El año de la pesca y la acuicultura
Rodrigo Roubach
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó 2022 como el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales (AIPAA), IYAFA 2022 en inglés, un necesario reconocimiento a la contribución de este rubro a la seguridad alimentaria y la nutrición, la erradicación de la pobreza y el uso sostenible de los recursos naturales.
El AIPAA es, también, una oportunidad de visibilizar la naturaleza tan variada de la pesca y la acuicultura de pequeña escala y a los diversos actores que participan en ellas, así como a la importante contribución que ambas actividades hacen a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Se calcula que en Bolivia se produce al año (datos de 2014) aproximadamente 8.300 toneladas, con 83 por ciento de la pesca de captura. El 40 por ciento proviene de la Amazonia; un 30 por ciento es proveído por el chaco, principalmente Villamontes; el lago Titicaca proporciona otro 30 por ciento; mientras que los ríos de los valles cubren el restante 10 por ciento.
Estas cifras son en su mayoría un retrato de la pesca artesanal y de la acuicultura de pequeña escala, que en Bolivia tiene rostro indígena y una gran participación de mujeres y jóvenes.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha asumido el desafío de promover el AIPAA para aumentar la conciencia sobre esta realidad y, principalmente, para propiciar la adopción de medidas que contribuyan a mejorar las condiciones en la que los pescadores trabajan.
Esto implica promover el diálogo y la colaboración entre los pescadores artesanales a pequeña escala, los acuicultores, los trabajadores del sector pesquero, el gobierno y otros socios clave a lo largo de la cadena de valor, así como seguir reforzando su capacidad para mejorar la sostenibilidad de la pesca y la acuicultura, y mejorar su desarrollo social y su bienestar.
El sistema mundial de alimentos se enfrenta a numerosos desafíos complejos, por ejemplo, el hambre, la malnutrición y las enfermedades relacionadas con la alimentación; la cada vez mayor población mundial que necesita alimentos en cantidades suficientes y saludables; la necesidad de reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos; el agotamiento de los recursos naturales y los efectos del cambio climático, así como las repercusiones de la actual pandemia por coronavirus.
La pesca y la acuicultura proporcionan alimentos fundamentales, esenciales e indispensables en dietas saludables, que son parte de nuestro patrimonio cultural y tradición culinaria. Los pescadores y piscicultores en pequeña escala y artesanales producen gran parte de estos alimentos y por ello el Año Internacional representa una oportunidad para destacar la importancia que tienen para nuestros sistemas alimentarios, medios de vida, cultura y medio ambiente.
En ese sentido, es de gran importancia lograr que el Año Internacional sea el escenario en el que se logre la adopción de medidas concretas para el logro de los ODS, mucho más cuando cursamos el último decenio de acción para la consecución de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este es, por tanto, un llamado a trabajar juntos para que los pescadores, piscicultores y trabajadores del sector pesquero en pequeña escala y artesanales reciban el reconocimiento y sean empoderados para seguir contribuyendo al bienestar de los seres humanos, a los sistemas alimentarios y a la mitigación de la pobreza a través del uso responsable y sostenible de los recursos de la pesca y la acuicultura.
Rodrigo Roubach es representante de la FAO en Bolivia.