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Una diplomacia para los pueblos

Tribuna

Conmoción causó en medios conservadores del Perú las declaraciones de su presidente Pedro Castillo sobre la posibilidad de que se otorgue una salida al mar para Bolivia previa consulta popular, hombre sencillo y representante del pueblo peruano, tuvo que salir a aclarar: “Si me expresé mal, pido disculpas a nuestro pueblo. El concepto de conceder mar a Bolivia es el mismo que tuvieron los ex presidentes Fujimori y García, con la condición de que podríamos ampliar las zonas de BoliviaMar con la ventaja de desarrollar un polo de crecimiento económico y turístico”.

Lo mencionado por Castillo, si bien parece una anécdota, trae a la reflexión considerar la noción de descolonización, entendida como un amplio sentido de resistencia del poder hegemónico establecido que debe pasar a la práctica. En otras palabras, incidir en la insurgencia de lo “comunitario” que interpela al sistema político y a su carácter dominante y elitista.

Es que en dicha entrevista, el interlocutor de CNN y el entrevistado hablaban en sentidos diferentes, uno lo hacía desde una idea y un concepto de poder, supremacía territorial y soberanía absoluta, Castillo por su parte lo hizo desde la idea de solidaridad y de pueblo, que permea territorios, hermana colectividades y desmitifica fronteras. El pueblo aymara, por ejemplo, históricamente conformó un núcleo regional que abarca Bolivia, Norte de Perú y Sur de Chile.

En ese sentido, llegará el tiempo en que la diplomacia ya no deberá constituirse necesariamente como una representatividad nacional, ortodoxa y vertical, sino que paulatinamente incluirá a la categoría y concepto de pueblo, que irrumpe como un paradigma democrático y necesario, que desafía la colonialidad de las relaciones de dominación y alerta a las estructuras de poder históricamente enquistadas en nuestros países.

La idea de diplomacia de los pueblos, en algún momento, superará anacronismos nacionales y marcará tendencia en la evolución del derecho internacional. Así, por ejemplo, en Chile algunos sectores sociales incluyen el manejo del concepto de “mar para los pueblos”, idea que abarca no solo mar para Bolivia, sino que propugna por un sentido inclusivo del que se beneficien la mayor cantidad posible de ciudadanos y no solo unas cuantas familias que estructuralmente se beneficiaron de áreas marítimas y recursos chilenos, incluso coludidas junto con élites de poder bolivianas y peruanas que manejaron la diplomacia de nuestros países durante todo el siglo XIX y XX.

No está muy lejano el horizonte en que surja la base de una nueva integración, donde la praxis indígena ya no podrá ser ignorada ni subordinada, es que la construcción de un modo diferente de sentir a la comunidad ha empezado en nuestra región y necesariamente llevará a un cambio de pensamiento, en la construcción de un “thaki” o camino común. No es coincidencia que por primera vez y en democracia, Chile haya decidido refundarse a través del poder constituyente otorgado a su Asamblea Constituyente y en sus deliberaciones, optando por ser un Estado Plurinacional. El desafío está planteado.

Juan Carlos Dueñas Muñoz es abogado