Educación y el litio
Se ha cambiado de autoridad del Ministerio de Educación, desde la semana anterior la nueva cabeza de esa institución es Édgar Pary Chambi, quien ha sido director general de la Escuela de Formación de Maestros. Sin duda tiene enormes retos que enfrentar, ya que ahora está a cargo de un ministerio central para el desarrollo de Bolivia y que viene con retrasos importantes, entre los que el más notorio —aunque no necesariamente el más importante— en los últimos meses ha sido la política de educación virtual o educación a distancia, presionada en su implementación por la cuarentena contra el COVID-19. Esta implementación dejó al descubierto que políticas centrales como una computadora por alumno quedaron a medias y que existen falencias sobre todo de habilidades y conocimiento de uso tecnológico de parte de todos los actores de las comunidades educativas.
Sin embargo de esta urgencia, quiero referirme a una política menos evidente pero que está en la base del problema de esa política de educación virtual y otras políticas educativas, me refiero a la política pública de ciencia, tecnología e innovación, una que no da frutos inmediatos, sino en un mediano y largo plazos. Existe un viceministerio a cargo, aunque se ha visto poco del trabajo que realiza. En 2013 elaboró un Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación que está esperando por el presupuesto para ejecutarse mientras otras reparticiones de Estado, ante la ausencia de directrices, se dedican a actividades puntuales que no atacan los problemas centrales y, en cambio, premian innovadores o realizan eventos cortos de capacitación tecnológica.
Con la aceleración de la innovación y el uso tecnológico a nivel global, la educación y la investigación en tecnología son las herramientas principales para habilitarse como un jugador más o menos activo. Estoy hablando de educación que nos permita como país procesar grandes bases de datos, automatizar procesos con base en big data, cambiar a energías alternativas, por ejemplo.
Podemos ver esas dinámicas como muy lejanas de la realidad nacional, pero lo cierto es que Bolivia puede convertirse en un jugador central en estas dinámicas globales por sus reservas de litio, mineral necesario para cualquier batería de dispositivos tecnológicos, y no solo pensemos en celulares y computadoras, sino también en autos eléctricos, entre varios otros.
En algún momento cercano se tendrá que comenzar a gestionar la explotación de litio, para lo que se va a requerir recursos humanos alta y medianamente calificados en gestión tecnológica para hacer funcionar la explotación del mineral y también para promover negocios locales de servicios basados en esa explotación.
Además, por las susceptibilidades que despiertan y para dar mayor transparencia a estos negocios, también se requiere de una sociedad civil informada para ejercer un control social de esa actividad económica y dar certezas que generen desarrollo para el país.
Más allá de las peleas políticas, hay temas como este que deben ser atendidos por el Gobierno, por la oposición y la sociedad civil, de manera urgente. Ya es tiempo de que nos concentremos en los temas de fondo y que comencemos cuanto antes.
Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata. blog: www.internetalaboliviana. word-press.com.