Brechas digitales
2021 fue un año de consolidación de tendencias que venían perfilándose y que se aceleraron repentinamente. Dos de estas tendencias son la digitalización de las actividades primordiales y la profundización de brechas digitales, entre otros fenómenos.
La introducción de nuevas tecnologías en la vida cotidiana siempre genera nuevas brechas y las inequidades previas se profundizan. Cuando la imprenta se comenzó a utilizar para contextos que en su época eran masivos, quienes no sabían leer y escribir fueron marginados de los flujos de información y conocimiento que ese invento ayudó a circular. En tiempos de pandemia vemos serios efectos de la introducción de tecnologías sobre quienes usan apenas o no usan Internet (37% de la población boliviana no usa Internet).
El acceso a fuentes diversas y de calidad es la principal solución contra la desinformación y las noticias pero ¿cuántos podemos darnos el lujo de saber cómo buscar esas fuentes fiables y plurales, darse el tiempo de leer, reflexionar y formar un criterio? Pocos, los menos. La desinformación es un fenómeno que afecta a las personas que se conectan poco y que tienen como única o principal fuente de información a sus grupos de WhatsApp. Es un fenómeno de la brecha digital.
El acceso a educación a través de Internet también es otro fenómeno que muestra las profundas brechas de acceso construidas sobre inequidades económicas y de acceso a servicios. Estudiantes que tienen una conexión a Internet en sus casas la pasaron mal, pero tuvieron la oportunidad y en varios casos lograron continuar con su educación, mientras quienes solo usaban sus conexiones para jugar o chatear con sus amigos porque los demás usos de Internet son muy caros, no pudieron continuar y ahora la deserción escolar se incrementa, no solo no pudieron sino que se resignaron y abandonaron su educación por completo.
Otra forma de inequidad que afecta a quienes no se conectan a Internet es el acceso a bonos estatales durante la pandemia, tuvieron que esperar a que la información se difundiera por medios masivos, información que suele ser confusa e imprecisa, sin posibilidad de pedir aclaraciones. Estas poblaciones, las más pobres, tuvieron que trasladarse a centros poblados y pagar traslados y estipendios para acceder a esa ayuda social mientras que en las ciudades los gastos eran menores. Un acceso más caro para quienes menos recursos tienen.
Internet puede y debe ayudar a cerrar brechas pero se requiere inversión pública y privada para mejorar el acceso y la definición de una política tecnológica. Introducir apps de servicios públicos no es una política tecnológica, solo es promoción de tecnología que profundiza las brechas digitales.
Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata. blog: www.internetalaboliviana. word-press.com