Icono del sitio La Razón

De Platón a la democracia participativa

De acuerdo con las formas de gobierno que plantea Platón en su obra La República, la Democracia es considerada como el gobierno de la mayoría de la población, entendida como el proceso por el cual dicha población define cómo dirigir el Estado adoptando su plena libertad de acción y decisión. Afirmación que aún después de casi 24 siglos atrás queda como un ícono conceptual y filosófico en cuanto a la representación de la democracia.

Otra de las formas de gobierno, que describe Platón en la mencionada obra, es la Oligarquía, entendida como el gobierno de las clases más adineradas que son minoritarias de la población, siendo que las familias privilegiadas económicamente asumen el poder. A su vez, define a la Tiranía como una forma de gobierno en la que el poder es detentado por una sola persona de manera despótica, siendo un régimen en el que no existen las libertades.

En la segunda parte del siglo XX, en Bolivia existieron diferentes gobiernos que representaban a una clase social privilegiada, muchos de ellos parte de las Fuerzas Armadas, con quienes conformaban alianzas políticas de beneficio mutuo, individual y sectorial, sometiendo de esta manera a la mayoría de la población, una etapa oscura de la historia boliviana plagada de gobiernos oligárquicos y tiránicos que obligaban a la población a la sumisión en cuanto a las decisiones de los que ostentaban el poder con el apoyo y consecuente alineamiento internacional.

Después de intentos esporádicos por implementar un gobierno democrático, se desarrollaron las elecciones de 1980, en las cuales consiguió la victoria Hernán Siles Zuazo, con 38,74% de los votos, lo cual representaba la mayoría relativa de la votación con relación a los otros candidatos, aspecto que a través del Congreso Nacional le permitiría llegar a la presidencia en agosto del mismo año. Sin embargo, se perpetró el golpe de Estado efectuado por Luis García Meza en julio de 1980, frustrando de esta manera los deseos democráticos de la mayoría de la población expresados en las urnas.

El gobierno tiránico instruía a la población “andar con el testamento bajo el brazo”, debido a la persecución, ejecución o confinamiento a las personas que enarbolaban y expresaban sus ideales de libertad en democracia. Como resultado, se establecieron limitaciones a la libre expresión y restricciones a la circulación de las personas en horarios predeterminados, siendo que la contravención representaba la utilización de la fuerza como mecanismo de sumisión.

Tras un periodo de varios gobiernos militares, en octubre de 1982 se cerró esta etapa plagada de crímenes contra la población mayoritaria y vulnerable, con el ascenso a la presidencia por parte de Hernán Siles Zuazo, ganador de las elecciones de 1980, estableciéndose un gobierno democráticamente electo, retomando la libertad de expresión y de acción, libertades plenas de derecho para toda la población.

Pasaron décadas para que el ejercicio de la democracia evolucione en cuanto a su legitimidad y como forma de gobierno, pasando de una “democracia representativa”, en la que el poder político proviene del pueblo pero no es ejercido por él sino por sus representantes elegidos por medio del voto, a una “democracia participativa”, en la que se incluye la participación activa de la población en los aspectos deliberativos y decisionales de la gestión pública, muestra clara de la madurez democrática del pueblo boliviano.

En noviembre de 2019, después de unas controvertidas elecciones y la violencia desatada por parte de diferentes grupos minoritarios que transgredieron al gobierno elegido democráticamente, se posibilitó la accidentada llegada del gobierno transitorio, que no representaba a la mayoría de la población, por el contrario, era parte de una minoría, que desde el punto de vista platónico representaba a la oligarquía.

A más de un año de las elecciones generales en nuestro país, que dieron la victoria a Luis Arce Catacora con el 55,14% de los votos, se estableció un gobierno de la mayoría de la población, en concordancia con la conceptualización platónica sobre lo que se entiende por democracia, un concepto que, si bien evolucionó a lo largo del tiempo, mantiene su esencia de representar a la mayoría de los habitantes de un país.

Gustavo Gómez es economista.