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La obra de Alfredo Domínguez

TRIBUNA

Alfredo Domínguez Romero ha quedado dentro de la memoria colectiva de gran parte de la población boliviana que lo recuerda, principalmente, como uno de los mejores exponentes de la guitarra. Igualmente, es también conocido el aspecto multifacético que tuvo el “Genio Salvaje” al haberse distinguido en pintura, grabado y fútbol, entre una diversidad de capacidades y destrezas que pudo desarrollar. De esta manera, ha dejado una herencia que se manifiesta en diferentes espacios del día a día en nuestro país y en el exterior, ya que el reconocimiento llegó más allá de las fronteras nacionales, destacándose en países como Francia y Suiza. De forma complementaria, debemos considerar el desarrollo de su obra enmarcada en un contexto y coyuntura llena de bemoles como la Revolución Nacional o los años de dictadura, que marcaron facetas de su pensamiento y que perviven hasta nuestros días en las letras de sus canciones como por ejemplo No fabriquen balas, en medio de su formación libertaria influida por el Conjunto Teatral Nuevos Horizontes.

En un aspecto especial, Domínguez fue y sigue siendo uno de los elementos más característicos de la identidad contemporánea de los Chichas, y sobre todo de Tupiza, esto debido a su lugar de nacimiento. De esta forma, dentro de su obra se encuentran plasmadas gran parte de las escenas tradicionales que se desarrollan en esta parte del país, de lo cual se puede desglosar y entender las formas de expresión de la población de los Chichas. Pero, por otra parte, está la oportunidad de abordar el pensamiento de Alfredo y su forma de entender la realidad de su pueblo, que se refleja en toda Bolivia, por su aspecto de representatividad en los rostros de obreros, indios y migrantes. Entonces, al considerarlo como nuestra proyección identitaria, debemos analizar su obra musical haciendo énfasis en las letras que reflejaban sus pensamientos y reflexiones que después se publicaban en canciones vigentes hasta nuestros días, denunciando la situación de la mayoría de la población en el país, con afirmaciones contundentes como el “sí, señora, soy un indio”.

Desde este punto de vista, para todas y todos nosotros es importante brindar atención especial a las letras, las cuales también resultan muy relevantes, complementando la interpretación musical, porque aquí están implícitas las formas representativas de lo que debemos recuperar en la construcción de nuestra identidad; significado y significantes. Esta tarea también está latente porque dentro de toda su obra, lo más conocido son los álbumes Algo más de Alfredo Domínguez y Juan Cutipa, donde se ha dado una atención especial a la interpretación de la guitarra y su gran capacidad en la ejecución. En contraposición, se ha dejado de lado, y en desconocimiento, otros álbumes donde una mayoría de interpretaciones tienen letras que develan y permiten adentrarnos en su forma de entender la realidad de sus tiempos; donde no quedaron exento de los hechos, por ejemplo, dictatoriales que afectaron a todo un país junto a un sinfín de problemáticas sociales.

A esta capacidad analítica de la realidad se suma la opción de hacerla pública mediante sus interpretaciones para que sirva como una forma de manifestarse contra los aspectos negativos de una sociedad compleja en momentos críticos.

Así, con la muerte de Alfredo Domínguez (28 de enero de 1980), su legado ha tomado aún más fuerza y nos lleva a visitar una y otra vez esta obra para adentrarnos en su pensamiento y su forma de entender la identidad o la problemática social para confrontarlas con lo que se vive en la actualidad. Sin duda queda mucho por estudiar en la obra de este gran personaje que, para agrado propio, fue oriundo de los Chichas, por lo que somos los responsables de continuar con este trabajo para que nos sirva en la construcción de una identidad seria y comprometida como la de Domínguez con su pueblo. Así, es posible que cuando alguien pretenda profundizar más en lo que Domínguez realmente era y proponía, no faltará alguien que refunfuñe “vos, seguí nomás tocando tu charango, sin molestar a la gente decente”.

J. Augusto Yañez Vargas es sociólogo e investigador chicheño.