No es mal año el 38
El Tigre todavía no se llama Tigre pero ya es un señor de 30 años. Hay expectativa en la ciudad pues van a chocar The Strongest contra el club Bolívar, el campeón del 37, que celebra su undécimo aniversario. Es un abril lluvioso de 1938. Para el día del “match” se esperan chubascos de órdago. La murga stronguista ameniza con cuecas las tribunas populares del Estadio La Paz y la muchachada gualdinegra lanza serpentinas en oro y negro. El “score” señala un 2-2 con goles de Valdivia y Grájeda; y “Cabro” Plaza y “Tigre” Alborta, del lado celeste.
La “Guardia Vieja” del club se reúne en la secretaría en sesión de honor. Víctor Manuel Franco, Hugo Alípaz, Alberto Requena (el entrañable “Gordo”, nuestro primer arquero), Armando Elío, Adrián Deheza y Alberto Tavel son las leyendas presentes, los fundadores, los viejos ases. Todos recuerdan al delantero César Andrade, del que se dice que se fue con un circo al poco tiempo de fundado el club en 1908.
El presidente don Gustavo Carlos Otero presenta varios trofeos que con los años se habían extraviado, lo que provoca una explosión de aplausos y la emoción más profunda de la “Guardia Vieja”. El minuto más sobrecogedor llega cuando todos se paran para recordar al recientemente fallecido, Francisco Villarejos, periodista, aymarista y creador del grito de guerra. El “Khala tacaya, huari Khasaya” retumba en toda La Paz como tributo para el “Pancho”, luego llegan los sonoros hurras para los colores del sol y de la noche.
El Tigre, que todavía no se llama Tigre, es la primera institución deportiva en Bolivia que ha logrado tener campos de ejercicio propios (con canchas de fútbol, tenis, basket, bochas, gimnasio, bar, salón de juegos…). Nada más y nada menos que a 400 metros de la plaza Murillo. Los comisarios de box (Víctor Zalles Guerra, también vicepresidente) y judo (Carlos Pacheco Iturrizaga, también fiscal general) se encargan de velar por el feriado obligatorio. El festival de folklore, el de boxeo humorístico, el de natación y los partidos de pelota vasca y de basket (donde participa Juan Lechín) hacen las delicias del pueblo paceño.
Mientras tanto, el Gran Circo “Dresden” ha llegado a la ciudad y se instala en el campo deportivo de The Strongest, entrada por la calle Yungas. El excéntrico Piripipi, el malabarista Tatali y el payaso Chalupa junto a sus colegas Machaco y Zanahoria son las estrellas de la risa. Los hermanos Morales con sus saltos mortales rivalizan a peligrosidad con Las Águilas del Rhin. En el cine, en el Princesa de la calle Comercio, la competencia se llama Hermanos Marx y su último éxito, “Un día en las carreras”. Y en el Roxy, “Alas sobre el Chaco”. Mientras, José María Velasco Maidana lleva su música hasta Berlín. El presidente Busch, declarado hincha gualdinegro, instaura el diez de mayo como el Día del Periodista. El gigante Camacho vence en el Olimpic al italiano Renato Gardini en el “catch-as-can”. La Cervecería Boliviana Nacional aumenta el salario a sus trabajadores. No es mal año el 38.
En octubre, el campeonato de fútbol paceño está por definirse. The Strongest ha vencido, en amistosos, a Deportivo Italiano de Iquique (2-0); a Tocopilla Sporting Club de Arica (4-2); y posteriormente empata con Atlético Belgrano de Córdoba (3-3).
A finales del mes, llega la revancha de abril. The Strongest y Bolívar se han dejado puntos, empatando frente a rivales menores y se juegan el título a un solo partido. Varios jugadores gualdinegros están lesionados y el Tigre pide, sin lograrlo, aplazar el “match”. Entonces, Humberto “Chino” Riveros, el tío del “Chupa” quien acaba de cumplir 16 años, se mete al estadio en plena madrugada antes de la final, se zambulle en la piscina y quita los tapones, inundando el “field”. Es la gran travesura del “Hincha Número Uno”, como cuenta Iván Aguilar Murguía en su libro “Rugido Centenario”.
Días después, The Strongest gana 3-2 (con dos goles de Valdivia y uno de Toro) a Bolívar en el clásico número 17 de la historia y se proclama campeón invicto. Es su estrella –oficial- número diez. El “eleven” gualda y negro forma así: “Pistola” Esprella (que juega a última hora por José Bascón); el peruano Alberto Bautista y Pastor Villavicencio como “backs”; el peruano Carlos Morales, Gerardo “Indio” Peláez y Emilio “Chato” Grájeda, como medios; y el quinteto de “forwards” formado por Luis Montoya, Hugo “Negro” Gamarra, Valdivia, José Toro y Hugo “Pichín” Viscarra. La hinchada del celeste, parte de los 18.000 espectadores, abandona la cancha después del tercer gol de Valdivia.
Ricardo Bajo es periodista y director de la edición boliviana del periódico mensual Le Monde Diplomatique. Twitter: @RicardoBajo.