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La anexión progresiva de Cisjordania es colonialismo

TRIBUNA

El gobierno colonial de Israel no está satisfecho con la superficie del 78% de la Palestina histórica que le otorgó Naciones Unidas para establecer su Estado; no obstante, está tratando de completar la judaización y anexión del resto de los territorios palestinos ocupados en 1967. Los últimos episodios de este proyecto colonial fueron una amplia gama de planes de construcción de asentamientos en territorios palestinos ocupados, fruto de una decisión oficial israelí que rechaza soluciones políticas al conflicto hostil y a la paz, e insiste en completar los episodios del régimen de apartheid en la Palestina ocupada. Las últimas declaraciones del primer ministro israelí, Neftalí Bennett, sobre que su gobierno se opone firmemente al establecimiento de un Estado palestino, son inaceptables y constituyen una flagrante violación de las leyes internacionales y de la legitimidad internacional.

El primer ministro está implementando un proceso político israelí que está muy alejado de las resoluciones de la comunidad internacional y de las Naciones Unidas sobre la cuestión palestina para resolver el conflicto. Está utilizando la fuerza y la arrogancia de la ocupación. Bennett y su equipo extremista están tratando de marginar la causa palestina y de desplazar el proceso político de Medio Oriente de los intereses de la comunidad internacional con diversas excusas y pretextos.

Los asentamientos ilegales y los continuos intentos de anexión constituyen una violación directa de las resoluciones de las Naciones Unidas, incluida la Resolución 2334 del Consejo de Seguridad y de todas las que la precedieron, reafirmando la ilegalidad de los asentamientos israelíes en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén Oriental.

El Gobierno palestino advierte sobre las consecuencias y repercusiones de la desvinculación oficial israelí de las decisiones de legitimidad internacional y del derecho internacional, especialmente sobre las posibilidades de lograr la paz justa, la seguridad y la estabilidad en la región, y destaca que si no hubiera sido por el fracaso de la comunidad internacional y del abandono de sus responsabilidades legales, humanitarias y morales hacia nuestro pueblo, su sufrimiento y la injusticia histórica que le sobrevinieron, Israel no habría continuado con el colonialismo, con sus invasiones de la voluntad internacional de paz, y con su continua revocación de los acuerdos firmados y del derecho internacional.

La complacencia de la comunidad internacional con los crímenes de los asentamientos y de los colonos, amenaza con hacer explotar el polvorín en el Oriente Medio. La escalada de crímenes de las organizaciones terroristas de colonos israelíes y de sus milicias armadas desplegadas en Jerusalén y en toda la Cisjordania ocupada está provocando que la situación en Cisjordania se parezca más a un barril de pólvora a punto de explotar, tal y como indican los informes israelíes que monitorean y dan seguimiento a los ataques de los colonos a ciudadanos palestinos, incluidos los que confirman la existencia de una escalada sin precedentes de estos ataques, así como de un aumento notable en el uso de balas reales por parte de terroristas colonos israelíes contra ciudadanos palestinos.

Esta escalada israelí surge a la luz de la insistencia de la comunidad internacional en adherirse a la política de indiferencia y desprecio por estos planes coloniales expansionistas, como resultado de su miserable manejo del conflicto, con un abominable uso del doble rasero, indiferencia intencionada en la esencia y rechazado solo en la forma.

La comunidad internacional debe poner fin a este engañoso “juego” internacional con el que conviven la potencia ocupante y su política colonial, que se basa por un lado en acumular posiciones y decisiones de la ONU a favor de la causa palestina pero sin efecto, decisiones que no se implementan, al mismo tiempo que hace la vista gorda y coexiste con los intereses coloniales de Israel en la Cisjordania ocupada.

Día tras día, la comunidad internacional y sus instituciones internacionales están registrando un absoluto fracaso y una rotunda pérdida de la defensa de la justicia de la causa palestina. La continua complacencia de la comunidad internacional con los crímenes de los asentamientos y los colonos ahora presagia la inminente explosión del barril de pólvora.

Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia.