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Soberanía o sumisión

PUNCHAY

La detención y solicitud de extradición del Cnl. Dávila ha puesto en escena un principio fundamental para los Estados independientes; soberanía vs. sumisión. ¿Qué es la soberanía? La soberanía es la autoridad más elevada en la cual reside el poder político y público de un pueblo, una nación o un Estado sobre su territorio y sus habitantes. Es también la independencia de cualquier Estado para crear sus leyes y controlar sus recursos sin la coerción de otros Estados. (www.significados.com/soberania) El valor de la soberanía está en el ejercicio del mismo para que no quede en simple enunciado principista.

¿Qué es la sumisión? La palabra sumisión se origina del latín submissio, que significa “sometimiento”, es también acatamiento, rendición, dócil y obediencia.

La soberanía como enunciado constitucional no se ha constituido en ejercicio pleno para las autoridades políticas de gobierno, principalmente de los Estados-Nación periféricos dependientes de los centros hegemónicos de poder imperial. En el tiempo, la sumisión se ha convertido en una normalidad en la cultura política criolla, rebautizada como coordinación y cooperación entre Estados; pero en los hechos fue la demostración de la obediencia dócil.

Sin hacer un recuento de nuestra historia, es solo ver lo inmediato en nuestra democracia: al expresidente Paz Zamora EEUU le quitó la visa, para volver a habilitarse como candidato presidencial necesitaba el visto bueno imperial; Doria Medina (1997) gestionó la devolución de la visa, es decir, la visa era la carta de ciudadanía que necesitaban para ejercer sus derechos políticos.

Los viejos políticos criollos de derecha esperaban con ‘ilusión’ la invitación para asistir a los actos cívicos de cada 4 de julio en la Embajada de los EEUU, porque la invitación significaba que no estaban observados o vetados por el imperio.

Parlamentarios de oposición en 2019, en una carta con sus firmas, pidieron al presidente Trump que “tenga a bien interceder en América Latina (sic) y evitar que Evo Morales vuelva a postularse a la presidencia de Bolivia”.

En la presente legislatura, parlamentarios y políticos de Comunidad Ciudadana y Creemos exigieron que el Gobierno cumpla lo que pide EEUU, que “se extradite a Dávila”.

Estos son algunos ejemplos que demuestran que la sumisión en las derechas es un principio de su existencia política pública.

Para que la soberanía no sea solo un decorativo constitucional, plebeyos rebeldes hicieron uso de su derecho de ‘votar por nosotros mismos’ de manera soberana sin intermediación parlamentaria y sin padrinazgo imperial, eligieron por primera vez en nuestra democracia contemporánea a su Presidente y Vicepresidente. Este triunfo electoral de Evo en 2005 con el 54% fue la nacionalización del gobierno.

La decisión de recuperar la propiedad de los recursos naturales a través de la nacionalización, la convocatoria a la Asamblea Constituyente, la expulsión del embajador de los EEUU y la DEA de nuestro país son la manifestación política más importante de ejercicio pleno de soberanía nacional.

Soberanía o subordinación es uno de los ejes que nos permite ejercer o negar la autodeterminación que tenemos los Estados libres, independientes; el pueblo ejerce en su temporalidad la facultad soberana de elegir a sus autoridades. La delegación de esta facultad, como establece la CPE, descansa en los poderes públicos, los actores políticos e institucionales que tienen la facultad de expresar con sus decisiones y opiniones el valor de la soberanía.

La soberanía es una institución jurídica, la condición del ejercicio pleno de la misma es un hecho político que está determinado por la concepción ideológica de los actores políticos con relación al Estado, los recursos naturales y su pueblo.

La diferencia está en ¿cómo nos consideramos como Estado y políticos? Somos colonia y sumisos o somos independientes y patriotas. El primero en pleno siglo XXI representa sin rubor la dependencia servil; lo segundo, el derecho pleno a decidir sin imposición ni condicionante sobre asuntos de interés nacional, estas dos aristas de la política y sus actores están en función de la ideología y el rol en el nuevo orden mundial.

El debate no está abierto en función de cumplir un tratado impuesto a un gobierno servil como el de Sánchez de Lozada, sino en la capacidad plena de ejercer nuestro derecho soberano a decidir sin imposición, sin injerencia, que las oposiciones tengan un poco de autoestima patriótica y entiendan que nuestra Bolivia Plurinacional es libre, independiente y soberana por decisión democrática del pueblo.

César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda.