa). Su presidente, Rolando Kempff Bacigalupo, en un artículo publicado en La Razón, titulado Fundempresa, entidad transparente y confiable, no tiene más que buenos cumplidos para la misma, caracterizándola como una fundación sin fines de lucro, la mejor muestra de una alianza público-privada, y que permite alcanzar una mayor formalización de la economía beneficiando a los emprendedores. Nada más alejado de la realidad que sus aseveraciones. Es realmente una gran paradoja, el protector del emprendimiento empresarial desincentiva el emprendimiento empresarial.
Claramente no es la única entidad que genera “trabas” cuando un ciudadano pretende invertir su capital en constituir una empresa; sin embargo, es la única entidad que termina haciendo exactamente lo contrario de lo que predica. Por esta razón, en las siguientes líneas transparentaré sus verdaderas intenciones.
¿Entidad sin fines de lucro? Una de las principales características de una fundación sin fines de lucro es, justamente, no lucrar, es decir, que persigue un fin diferente al de obtener un beneficio económico. Sin embargo, desde 2001 hasta 2020, por concepto de derecho de concesión de la administración del registro de comercio, Fundempresa transfirió al Gobierno el 40% del total de sus ingresos netos ($us 30.209.098) y el restante 60% ($us 45.313.647) quedó en manos de la oligarquía empresarial. En ambos casos, más allá de algunos seminarios o talleres que hayan promovido, no se conoce de una inversión real a beneficio de los ciudadanos emprendedores.
¿La mejor muestra de una alianza públicoprivada? Fundempresa es prueba de que no todo lo privado es bueno y de que no toda alianza significa desarrollo —al menos no para los ciudadanos emprendedores—. Esta entidad fue creada por un conjunto de estructuras de poder: por un lado, la oligarquía empresarial, constituida por la Cámara Nacional de Comercio (CNC), la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), la Cámara Nacional de Industrias (CNI) y la Cámara de Constructores de Santa Cruz (Cadecocruz). Y, por otro lado, por la élite gobernante de 2001 (presidencia de Jorge Quiroga Ramírez).
Actualmente, el gobierno del MAS solo respetó esta “alianza” para que la oligarquía empresarial se dedique exclusivamente al ámbito privado y no se inmiscuya en la política del país; pero, ante su clara participación en el gobierno de Jeanine Áñez, se entiende la razón por la cual decidió no renovar el contrato a Fundempresa y sustituirla por Seprec, una entidad 100% pública que operará en 2022.
¿Fomenta la formalización de la economía y beneficia a los emprendedores? Diversos organismos internacionales señalan que no. El informe Doing Business 2020 del Banco Mundial —el cual proporciona una medición objetiva de las regulaciones para hacer negocios— , ubica a Bolivia en el puesto 150 de un total de 190 países. Así también, según la Organización Internacional del Trabajo, los índices de informalidad empresarial en Bolivia en la gestión 2020 se han elevado a 84,9%. Y Fundempresa, en cierta medida, es responsable de estos datos desfavorables, ya que forma parte de un conjunto de trámites burocráticos, engorrosos y costosos que son necesarios para conformar una empresa legalmente constituida.
En política, cuando hay un problema que dura mucho tiempo es porque a alguien le favorece. ¿Realmente las autoridades creen que la informalidad es un problema? No debería sorprendernos si creen que no lo es, debido a que gran parte de quienes votaron en las elecciones nacionales y subnacionales pertenecen al sector comercial informal.
Históricamente el poder político y económico se ha reservado solo a un puñado de personas; por esta razón, los emprendedores no solamente pagan impuestos al Estado, también pagan impuestos a la oligarquía empresarial a través de Fundempresa. Esta entidad es la confabulación de un conjunto de estructuras de poder público-privadas a desmedro de la sociedad. No es parte de la solución, es parte del problema. Y a los problemas como tal, hay que solucionarlos. No formalizarlos.
Mauricio Quiroga Arias es abogado.