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Thursday 28 Mar 2024 | Actualizado a 16:52 PM

Desafíos del empresario boliviano

/ 24 de diciembre de 2021 / 23:16

Las crisis de salud, social y económica que vive el país generaron en estos momentos tres grandes desafíos para el empresariado nacional. En primer lugar está la necesidad de recuperar la liquidez en los negocios para cumplir con todas las obligaciones que quedaron pendientes, especialmente por las restricciones impuestas por el COVID- 19, y así reactivar la inversión privada en el país.

El segundo desafío es enfrentar un entorno altamente cambiante, como nunca se había presentado, que le demanda mayor agilidad en la reacción, definición de objetivos claros y grandes esfuerzos para la innovación.

Y el tercer reto para gestionar la complejidad del momento, tal vez más importante que los anteriores, es que las empresas deberán asumir el reto de evolucionar junto a los clientes. Aquí, debe tener la capacidad de explorar y explotar mercados, de equilibrar presente y futuro para tener mayor posibilidad de sobrevivir en un entorno altamente complejo y competitivo.

Debemos recordar que el espíritu empresarial es el reflejo de la capacidad de las personas para vencer los obstáculos y encontrar oportunidades en medio de las dificultades.

La inversión privada siempre se abre paso para generar oportunidades de negocio y creación de empleo. Si bien la coyuntura no es la ideal para la inversión privada, más pronto que tarde surgirán emprendimientos disruptivos y se reactivarán rubros que con seguridad relanzarán la dinámica empresarial del país.

Uno de los mayores problemas que enfrenta la empresa privada nacional es la informalidad. Queda claro que este fenómeno lamentablemente se ha convertido en un rasgo que identifica una sociedad acostumbrada a que el cumplimiento de la norma resulta ser la excepción. Mientras ser informal resulte rentable, será difícil que el 80% de la economía nacional migre hacia la formalidad.

Es cierto que la informalidad en el país, además de ser causa de problemas para el sector formal —que no tiene muchas posibilidades de competir—, es también una consecuencia de las trabas burocráticas para cumplir con la maraña de trámites y papeleos, prerrequisitos para ser formal.

La Bolivia pospandemia no será la misma. Debemos convertir esta crisis en la oportunidad para hacer cambios que no solo permitan a las empresas superar sus problemas. También debemos cambiar actitudes y prácticas del pasado.

En esta línea, planteamos la necesidad de considerar el talento de las personas como el puntal del desarrollo. Si como país somos capaces de impulsar el desarrollo de sectores creativos, seremos capaces de cambiar el destino de las regiones. La economía naranja o economía de la creatividad debe ser el pilar que catapulte a Bolivia con el desarrollo de servicios tecnológicos, gastronómicos, culturales o turísticos.

Las regiones que más crecerán en el futuro serán aquellas que sean capaces de atraer el mejor talento para crear servicios en el marco de la Economía 4.0, que ya está presente en el mundo de los negocios.

Será muy importante generar una plataforma de articulación público-privada en los diferentes niveles de administración del Estado (nacional, departamental y municipal), que sea el motor para el análisis y la toma de decisiones para el diseño e implementación de políticas públicas y privadas que coadyuven con el desarrollo regional a partir de las capacidades y potencialidades sectoriales en cada región del país.

En la Cámara Nacional de Comercio tenemos la convicción de que las alianzas público- privadas tienen el potencial de canalizar los esfuerzos conjuntos que combinan las capacidades de ambos sectores, para generar sinergias positivas en beneficio de la sociedad boliviana en general.

Es cierto que las relaciones del sector privado con el Gobierno aún están lejos de los niveles óptimos de coordinación que quisiéramos. La CNC, durante su vida institucional, siempre promovió el diálogo como una herramienta efectiva para generar las condiciones que generen un mayor desarrollo económico y social del país.

Enfrentar la coyuntura de crisis sanitaria, social y económica que aqueja al mundo entero, y a Bolivia en particular, exige mayores esfuerzos por parte del Gobierno para promover espacios de diálogo público-privado que permitan establecer una agenda económica con objetivos claros de corto, mediano y largo plazos.

Como sector empresarial privado ratificamos nuestra plena voluntad de trabajo conjunto con el Gobierno para generar un mejor clima de inversión con seguridad jurídica que coadyuve con una pronta reactivación de la economía y el empleo formal en el país.

Rolando Kempff Bacigalupo es economista, presidente de la Cámara Nacional de Comercio y miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas.

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Bonos verdes o inversión privada

Lo evidente es que el Gobierno boliviano necesita recursos externos para seguir con su proyecto del litio

Rolando Kempff Bacigalupo

/ 26 de marzo de 2024 / 06:52

Los bonos verdes son instrumentos financieros emitidos por empresas, gobiernos o instituciones para financiar proyectos que tienen beneficios ambientales o climáticos positivos. Su objetivo principal es atraer inversiones hacia proyectos que promuevan la transición hacia una economía más sostenible, reduciendo el impacto ambiental y contribuyendo a la lucha contra el cambio climático. Algunos ejemplos de proyectos que pueden financiarse con bonos verdes incluyen energías renovables, eficiencia energética entre otros.

Los bonos verdes han experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, a medida que crece la conciencia sobre la importancia de la sostenibilidad y la necesidad de invertir en proyectos que mitiguen el cambio climático. Además, la emisión de bonos verdes puede ser una estrategia de las empresas o gobiernos para mejorar su imagen y reputación, demostrando su compromiso con el medio ambiente.

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El Gobierno boliviano mantiene la confianza e incluso está considerando la venta de hasta $us 1.000 millones en bonos verdes este año para impulsar su industria del litio, afirmó el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, a Bloomberg la semana pasada.

El Gobierno busca aprovechar la demanda del mercado de inversiones en energías limpias y reducir los costos de endeudamiento al 10% o menos, pese a que su deuda actual cotiza a niveles muy altos.

El vicepresidente David Choquehuanca se reunió con los representantes de la Asociación Internacional de Mercados de Capital (ICMA), para analizar las posibilidades de acompañamiento para una posible emisión de bonos verdes, bonos sociales, bonos ambientales o una mezcla entre ellos, cumpliendo los principios fundamentales exigidos para esta emisión.

El país tiene aproximadamente el 50% de las reservas mundiales de litio, pero tiene considerable demora en la producción industrial de este metal, pues necesita de más recursos para desarrollar sus recursos evaporíticos.

A principios de este mes Karla Calderón, presidenta de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), informó que el país recibió “el interés por desarrollar la industria de litio de 38 empresas, de muchas partes de mundo, como francesas, chinas, alemanas, rusas, brasileñas y consorcios multinacionales”. También informó que el mes pasado, firmó un memorando de entendimiento con el instituto estatal francés Bureau de Recherches Géologiques et Minières (BRGM) para el estudio de los recursos hidrogeológicos en los salares de Bolivia, para viabilizar futuras plantas industriales.

La demora en la ejecución del proyecto del litio preocupa al Gobierno, que tiene puestas sus esperanzas en que los ingresos provenientes de la exportación de litio y sus derivados, permitirán llenar el vacío provocado por la caída de las ventas de gas.

Lo evidente es que el Gobierno boliviano necesita recursos externos para seguir con su proyecto del litio. Éstos provendrán de la inversión privada externa o del endeudamiento externo, que en este caso se trata de los “bonos verdes”.

En un entorno en el que las empresas tienen cada vez más conciencia sobre la importancia de la sostenibilidad, los bonos verdes se han consolidado como una alternativa de financiación.

Antes de seguir con el proyecto, es necesario tomar en cuenta la observación del especialista Jaime Dunn, quien recuerda que estas operaciones son normales en los mercados internacionales, pero que en el caso de que Bolivia decida emitir estos bonos, se tendría que evaluar de acuerdo a la Constitución Política del Estado.

El gobierno debe considerar la participación de inversión privada extranjera, como la fuente de financiamiento de las plantas de litio y el desarrollo de este sector para nuestro país.

(*) Rolando Kempff Bacigalupo es Economista, licenciado en la UMSA, doctorado Ph.D. en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador de Argentina, Académico de Número de la ABCE y presidente del Directorio de la UREAL

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Bonos en dólares del BCB y confianza

Rolando Kempff Bacigalupo

/ 12 de marzo de 2024 / 06:37

El Banco Central de Bolivia (BCB), en los dos primeros días de la venta del “Bono BCB en dólares” captó un total de $us 428.000, mediante 54 operaciones realizadas entre el martes 27 y el miércoles 28 del mes pasado.

Para cumplir las metas del Gobierno, de captar mediante estos bonos por lo menos $us 100 millones, es necesario que el BCB genere confianza en la población para que compre esos bonos y se puedan captar los dólares que el país necesita.

Se estima que existen aproximadamente $us 10.000 millones en el “colchon bank” de la ciudadanía que no forma parte del sistema financiero, y que pueden ingresar al BCB, coadyuvando en la estabilidad de la economía nacional. Por eso, el BCB ofrece una tasa de interés interesante para estos bonos, los cuales están exentos del Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF). También se pueden canalizar los recursos de los giros de los ciudadanos en el exterior. Sería importante que los bonos del BCB fueran endosables, ya que generarían una indudable atracción de la población del país, coadyuvando sobremanera al sistema económico.

El informe proporcionado por el ente emisor del país explica que las tasas de interés que pagará el BCB van desde 4,5% hasta 6,5%, distribuidos de la siguiente forma: por tres meses 4,5%; por seis meses 5%; por un año 6%; por dos años 6,25% y por tres años se pagará un interés de 6,5%. Esta tasa de interés es interesante e importante en el contexto internacional porque es mayor a los que ofrecen la Reserva Federal en Estados Unidos y los Bancos Centrales en Europa.

La venta de bonos en dólares forma parte del acuerdo de 10 puntos firmado por el Gobierno y los empresarios. Es una de las medidas para aumentar el flujo de divisas en el país.

Estos bonos están a la venta en los canales habilitados del BCB y a través de las entidades bancarias de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia, tanto para personas naturales como jurídicas, cuyo pago de intereses y devolución del capital también será en la misma moneda.

Entre otras disposiciones para la adquisición de estos bonos del BCB está la que señala que las personas naturales podrán realizar una inversión mínima de $us 1.000 y una máxima de $us 50.000, y en los casos de montos superiores a los $us 10.000 se solicitarán las declaraciones correspondientes sobre el origen de los recursos.

Como aclaró Nelson Villalobos, secretario ejecutivo de la Asoban: “Los bancos asociados van a participar de este contrato en calidad de agentes o entidades colocadoras de estos bonos, con una cobertura a nivel nacional”.

No olvidemos que, desde mediados de la década del siglo pasado, cuando el país vivió una de sus peores crisis económicas por la hiperinflación, el país tuvo que insertar dólares en la economía, por lo que este bono puede coadyuvar a que el boliviano invierta en su propio país.

Víctor Paz Estenssoro, que asumió la conducción del país, tomó el reto de resolver la crisis que agobiaba a Bolivia respaldado por el Pacto por la Democracia, que le permitió viabilizar una serie de reformas estructurales enmarcadas por el DS 21060, con medidas como la relocalización de miles de mineros, el cierre y la capitalización de empresas estatales, y la creación del bolsín del BCB, que permitió regularizar y transparentar la compraventa de dólares, con fluctuaciones mínimas.

Los empresarios esperamos que las intenciones del Gobierno, de captar parte de los dólares que están fuera de la banca nacional, tengan los resultados que se espera. Es importante destacar que en la historia económica de Bolivia, el Estado nunca ha dejado de pagar sus deudas a terceros.

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Plantas de biodiésel, una alternativa

El cambio climático es una realidad, por lo que debemos modificar la actual matriz energética

Rolando Kempff Bacigalupo

/ 27 de febrero de 2024 / 10:15

El Gobierno y empresarios acordaron una ruta común para reactivar la economía a través del «Acuerdo económico, productivo y empresarial», el cual prioriza 10 puntos. En ese sentido, se estableció la inversión y producción privada y pública de biodiésel, contando actualmente con la construcción de dos plantas estatales, una en Santa Cruz y otra en El Alto.

El país necesita encontrar, con urgencia, alternativas a la importación de diésel. La creciente compra de este producto y el precio subvencionado que tiene representan una elevada y cada vez mayor pérdida de divisas.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2020 se importaron aproximadamente 1,3 millones de toneladas de diésel y 2,5 millones de toneladas de gasolina.

El INE señala que el valor de la importación de combustibles (gasolina y diésel) casi se triplicó al primer semestre de 2022, con un valor de $us 2.945 millones.

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Este ritmo de incremento en la demanda de diésel y gasolina en el país hará insostenible mantener la subvención, con el consiguiente riesgo de problemas sociales si se elevan los precios de los carburantes.

La alternativa que maneja el Gobierno es la Planta de Biodiésel 1, que es construida en Santa Cruz con una inversión de $us 40 millones, la cual entró a fase final en enero. Contará con una capacidad para generar 1.500 barriles de diésel al día, equivalente a más de 38.500 litros diarios, lo que significa que anualmente podrá superar los 86 millones de litros producidos.

El Gobierno utilizará como materia prima para el biodiésel no solo la soya, sino también la jatropha, el totaí, el cusi, entre otros, de los que se extraerán aceites vegetales de segunda generación, no aptos para el consumo humano.

Como empresarios interesados en un mayor cuidado del medio ambiente, producir biodiésel con procesos de la llamada economía circular, reciclando llantas en desuso y aceites de desecho, nos parece una alternativa muy buena. La producción no solo generaría combustible, sino que también cuida el medio ambiente al limpiarla de las llantas en desuso, además de generar fuentes de trabajo.

El cambio climático es una realidad, por lo que debemos modificar la actual matriz energética, sustituyendo el carburante en base a carbono e hidrógeno.

Es cierto que los alimentos y los vegetales para el biocombustible necesitan de los mismos recursos para su producción: tierra y agua, a lo que debemos sumar los agroquímicos. Pero si se tiene una adecuada planificación que tenga como objetivo cuidar el medio ambiente, alimentos y combustible no necesariamente entrarán en competencia.

El biodiesél se puede producir de una amplia variedad de materias primas. Entre ellas están las semillas de girasol, maní y algodón, así como distintos aceites como el de mostaza, el de palma, entre otros. También, el bioetanol comercial es producido principalmente a partir de la caña de azúcar, remolacha y azúcar, al igual que árboles e incluso productos de desecho de las cosechas.

Es necesario remarcar que el proyecto de biocombustible demanda que el Gobierno se involucre de forma activa en el desarrollo de programas y tenga una sólida colaboración del sector privado. El primer paso gubernamental para desarrollar proyectos de biocombustible es la creación de un ambiente favorable para los inversionistas nacionales e internacionales, a través de asociaciones público-privadas.

Juntos los dos sectores, con acuerdos público-privados, pueden tener avances favorables para el país, haciendo realidad el cambio de matriz energética que nos permita tener sustitutos para la gasolina y el diésel.

(*) Rolando Kempff Bacigalupo es economista, licenciado en la UMSA, académico de Número de la ABCE y presidente del Directorio de la UREAL

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Puerto Busch

Para Bolivia, Puerto Busch es fundamental en el tema de desarrollo de la carga boliviana

Rolando Kempff Bacigalupo

/ 9 de febrero de 2024 / 06:19

Bolivia requiere aumentar sus exportaciones por todas las vías posibles. Afortunadamente, tenemos una vía alterna para sacar nuestros productos hacia el Atlántico: me refiero a Puerto Busch.

Así lo reconoce la ASP-B (Administración de Servicios Portuarios-Bolivia), cuando señala que “la ampliación de la Terminal de Carga Puerto Busch, se constituirá también como un medio de transporte sustentable que permitirá articular internamente y externamente con los océanos Atlántico —de manera directa— y Pacífico —de forma indirecta. Por tanto, se concibe este proyecto como un eje trascendental vertebrador de la red boliviana, que generará un efecto en el desarrollo económico y social de la población involucrada”.

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Es importante la vinculación multimodal utilizando la hidrovía, el ferrocarril y la red caminera para llegar a puertos del Pacífico, tanto Antofagasta, Tocopilla, Arica en Chile, así como otros puertos en el Perú.

Hace 30 años, en un artículo mío titulado Puerto Busch, prioridad para la Cuenca del Plata, decía que “la construcción de un puerto sobre el río Paraguay y la estructura de transporte que lo vincule con el resto del país permitirá disponer de una ruta comercial para el transporte entre Bolivia y las repúblicas de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, reunidos por el sistema fluvial de la Cuenca del Plata, facilitando el acceso al océano Atlántico”.

Añadía que el sistema de la Cuenca del Plata, formado por los ríos de La Plata, Paraná y Uruguay es una red navegable de aproximadamente 4.000 kilómetros, de los cuales 1.000 son navegables para buques de ultramar hasta 20 pulgadas de calados. Bolivia tiene soberanía sobre el río Paraguay, por lo cual el acceso y libre navegación al sistema hidrográfico de la Cuenca del Plata es amplio.

Por esta hidrovía se podría transportar hasta 12 millones de toneladas para el comercio exterior de los países de la Cuenca del Plata y se podrá tener una vía navegable constante de 2.500 kilómetros, entre Canal Tamengo y el río de La Plata.

Puerto Busch, pertenece a Bolivia en virtud del Tratado de Petrópolis firmado con Brasil a principio del siglo pasado, junto al río Paraguay, zona estratégica para el acceso al Atlántico.

La ASP-B explica que la mayor diferencia de Puerto Busch con respecto a Puerto Suárez, Puerto Aguirre y Puerto Quijarro —ubicados en la misma región— es que se encuentra directamente junto al río Paraguay, y su tráfico fluvial no depende de otros países.

La ventaja de Puerto Busch no se reduce a las facilidades que nos ofrece en el terreno comercial, acercándonos al Atlántico y vinculando éste con el Pacífico. También está el aspecto geopolítico, al darnos un acceso soberano hacia el Atlántico. Gobierno y empresarios coincidimos en que Puerto Busch es un anhelo colectivo y existe la necesidad de consolidar este proyecto.

Dante Justiniano, gerente ejecutivo de la ASP-B, informó la anterior gestión que se habilitará Puerto Busch, para un movimiento de aproximadamente 500.000 toneladas de mercancía de exportación por el Atlántico. Remarcó: “vamos a habilitar Puerto Busch, que es nuestro puerto soberano con salida y acceso al océano Atlántico. Estamos con la esperanza en esta fecha importante para nosotros, cívica e histórica y patriótica, de que como Gobierno nacional vamos a lograr eso a la cabeza de nuestro presidente Luis Arce”.

Para Bolivia, Puerto Busch es fundamental en el tema de desarrollo de la carga boliviana. Tiene un potencial para despachar y recibir la carga nacional que debe salir por el Atlántico, y la del Brasil que espera llegar al Pacífico. Es el nexo adecuado para la conexión bioceánica, y debe ser una realidad en el menor tiempo posible.

(*) Rolando Kempff Bacigalupo es licenciado en economía de la UMSA, académico de Número de la ABCE y presidente del Directorio de la UREAL

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Potencial turístico en Bolivia

Rolando Kempff Bacigalupo

/ 3 de febrero de 2024 / 06:33

Bolivia necesita —con mucha urgencia— mejorar sus ingresos de divisas para garantizar su desarrollo. El país tiene un gran potencial turístico que puede generar suficientes ingresos para atender las necesidades nacionales.

Nuestra riqueza turística es variada y diversa, y los reconocimientos internacionales múltiples. Solo como ejemplo me permito señalar algunos logros de La Paz:

Diciembre de 2014, La Paz fue reconocida como una de las siete ciudades maravilla del mundo, entre 1.200 postuladas.

Febrero de 2015, la National Geographic ubicó a la ciudad de La Paz en tercer lugar, de entre diez urbes del mundo, con mejor y más intensa vida nocturna por sus diferentes ofertas de diversión a 3.600 metros sobre el nivel del mar.

En 2019, World Travel Awards reconoce a La Paz como mejor destino emergente de Sudamérica 2019, que se refiere a “los destinos que ofertan nuevas formas de turismo o ciudades con tendencias que se están visualizando en el panorama mundial”.

En el vigésimo sexto concurso anual ‘World Travel Awards Latin America 2019’ Bolivia ganó la nominación de Mejor Destino Verde del continente, gracias al Destino Rurrenabaque: Madidi-Pampas. Este premio es el resultado del esfuerzo de toda una región que apuesta por un turismo sostenible y responsable que preserve el patrimonio natural y cultural.

Hace pocos días, los Premios Travellers Choice, Destinos que marcan tendencia en el Mundo en la plataforma digital Tripadvisor, ubicaron a La Paz entre los 19 destinos turísticos del mundo. Los empresarios del sector turismo del país piden aprovechar esta nominación y promocionar, no solo a La Paz, sino al país entero.

Durante el 2023, al Perú ingresaron 2,5 millones de turistas internacionales, que representó un crecimiento interanual del 25,7% y superó las proyecciones iniciales, según el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo de ese país.

Así, el turismo aportó más de 8.000 millones de dólares a la economía peruana durante el 2023, cifra que muestra la trascendencia de esta actividad para el país vecino.

Ese mismo año, el turismo en Bolivia, pese a su reactivación, generó ingresos económicos por algo más de 700 millones de dólares —menos del 10% que generó en el mismo año en Perú—, superior a los 530 millones de dólares del 2022 expresó el viceministro de Turismo, Hiver Flores.

En 2022 llegaron al país al menos 724.035 turistas extranjeros, mientras que en 2023 la cifra llegó a 997.594 visitantes y para el 2024 se perfila superar ampliamente esos datos con políticas para impulsar y consolidar la industria sin chimeneas.

La Razón publicó hace pocos días que la Organización Mundial del Turismo (OMT), con sede en Madrid, informaba que el turismo mundial recuperará este año su nivel prepandemia de la COVID-19, luego de un buen 2023 para el sector en prácticamente todas las regiones, incluido el continente americano.

Unos 1.300 millones de turistas viajaron al extranjero el año pasado, frente a 900 millones en 2022 y 450 millones en 2021.

La cifra del año pasado equivale a un 88% del nivel en 2019, antes de la pandemia, año en el que viajaron por el mundo 1.460 millones de turistas, lo que fue un récord, dijo la agencia de la ONU especializada en ese sector.

El primer paso para promover el turismo en Bolivia es mejorar la infraestructura caminera, así como la promoción de sitios turísticos que son valorados, como el Salar de Uyuni, el cual se ha posicionado por sí mismo en el contexto internacional. El acceso a sitios turísticos es fundamental, así como la preservación de espacios que pueden ser potenciales atracciones en el futuro. También es importante poder dialogar con las comunidades para que ellas también puedan promover sus economías.

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