Icono del sitio La Razón

Nino

Hay una cita referida por el jurista argentino Carlos Santiago Nino que quisiera transcribir para ustedes.

“Una vez un grupo de empresarios argentinos comentaron a un colega japonés que a pesar de que sus utilidades eran infinitamente inferiores a las de los hombres de empresa del Japón, de hecho, eran más ricos, puesto que pagaban menos impuestos y tenían más posibilidades de realizar una vida más holgada. El interlocutor solo replicó que uno no es rico solo por la disponibilidad individual de bienes sino por la calidad del medio social en donde vive, y que el empresario japonés que comparte el transporte subterráneo con sus empleados es indudablemente más próspero que su análogo latinoamericano que transita en su Mercedes por calles plagadas de escenas de miserias y de violencia. Es importante tratar de articular cuál es la concepción ética que puede estar detrás de esta réplica”.

Pienso que Nino, en esta cita, cuestiona la importancia de la organización social y política. Si partimos de la idea de que es valiosa la autonomía de todos los individuos, deberíamos aceptar de que todos deben gozar de una autonomía igual o que nuestra autonomía no debería de lograrse a costa de la disminución de la autonomía de otros. Pero, para lograr aquello, son necesarias condiciones fácticas, es decir condiciones de una organización social y económica igualitaria, pues los derechos que protegen nuestros bienes no solo se vulneran por acciones sino también por omisiones, entre las que se encuentran las de no proveer a los demás los recursos necesarios para que tengan igual probabilidad que nosotros de llevar a cabo sus proyectos de vida. Con esta argumentación podemos decir que una organización social y política que proteja la autonomía de todos los individuos debe ser concebida como un esquema de cooperación de mutuo beneficio para todos, así el Estado, visto como la institución de cooperación mutua, se convierte en el recipiente de los recursos que estamos obligados a poner a disposición de nuestros semejantes para que todos tengan la oportunidad de realizarse como seres libres e iguales.

En otro libro de Nino llamado Un País al margen de la Ley, se pone en juego la tesis de la anomia boba, que supone un conjunto de acciones colectivas autofrustrantes para los propios agentes que las ejecutan. Y es que no se trata solo de pensar que la organización política lo soluciona todo, pues esta organización se levanta sobre una organización social previa. En el fondo son seres humanos los que habitan las instituciones del Estado, y si son ellos los que se auto-sabotean en la construcción de una sociedad más igualitaria, no esperemos de las leyes soluciones que se encuentran más en una reflexión de quiénes somos y cómo somos.

Un gran pensador fue Carlos Santiago Nino.

Farit Rojas T. es abogado y filósofo.