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Pregúntenle a Lucas

TRIBUNA

Hace unos días causaron polémica los mensajes de Twitter del mandatario de Estado por su insatisfacción ante las proyecciones de crecimiento económico que lanzaron algunos organismos internacionales para Bolivia. Mientras que el Gobierno mantiene en firme su optimismo sobre la senda de recuperación que acompañará a 2022, los organismos se manifiestan más conservadores al punto que sus proyecciones fueron tildadas de especulativas. ¿Podría haber un interés en proyectar malos resultados, más allá del margen de error estadístico? ¿La economía boliviana sufrirá una fuerte desaceleración en 2022? o ¿podría volver a los puestos de privilegio en el ranking regional que tenía antes de la pandemia? Analicemos.

Según el Banco Mundial (BM), la economía boliviana se expandirá en 3,5%. A pesar de situarse entre los primeros puestos, el organismo predice que estará entre las pocas economías que aún no recuperará el nivel de actividad prepandemia. El organismo justifica sus menores previsiones para la región y Bolivia amparado en el lento retorno de los trabajadores al mercado laboral, la suavización de la demanda externa junto al de los precios de las materias primas, una política monetaria y fiscal más restrictiva en el primer caso por la reciente tendencia inflacionaria en la región y en el segundo por las medidas de consolidación fiscal que deberían encararse entre 2022 y 2023.

Existen al menos tres observaciones a los argumentos que sustentan las proyecciones del BM. Primero, el mercado laboral boliviano se ha demostrado bastante elástico a los cambios en la actividad y hasta el mes de septiembre ya superó la cantidad de ocupados que había a finales de 2019, además, la tasa de desempleo a noviembre de 5,2% está próxima a la de años atrás. Segundo, con una inflación anual de 0,9% es poco probable que el BCB encare una política monetaria contractiva como sí podría ocurrir en otros países donde existe un rebrote inflacionario, pero no es el caso boliviano. Tercero, la tasa de inversión pública es bastante más alta en comparación a la región y posiblemente la incidencia de la demanda interna en el crecimiento esté subestimada. Estos aspectos ¿podrían indicar un sesgo en las proyecciones del BM? De ser así ¿qué implicancias tendrían?

A los economistas nos fascina realizar conjeturas sobre el comportamiento futuro de las variables económicas, aunque rara vez acertemos. El economista estadounidense Robert Lucas ganó un premio Nobel por mostrar su relevancia con su conocida hipótesis de expectativas racionales. Según Lucas, los agentes son racionales si realizan predicciones utilizando toda la información disponible de forma eficiente. La racionalidad no implica ausencia de error de predicción, sino que no se comentan de forma sistemática. El supuesto de racionalidad puede resultar bastante extremo, pero no lo es. La capacidad de pronosticar no es exclusiva a los economistas. Todas las personas tomamos decisiones analizando posibles eventos futuros, entonces aprendemos a pronosticar, incluso a veces de manera inconsciente. Lo anterior implica que los agentes no necesitan conocer detalles del mundo complejo, ya que pueden tomar información de otros agentes mejor informados. Por brillante que resulte esta teoría no todos la cumplen. El BM ha subestimado las proyecciones de crecimiento boliviano consecutivamente al menos los últimos 10 años. ¿Se podría calificar este actuar de irracional? Pregúntenle a Lucas.

Predecir variables económicas no es igual que apostar resultados en partidos de fútbol porque sus implicancias son mayores, ya que a partir de ellas los agentes formulan sus expectativas. Las empresas las utilizan para tomar decisiones de inversión, las familias evalúan el nivel de consumo y ahorro en base al estado futuro de la economía. Las expectativas juegan un rol esencial en economía porque si los agentes esperan mejoras futuras, las acciones que realicen en el presente conducirán a reforzar las mejoras en el futuro, lo que se conoce en la literatura como profecías autocumplidas.

Estas discrepancias en proyecciones motivaron algunos economistas nacionales a descalificar las proyecciones oficiales, sin tener una cabal comprensión del sustento de las proyecciones foráneas, que los ha llevado a realizar declaraciones apresuradas e infundadas. Así como ellos, otros agentes podrían tomar decisiones equivocadas. Es por ese motivo que las proyecciones de los organismos internacionales deben jugar un rol responsable.

Omar Velasco Portillo es economista.