Las sunchu luminarias
Gran escándalo, ante la evidencia de un feminicida impune que destapa una de las redes de trata y tráfico, con jueces, fiscales, policías y ciudadanos comunes como parte de esta empresa de ganancias protegidas, por la legalidad de la prostitución y por la cultura del uso de prostíbulos y pornografía, inculcada socialmente a nuestros hijos hombres, como símbolo de hombría. Escándalo, ante los ojos de vecinas y vecinos, ante los ojos de operadores de la justicia —que no son cómplices— pero que miraron para otro lado, hoy se destapa el horror.
La reacción típica de quien no va a hacer nada es vociferar y gritar oportunistamente. Si de verdad queremos ser útiles a la sociedad, acompañemos lo que se estuvo haciendo hasta ahora, corrijamos lo que está mal y hagamos propuestas de cómo hacerlo mejor.
Es el proceso de cambio el que hizo cambios profundos para combatir la violencia feminicida. ¡¡Sí!! Las cholas de las Bartolinas y las imillas de las organizaciones sociales, las servidoras públicas, las indiadas del proceso de cambio y de las organizaciones sociales masistas son las que lucharon por la 348 y las que hicieron aprobar, peleando (y continúan peleando) contra sus propios compañeros machistas, tanto del gobierno como de sus propias organizaciones. Claro, no pusieron, ni ponen, cámaras ni trasmisiones por las redes para aprovecharse del momento.
La ley 348 es una ley clara, es para garantizar a las mujeres una vida libre de la violencia machista de los hombres. No es una ley para violencia de género, dejando a la arbitrariedad de un fiscal o juez determinar quién sería, el o la de género femenino. La Ley 348 reconoce que los cuerpos de las mujeres son objeto de violencias históricas por parte de los hombres y que es un problema de salud pública. La 348 devela la complicidad y el carácter instigador del machismo, que el Estado boliviano tuvo en más de 500 años, con leyes que violaban los derechos de las mujeres, con una educación que discriminaba y oprimía a las mujeres, un Estado católico que a nombre de Dios sometía a las mujeres, a los hombres, etc.
Esta es la gran lucha que se hizo en el proceso de cambio, que el Estado hoy reconozca haber sido productor de machismo y violencia hacia las mujeres. Para reparar ese daño ha tipificado la violencia de los hombres hacia las mujeres como un delito de orden público. Es decir que no es un problema privado entre la pareja. El Estado Plurinacional de Bolivia pone a los y las fiscales de parte de las mujeres víctimas de violencia ante los hombres. En cualquier otro delito, los y las fiscales son neutrales, vigilantes de las leyes y procesos. En el caso de la 348 ¡No! Los/ las deben ser parte defensora de las víctimas a nombre del Estado Plurinacional de Bolivia, justamente para reparar ese daño histórico a los cuerpos de las mujeres.
Eso no está funcionando y hay que replantearlo. Son los/las fiscales que exhiben una gran ignorancia y manipulan la 348 a su gusto y paciencia. Sí, esa es la tarea y no se trata de tapar el sol con un dedo y correr ciegamente tras de sunchu luminarias (fuegos artificiales).
Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.