Voces

Friday 19 Apr 2024 | Actualizado a 11:09 AM

K’ara simi (II)

/ 11 de enero de 2022 / 01:42

Un compañero k´ara simi (sin pelos en la lengua) pregunta a los candidatos del Foro Sindical de Huanuni: “Acá todos juquean: en la mina, en Santa Elena, en Lucianita, en relaves; ¿qué van a hacer los candidatos?” En sus respuestas, los postulantes amplían la red para incluir a policías, militares, seguridad privada, serenos.

A diferencia del pasado, no se trata de trabajar a escondidas una veta olvidada, hoy se ataca la veta principal donde realiza la actividad productiva la empresa. Aprovechan la hora de descanso del contratista y el tiempo de despeje del polvo; un grupo de jucus penetran al paraje a recoger el mineral desperdigado después del disparo: en medio del polvo y humo realizan esta tarea a toda prisa, pendientes de que no venga la ronda de policías, guardia privada o serenos que son los llamados a resguardar el tope de la galería. Luego vendrá el ascenso a superficie; desde 250 o más metros de profundidad tendrán que salir con una kepirina en la espalda, el bulto pesa unos 30 kilos, la tarea es sacrificada; no es raro que se utilice los medios que tiene la empresa (la jaula, la rampa); en superficie el trabajo no será más holgado, se trata de recorrer a veces kilómetros hasta encontrar al receptor de la carga, que con movilidad trasladará el fruto del juqueo a la comercializadora situada en Llallagua u Oruro, eludiendo en el trayecto los controles militares. La comercializadora se dedicará a “curar” el mineral para entregarlo a la fundición estatal de Vinto o a la privada OMSA. La ley o pureza del mineral tiene cerca del 40%, su valor será Bs 3.000. Valió la pena el susto. La otra forma es la extracción directa de los ingenios y bodega, donde simplemente se recoge, a hurtadillas, la barrilla procesada con una ley de 50%.

Así, la cadena del juqueo se amplía para comprometer a personas en cada una de las etapas, no son muchas, pero están en el lugar y en el momento oportunos. El combate es largo, se ensaya una y otra receta, la delincuencia recrea sus métodos, amplía sus contactos; parece invencible. A veces se acepta con fatalidad convivir con el flagelo. Justificativos no faltan: la desocupación, la oportunidad de salir de pobres, la comparación con quienes tienen un ingreso fijo y permanente y la precariedad de su ingreso, la solidaridad para evitar sanciones a los compañeros. Se impuso una visión de dejar hacer y dejar pasar, aprovechar la oportunidad para enriquecerse, sino, eres zonzo. Una mutación de los valores comunitarios, cristianos y socialistas, para asumir una ideología inculcada en 20 años de neoliberalismo donde la seguridad del Estado, de la familia y de la misma persona valen menos ante la oportunidad del rédito económico.

Más allá de cuestiones operativas para combatir el juqueo, falta la voluntad para aplicarlas, involucrando a todos los actores. Los mismos compañeros jucus piensan en un trabajo digno y permanente, los trabajadores de la empresa sueñan con una entidad administrativamente eficiente y rentable que garantice sueldos dignos y permanentes, una población civil que atienda las necesidades y servicios de las familias de los mineros y sea reconocida por ello, unas fuerzas de seguridad reconocidas por contribuir a la convivencia ciudadana.

Se trata de cambiar los chips, paradigmas dirían los políticos, de las razones de vivir. El capitalismo, con su sed de acumulación y crecimiento induce a romper todas las reglas de convivencia; modelo que lleva a la explotación de los hombres y la naturaleza, crecimiento que pone en peligro a la misma humanidad. Ante esta pandemia, el pueblo boliviano ha elegido el “buen vivir” que no es sino vivir en armonía con nuestros semejantes y la naturaleza.

Anecdóticamente, allá por 1983, la Federación de Mineros pugnaba para poner en vigencia la cogestión obrera, es decir la responsabilidad de todos los trabajadores en el manejo de la empresa, para que —según se decía— no se pierda ni un clavo. Con ese propósito Liber Forti fue destacado a Huanuni para conversar con los trabajadores. En un encuentro con el Lobo, conocido por acciones pro juqueo, le explicó los propósitos de la propuesta, razones que fueron comprendidas, pero su interrogante no tuvo respuesta. “Liber, yo dejo de juquear y ¿tú me garantizas que el gerente no vaya a robar?”

En la ciencia identificar el problema es la mitad de la solución, encontrar ésta es tarea de todos. Los mineros, a partir del conocimiento de la situación que viven, pueden dar el nuevo derrotero a la revolución democrática y cultural.

José Pimentel Castillo fue dirigente sindical minero.

Comparte y opina:

Cambiar la ley: ¿Volver a caminos trillados?

La urgencia del momento no puede dejarnos extraviar con discusiones parlamentarias

José Pimentel Castillo

/ 16 de abril de 2024 / 06:55

La crisis de los hidrocarburos nos golpea a todos, es una preocupación real, la solución no es lamentarse, sino buscar soluciones realistas y factibles. La Ley 3058, dictada el 17 mayo de 2005, tiene propósitos específicos: recuperar un recurso natural en boca de pozo y el uso de su valor en favor del pueblo boliviano. Su promulgación fue mandato de un referéndum, en medio de dudas, que llevaron al presidente de entonces a negarse a firmarlo; estas “dudas” estaban referidas a la capacidad nacional de sustituir a las transnacionales en la parte operativa y a que nos cierren la expansión de la actividad hidrocarburífera, con suspensión de inversiones y transferencia tecnológica. Era un desafío que había que afrontar ante el saqueo y la indignación del pueblo. La tendencia estatista avanzó cuando el 1 de mayo de 2006 se promulgó el Decreto de Nacionalización de los Hidrocarburos, que subió la participación del Estado de un 50% a 82%; visiones que se consolidan con la promulgación de la Constitución Política del Estado (CPE) Plurinacional en 2009.

Consulte: Octavio Carvajal Dalence

La rememoración viene como reflexión a la declaración del ministro de Hidrocarburos y Energías que señala que la Ley 3058 se constituye en “una dificultad para avanzar en una mayor exploración hidrocarburífera”, anunciando la socialización de una nueva ley. ¿En qué aspectos perjudica la ley?, no lo dice, sin embargo, suponemos se refiere a la participación del Estado en la renta y la propiedad de los hidrocarburos, elementos que están inscritos en la CPE y no pueden ser modificados por una ley. El cuestionamiento es al carácter del Estado, que dejó de ser neoliberal y asumió un norte de potenciamientos del país con la industrialización de los recursos naturales; sin duda, hay un problema existencial en el ministro. El problema no es nuevo, en la gestión de Evo Morales se trató de dar incentivos como el reconocimiento de un plus sobre los precios internos y los gastos de inversión, sin resultado alguno. Por otro lado, en esta gestión se han firmado siete contratos de operación que han sido mostrados como solución a la sequía del petróleo, empero, no dieron resultados, al igual que 17 contratos que están vigentes. ¿Por qué se mantiene y amplían los contratos si no les interesa? Más allá de la subida de sus acciones en la bolsa, lo hacen las compañías para presionar el cambio de las normas y, al final, el cambio del modelo de Estado y de gobierno.

La misma ley y la CPE establecen que, para ser independientes, debemos fortalecer la empresa estatal YPFB: “es la única facultada para realizar las actividades de la cadena productiva de hidrocarburos y su comercialización”. Esta entidad, convertida en rematadora de contratos en el neoliberalismo, pasaba a ser una empresa productiva, transición nada fácil; surgieron dificultades como los sueldos, elevándolos por encima de lo ganado por el Presidente, se buscó elevar el nivel técnico de los profesionales dando becas en el exterior. Se emprendió procesos de industrialización, como la planta de urea que no tiene el personal ejecutivo para darle continuidad a las operaciones, ni sortear las dificultades cotidianas; no se avanzó en la producción de plásticos. Si bien crece el consumo doméstico del gas, la sustitución energética se ha parado y hay incertidumbre de su provisión al futuro. No tiene rumbo YPFB.

En cuanto a la exploración en el período 2006-2019, YPFB invirtió directamente $us 4.378 millones, cifra nada despreciable, sin los resultados esperados; no es cuestión de suerte, la ingeniería es una labor científica que identifica los problemas y los soluciona, acción que se deriva de un personal capaz, dotado de los instrumentos necesarios. La actual administración programó para la presente gestión cerca de $us 400 millones; la noticia del fracaso de la exploración del pozo Astillero 1, donde se invirtió $us 67 millones, señala que Chaco Exploraciones contrató a una empresa extranjera para realizar el trabajo, es decir, no tiene la capacidad para realizar sus tareas específicas por su cuenta.

Nuestra independencia la lograremos creando nuestras propias capacidades, pero el colonialismo pende sobre nuestras cabezas; en la comprensión de esta realidad buscamos un mundo multipolar, por eso hablamos de integración de los pueblos del sur, de la alianza con los BRICS; pero este discurso se queda en lo declarativo y no se aprovecha para superar nuestro rezago tecnológico y económico.

La urgencia del momento no puede dejarnos extraviar con discusiones parlamentarias. ¡A trabajar, potenciando las capacidades de YPFB, humanas, técnicas y económicas!

(*) José Pimentel Castillo fue dirigente sindical minero

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Octavio Carvajal Dalence

El fracaso del gobierno de la UDP trajo las políticas de relocalización (1985). Octavio resistió la embestida en su distrito

José Pimentel Castillo

/ 2 de abril de 2024 / 06:28

El pasado 21 de marzo, un día antes de cumplir 86 años, murió Octavio Carvajal, dirigente minero de la vieja guardia sindical. Su vida laboral comenzó en 1954, cuando —con 16 años— ingresó a trabajar en la Empresa Minera Catavi, con el cargo de peón en la sección Fundición. Fueron las épocas gloriosas del pueblo boliviano: se había nacionalizado las minas, dictado la reforma agraria, se inauguraría el voto universal en 1956 que institucionalizó la revolución, poniendo orden: reorganización del ejército, racionalización en las minas, devaluación monetaria, inversión extranjera en el petróleo, cierre de las minas de Pulacayo, Kami, Bolsa Negra, supresión de la pulpería, etc., medidas resistidas por los sindicatos de Siglo XX y Catavi. La mayoría de los sindicatos consideraba que las medidas eran necesarias y el sacrificio era pasajero, así se impulsó el retorno de Paz Estenssoro, acompañado por Juan Lechín. El enroque no sirvió para nada, Lechín fue enviado al exilio dorado, mientras se imponían las recomendaciones del informe Ford & Bacon.

Lea también: Epcoro por EBO

Las minas se convirtieron en un hervidero de ideas; las asambleas fueron escuelas donde se discutía los problemas de la clase obrera: ¿a quiénes beneficia la explotación de los minerales?, ¿qué hacen con el estaño los países que compran?, ¿es difícil fundir?, ¿por qué baja el precio de los minerales?, ¿qué es el costo de producción?, ¿dónde van las divisas que genera la Comibol?, ¿qué es el tipo de cambio del dólar y cómo se fija?, ¿por qué se rechaza la oferta soviética de una fundición de estaño? Las respuestas estaban a la vista; condenados por el primer mundo a ser proveedores de materias primas, se imponía un desarrollo autoritario: el plan Bohan, el estudio Ford & Bacon, el Plan Eder-Siles, el código Davenport, el Plan Triangular; por último, un “grupo asesor” —extranjero— a la cabeza de la Comibol.

Octavio se formó con ideas y en la lucha, defendiendo los derechos sociales: los contratos de trabajo, la pulpería barata, los sistemas de salud y educación, desarrollando y cohesionando su identidad minera con las radios mineras, el deporte y la cultura. Defendiendo la democracia sindical, apoyaron a los trabajadores de Huanuni para darse su propia dirección; ante la detención de sus dirigentes, tomaron rehenes norteamericanos. La insumisión tuvo una respuesta: el golpe preventivo de Barrientos en noviembre de 1964, dando inicio a la era dictatorial. Octavio a esas alturas (1963-1965) era dirigente del Sindicato de Catavi en la cartera de Prensa y Propaganda, estando bajo su mando la Radio 21 de diciembre. Cuando se impuso el Sistema de Mayo (1965) con el cerco a las minas, la dirigencia sindical emprendió la retirada. Unos asumieron la lucha clandestina y armada, otros buscaron el asilo y otros aceptaron el exilio. Bajo la conducción de los secretarios generales de Siglo XX y Catavi, Irineo Pimentel y Francisco Taquichiri, 50 mineros salieron al exilio en Argentina, entre ellos estaba Octavio, confinado a Puerto Madryn en la Patagonia; allí sobrevivió con trabajos de albañil. Octavio y otros fueron apresados en Villazón cuando buscaban retornar al país. La apertura democrática (1969-1971) permitió su reincorporación al trabajo, siempre en la sección Fundición con el cargo de mecánico dos, luego sería mecánico uno y finalmente encargado de mantenimiento fundición. En la dictadura de Banzer era secretario general del Sindicato de Catavi y en el congreso de Corocoro (1976) fue elegido secretario de conflictos de la FSTMB; en junio de ese año fue exiliado a Chile, la dictadura pinochetista lo residenció en Muermos, un poblado del sur chileno; salió a Francia, de donde se trasladó a Venezuela para ingresar clandestinamente a Bolivia, impulsando la huelga de hambre de enero de 1978 donde se logró la amnistía general.

El parto de la democracia fue largo y doloroso. En el golpe de García Meza (1980), Octavio fue apresado y exiliado a Perú; desde Lima planificaron el retorno a Bolivia; este grupo de dirigentes coordinó acciones para viabilizar la salida del dictador en agosto de 1981 y dirigió la huelga de Huanuni (noviembre de 1981) que logró la vigencia sindical, inicio de la recuperación de la democracia en Bolivia.

El fracaso del gobierno de la UDP trajo las políticas de relocalización (1985). Octavio resistió la embestida en su distrito, planteando la reactivación de Catavi; finalmente se impuso la liquidación de la Comibol en 1993. Desde entonces apoyó los planes de sobrevivencia del municipio de Llallagua, siendo presidente del Comité de Defensa de los Intereses de Catavi. Como dirigente, dedicó su vida a la lucha con las bases.

(*) José Pimentel Castillo fue dirigente sindical minero

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Epcoro por EBO

Al presente no existe la empresa corporativa Comibol como dispone la Ley 466

José Pimentel Castillo

/ 19 de marzo de 2024 / 06:48

Entre el optimismo de algunos analistas y el estado de emergencia de los cooperativistas, llega a mi pantalla el DS 5134, la creación de una nueva empresa estatal para la producción y comercialización del oro.

Lea también: Dólares

La parte considerativa es amplia en las referencias a la Constitución Política del Estado (CPE), la Ley de Minería (535) y la Ley de la Empresa Pública (466): “los recursos naturales son de propiedad y dominio directo, indivisible e imprescriptible del pueblo boliviano”; “será responsabilidad del Estado la dirección de la política minera y metalúrgica, así como el fomento, promoción y control de la actividad minera” (CPE); “la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), en calidad de empresa pública estratégica corporativa, de carácter público, con personería jurídica propia, patrimonio propio, autonomía técnica, administrativa, jurídica y económica con sujeción a la Ley 466 ejercerá, en nombre del Estado y el pueblo boliviano, el derecho de realizar actividades de prospección, exploración, explotación, concentración, fundición, refinación, comercialización e industrialización de minerales, metales, piedras preciosas y semipreciosas existentes en las áreas mineras bajo su administración y las de sus empresas filiales y subsidiarias” (Ley 535); y finalmente, “las nuevas empresas públicas que se creen se sujetarán al Estatuto del Funcionario Público y mantendrán esa regulación hasta que soliciten al Consejo Superior Estratégico de las Empresas Públicas (Coseep) el ingreso a la Ley General del Trabajo” (Ley 466).

En su parte resolutiva dispone:

Art. 1. a) Crear la Empresa Estatal de Producción y Comercialización del Oro (Epcoro). b) Autorizar el aporte de capital con recursos del TGN. Art. 2-II La Epcoro es una empresa filial de la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL), con personería jurídica y patrimonio propio, duración indefinida, autonomía de gestión técnica, financiera, administrativa, legal y comercial. Aquí el primer comentario: si una empresa es filial tiene dependencia, es decir, no puede tener autonomía, al contrario, debe responder a un plan de la empresa matriz, en este caso la Comibol; surgirán conflictos de intereses, como existe actualmente con sus filiales, que gracias a su autonomía disponen como les parezca.

Art. 4-I. Autoriza al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) realizar un aporte de capital con recursos provenientes del TGN a favor de Comibol para Epcoro por un monto de hasta Bs 102.900.000 destinados a la comercialización del oro. II. Los desembolsos del monto señalado en el parágrafo precedente, estarán sujetos a disponibilidad del TGN. Aquí vale la pena puntualizar que el aporte de capital es un recurso para iniciar sus operaciones, en este caso de producción y comercialización, pero la limitante de su uso —comercialización— impide que se desarrolle el conjunto de la cadena productiva, saltando a la parte final del proceso, lo que convierte a la empresa en acopiadora de oro, rol que viene desarrollando el Banco Central.

Art. 5. El directorio de la Epcoro, como máximo organismo de fiscalización y aprobación de planes y normas institucionales, estará conformado por: un representante del Ministerio de Minería y Metalurgia, tres representantes del MEF y un representante del Ministerio de Planificación. Acá se ve el marginamiento de la Comibol, por lo tanto, el directorio no responde a una política empresarial sino directamente a las circunstancias de las finanzas nacionales.

Disposición final segunda-I. El directorio de Comibol disolverá el programa Empresa Boliviana del Oro (EBO). II. La Comibol asignará los saldos presupuestarios, los activos y documentación de la Empresa Boliviana del Oro, a la empresa filial Epcoro. Acá la madre del cordero es simplemente el cambio de nombre, con los mismos recursos y las mismas dificultades de la EBO: competencia desleal de las comercializadoras, avasallamiento de las cooperativas, burocracia sin responsabilidad, falta de acompañamiento desde el Estado a un proyecto estratégico, etc. y la molicie de la Comibol que prefiere alquilar sus minas de oro antes que explotarlas.

Al presente no existe la empresa corporativa Comibol como dispone la Ley 466, con funciones esencialmente productivas rentables. La misma ley se puso un candado: “el inicio de la conversión se realizará a partir de la fecha que para el efecto fije el Coseep”, ya que este organismo no existe; por lo tanto, pervive la vieja Comibol, creada por el neoliberalismo para arrendar sus yacimientos. El oro es un recurso estratégico, habrá que seguir insistiendo en su aprovechamiento para los intereses nacionales.

(*) José Pimentel Castillo fue dirigente sindical minero

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Dólares

El hueco que deja el MESCP es lo social y distributivo, que se logra direccionando el uso de los recursos nacionales

José Pimentel Castillo

/ 5 de marzo de 2024 / 06:52

El convenio del Gobierno con los empresarios privados se ha mostrado como una solución ante la ausencia de dólares y sus efectos en la economía nacional. ¿Será una solución?

El problema no es nuevo, ni la propuesta la única ensayada para solucionarlo: acelerar la extracción del litio, ahorro en dólares de las remesas, ley del oro, tipo de cambio diferencial, etc.; alternativas que no han dado resultados: todas tienen la lógica de ser atractivos desde la demanda en el mercado de las divisas. Hoy se trata de lo mismo: libre exportación, pagos acelerados de Cedeim, bonos en dólares, apoyo a la producción agrícola, facilidades en el transporte, etc., medidas para que los empresarios aumenten su producción y traigan sus dólares al país o los retiren del mercado negro. Estas nuevas medidas corren el riesgo de no ser atractivas frente al destino actual que se les da: los depósitos e inversiones en el exterior y el ingreso de los dólares en el mercado negro siempre resultan más atractivos que los señuelos propuestos.

Lea también: En busca de nuestra democracia

Al final de 2022, el presidente Arce declaró: “récord histórico (en las exportaciones) de 13.653 millones de dólares, con un 23,2 por ciento de incremento respecto a 2021”, sin embargo, ese mismo año las reservas de divisas bajaron $us 847 millones. El hecho muestra que exportar es sacar el producto y no precisamente ingresar divisas: esto se deriva de la lógica neoliberal de la libre exportación de bienes y capitales, “exportar es desarrollo”.

El Modelo Económico Social Comunitario y Productivo (MESCP) busca aumentar la producción, en base a muchos esfuerzos realizados: infraestructura caminera y aeroportuaria, aumento de la capacidad energética, subvención a los combustibles, divisas baratas, provisión de insumos (fertilizantes), liberación para la importación de bienes de capital (maquinaria), programas de riego, etc., estos son los esfuerzos que han logrado un crecimiento de la economía, expresada en la evolución del PIB, que se triplicó de 2006 a 2022..

Sin embargo, el hueco que deja el MESCP es lo social y distributivo, que se logra direccionando el uso de los recursos nacionales, lo contrario da como resultado la concentración de la riqueza, que lamentablemente viene ocurriendo, ante la incapacidad del Estado de controlar el flujo financiero.  Hay sectores empresariales que han sabido concentrar este desarrollo para su beneficio: los empresarios mineros, los agroexportadores, los banqueros, comerciantes, etc., los que, como antes en el capitalismo de Estado, crecen a costa de los recursos captados por el Estado, acumulando, eso sí, su riqueza en el exterior. Mientras tanto el Banco Central de Bolivia (BCB) solo dispone de las divisas captadas por las empresas estatales —hidrocarburos y minería— y carga sobre sí la demanda nacional; agrava la situación el achicamiento de las empresas estatales, que no salen de su condición de rentistas para ser productoras, sin encarar el desafío de desarrollar toda la cadena productiva desde la exploración hasta la industrialización.

El análisis de la estructura del sector exportador nos muestra que todos sus componentes tienen como origen la explotación de los recursos naturales: hidrocarburos, minerales y metales, madera, joyas, aceites y torta de soya. Su fragilidad es grande por las fluctuaciones del mercado y la dependencia de la bondad o el capricho de la naturaleza, eventualidades que solo se pueden superar con la agregación de valor vía la industrialización.

Así se impone la obligatoriedad de entrega de divisas al BCB, para que éste distribuya las mismas, según las políticas de desarrollo nacional. Su utilización puede determinar el rumbo de la política del desarrollo del país, como el cambio de la matriz energética, alentando el cambio de vehículos a combustión por eléctricos y a gas; evitando la importación de productos suntuarios o los que produce la industria nacional; pero también apoyando proyectos estratégicos de industrialización, como lo ha hecho en época de bonanza a proyectos como el litio, la fábrica de fertilizantes y el teleférico. Se trata del control del comercio exterior, como una constatación de la soberanía económica. La obligación es la única manera de lograr el ingreso de divisas al país. Dejarlo a la buena fe de los empresarios, como manifiesta el ministro de Economía, es desconocer la lógica del capital que buscará lucrar en cualquier espacio y lugar que se le presente.

(*) José Pimentel Castillo fue dirigente sindical minero

Temas Relacionados

Comparte y opina:

En busca de nuestra democracia

Los militares no estaban contentos con su rol subalterno, así se fueron sucediendo golpe tras golpe

José Pimentel Castillo

/ 20 de febrero de 2024 / 06:57

La apertura a la democracia fue algo inesperada. Banzer, a su retorno de una entrevista con el presidente Jimmy Carter, anunció la convocatoria a elecciones, sorpresiva por cuanto el movimiento popular estaba diezmado, luego de la intervención militar a las minas (1976), el sometimiento a los sindicatos con los relacionadores, las universidades controladas, el movimiento campesino aherrojado por el pacto militar-campesino, los partidos políticos destruidos. ¿Qué pasó para que el dictador diera ese paso? Simplemente la estrategia del norte había cambiado, se impuso la democracia “controlada”; fue una parodia de democracia donde se vota pero no se elige. La premisa era clara, al concentrar el poder en una élite, excluye a las mayorías, justificando rebeliones: ya era previsible el triunfo sandinista en Nicaragua (1979).

Banzer cumplió la orden. En noviembre de 1977 sacó una convocatoria para elecciones generales, con la exclusión de medio millar de ciudadanos. La puerta entreabierta abrió paso a la huelga de las mujeres mineras, que con su masificación logró que el dictador diera la amnistía general; esta concesión no implicaba negar su estrategia, tenía el poder para controlar el proceso electoral. Nombró la corte electoral, eligió su candidato, tensó el pacto militar-campesino para garantizar los votos de esa mayoría que alcanzaba el 65% de la población. El fraude fue tan escandaloso que la corte electoral no dudó en anular las elecciones.

Lea también: Oro blanco

Los militares no estaban contentos con su rol subalterno, así se fueron sucediendo golpe tras golpe, sumándose 13 presidentes en menos de cuatro años. Los golpes fueron alentados por políticos y por las dictaduras de Brasil, Argentina y Paraguay. En este periodo fue la movilización popular obrero-campesina que hacía retroceder a los golpes, la COB era el frente de lucha, sin pretender tomar el Poder Ejecutivo; para llegar a eso había que romper la democracia liberal e implantar un gobierno de los trabajadores, visión que se perdió cuando las banderas socialistas y de poder popular se trocaron por la constitucionalización. Finalmente, la narcodictadura de García Meza les llevó al aislamiento y en 1982 se hizo el traspaso de la presidencia a un civil. Para tomar medidas contra la crisis económica, herencia de la dictadura, el presidente Siles fue preso del parlamento opositor; al final de su mandato declaró la mora de la deuda externa, era tarde.

El fracaso de la Unidad Democrática y Popular arrastró a toda la izquierda, mientras el poder lo mantenía la oligarquía ligada al imperialismo y las fuerzas coercitivas; se impuso el modelo neoliberal en lo económico y el sistema de partidos en lo político. La angurria de poder creó infinidad de partidos, obligando a la sumatoria de sus votos para elegir presidente, las propuestas electorales quedaron atrás; el voto popular dado a uno y en contra de otro desaparecía en la repartija de cargos. El desprestigio fue tal que tuvieron que aplicar mecanismos para recuperar su credibilidad y fortalecer a los partidos: corte electoral de notables, financiamiento estatal y fiscalización de las cuentas, diputados uninominales, defensor del pueblo, participación popular, control social; pronto las recetas eran olvidadas, volviendo a las viejas mañas. Mientras tanto, el modelo neoliberal seguía con la privatización y transnacionalización de los recursos naturales y los servicios, aumentando la pobreza con la flexibilidad laboral.

Desde la profundidad de la marginalidad, el movimiento del campo pudo perfilar una nueva democracia sin partidos políticos: sus eventos sindicales eran fuente de inspiración, sus resoluciones definían objetivos con claridad y preveían los obstáculos, veían unidas la naturaleza y su vida; su subsistencia era una lucha en el mercado capitalista, su lucha gremial siempre concluía en convenios que no se cumplían o eran rechazados por ser políticos, ámbito al que estaban prohibidos; de ahí surgió la necesidad de un instrumento que incursione en la arena política y plasme las resoluciones de sus ampliados y congresos. Su participación en las “guerras” del agua y del gas mostró su perfil de líder nacional.

En momentos de incertidumbre valga la pena recordar, para reafirmar, que nuestra democracia inscrita en la Constitución Plurinacional no es la democracia de partidos, sino la acción organizada del pueblo, que tenga la capacidad de definir objetivos y sea quien ejecute: democracia directa y participativa, debate constante en todos los ámbitos de la vida social. Estar orgulloso de ser y vivir como pueblo, crecer con él.

(*) José Pimentel Castillo fue dirigente sindical minero

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Últimas Noticias