Voces

Monday 22 Apr 2024 | Actualizado a 05:52 AM

Estados Unidos está firme con las familias ucranianas

/ 12 de marzo de 2022 / 01:16

Mi corazón se rompe al ver el sufrimiento del pueblo ucraniano. Niños están muriendo. Civiles están siendo asesinados. Recientemente, un hospital materno-infantil en la ciudad de Mariúpol sufrió un ataque, una tragedia sin sentido. Más de dos millones de refugiados han huido de sus hogares destruidos. De acuerdo con información de Unicef, más de un millón de los refugiados son niños y niñas que han tenido que abandonar sus comunidades y escuelas para sobrevivir. Este enorme sufrimiento tiene un responsable: Vladimir Putin.

La invasión no provocada de Ucrania fue un ataque que Putin planeó durante mucho tiempo. Putin es el agresor. Putin eligió esta guerra. Putin ha infligido este dolor a sus vecinos.

Él desplazó metódicamente más de 150.000 efectivos y equipo militar a la frontera con Ucrania. Trasladó bancos de sangre a sus posiciones y construyó hospitales de campaña, demostrando sus intenciones todo el tiempo. Rechazó todos los esfuerzos de buena fe de la comunidad internacional para abordar sus preocupaciones de seguridad inventadas y para evitar mediante la diplomacia y el diálogo el conflicto y el sufrimiento innecesario de seres humanos.

Putin ejecutó su estrategia exactamente como habíamos advertido que lo haría. Vimos a los actores que representan los intereses de Rusia aumentar sus bombardeos en el Donbás. Vimos al Gobierno ruso lanzar operaciones cibernéticas contra Ucrania. Vimos un teatro político en Moscú y escuchamos afirmaciones extravagantes e infundadas sobre Ucrania con la intención de justificar la agresión rusa. Rusia continúa justificando su agresión militar alegando falsamente la necesidad de detener el “genocidio” en Ucrania, a pesar de que no hay pruebas de que tal cosa esté ocurriendo allá. Vimos a Rusia usar estas mismas tácticas anteriormente, cuando invadió Ucrania en 2014 y Georgia en 2008.

Y entonces, casi en el mismo momento en que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reunía para defender la soberanía de Ucrania y evitar el desastre, Putin lanzó su invasión en violación del derecho internacional. Los misiles comenzaron a llover, golpeando ciudades históricas en toda Ucrania. Luego siguieron los ataques aéreos, columnas de tanques y batallones de tropas, todos sobre la cresta de una ola renovada de desinformación y mentiras descaradas.

Los próximos días, semanas y meses serán increíblemente difíciles para las personas de Ucrania. Putin ha desatado un gran sufrimiento sobre ellas. Pero el pueblo ucraniano ha conocido 30 años de independencia y ha demostrado repetidamente que no tolerará a nadie que intente hacer retroceder a su país. El mundo está observando este conflicto de cerca, y si las fuerzas rusas cometen atrocidades, exploraremos todos los mecanismos internacionales que podrían usarse para hacer que los responsables —ya sean miembros de las fuerzas armadas o sus líderes civiles— respondan por sus acciones.

Estados Unidos ha proporcionado más de $us 400 millones en asistencia humanitaria al pueblo ucraniano. Nuestro apoyo continuará aumentando y estamos trabajando con la comunidad internacional, especialmente la Unión Europea, para ayudar a los ucranianos en su momento de necesidad y apoyar a los países que están recibiendo a los refugiados.

La libertad, la democracia y la dignidad humana son fuerzas mucho más poderosas que el miedo y la opresión. En la pugna entre democracia y autocracia, entre soberanía y sometimiento, que nadie dude esto: la libertad prevalecerá.

Charisse Phillips es encargada de Negocios de la Embajada de Estados Unidos en Bolivia.

Comparte y opina:

Con diálogo se encuentran oportunidades comunes

/ 6 de octubre de 2022 / 01:52

Luego de más de dos años en este hermoso país como Encargada de Negocios, regreso a Washington este mes para ocupar un puesto de liderazgo en temas desafiantes para nuestro hemisferio.

Quisiera reflexionar sobre la dimensión de nuestras relaciones comerciales y de pueblo-a-pueblo, así como también sobre las oportunidades perdidas de asociación en cuanto a nuestros intereses comunes y el fortalecimiento de la relación bilateral entre Estados Unidos y Bolivia.

Bolivia es un país de gratas sorpresas por su paisaje, su diversidad, la pasión y hospitalidad de su gente y por supuesto, la riqueza de su cultura. He podido admirar el dinamismo microempresarial de El Alto, el deslumbrante brillo del Salar de Uyuni, el arte de las Misiones, la antigüedad de El Fuerte de Samaipata, la grandeza de Tiwanaku, los coloridos festivales de Tarija, la calidez de Cochabamba y la pujante productividad de Santa Cruz.

En cada región que visité, conocí bolivianos orgullosos de su origen, de sus costumbres, de su cultura y de su comida. Sin duda, la diversidad es una de las mayores riquezas de Bolivia. He podido escuchar de las personas que conocí en esos viajes, que sienten un gran deseo de fortalecer más los lazos entre Estados Unidos y Bolivia para vigorizar el intercambio comercial, educativo y cultural entre ambos países.

La amistad entre los pueblos de los Estados Unidos y Bolivia es sólida y de larga data. Miles de viajeros visitan ambos países por negocios, turismo e intercambios educativos y culturales. A través de varias décadas, Estados Unidos ha trabajado mano a mano con el pueblo boliviano, las instituciones académicas y la sociedad civil para mejorar la educación, el emprendedurismo, el empoderamiento de las mujeres y de las comunidades indígenas y afrobolivianas.

Cuando llegué a Bolivia, el mundo estaba sufriendo la devastadora pandemia global. Como vecinos en el hemisferio, sabíamos que ninguno de nosotros estaría a salvo hasta que todos estuviésemos seguros.

En conversaciones iniciales que tuve con la gente, me di cuenta de que lo más importante que podíamos hacer por Bolivia era fortalecer el movimiento económico y apoyar a los sectores más vulnerables. Con este fin, Estados Unidos colaboró con asistencia en salud, sin ningún costo ni condicionamiento, que incluyó más de cinco millones de vacunas de COVID de alta calidad, dos hospitales de campaña, y más de 200 tanques de oxígeno. Todo esto, durante el pico más alto de la pandemia, lo que ayudó a salvar miles de vidas.

Quiero resaltar nuestra dinámica relación comercial. Desde ganaderos hasta fabricantes de vehículos eléctricos, estos líderes empresariales son los que mueven nuestra relación comercial de $us 1.000 millones. Estados Unidos es el mercado más grande del mundo y el país importador de la mayor variedad de productos bolivianos en el mercado exterior, lo que crea empleos para los bolivianos. La embajada trabaja con empresarios bolivianos y estadounidenses para expandir la relación comercial con el fin de mejorar el crecimiento económico y generar empleo para las familias de nuestros países.

Sin embargo, la mejor manera de asegurar que la relación entre Estados Unidos y Bolivia alcance su mayor potencial, es promoviendo una sólida comunicación entre gobiernos. Sin un diálogo fluido, se dificulta la posibilidad de normalizar las relaciones entre ambos países. A lo largo de mi estadía aquí, he evidenciado que una posible colaboración y asociación han sido relegadas por el Gobierno de Bolivia. Estados Unidos siempre está dispuesto a sentarse en la mesa de diálogo.

Nuestros países pueden trabajar juntos en la reducción de emisiones de carbono y de las temperaturas globales, la protección de la biodiversidad, el respeto por los derechos indígenas, el fortalecimiento del compromiso con la democracia, la defensa de los derechos de las minorías, el mejoramiento de los sistemas de salud, la garantía de que todos los ciudadanos puedan participar en una economía dinámica y que tengan acceso a la prosperidad, entre muchas otras áreas.

Deseo sinceramente que la administración del presidente Arce considere este tipo de áreas de colaboración. Fortalecer la relación Estados Unidos-Bolivia es valioso para nuestros países, la región y el mundo. Crear una relación sólida no es fácil. Habrá obstáculos en el camino, pero necesitamos contar con la buena predisposición del Gobierno de Bolivia para no perder más tiempo y empezar a construirla ahora.

Charisse Phillips es encargada de Negocios de Estados Unidos en Bolivia.

Comparte y opina:

Una Cumbre para todos

/ 5 de junio de 2022 / 01:06

Hernán Zabala, un exbecario boliviano de la Iniciativa Jóvenes Líderes de las Américas, que impulsa el Departamento de Estado, cofundó EnerGea Bolivia, un esfuerzo que busca conservar la belleza y salud de la ciudad de La Paz por medio de reciclar aparatos electrónicos y focos fluorescentes para evitar la contaminación del agua. Además, Hernán lidera una iniciativa que promueve las capacidades de muchos jóvenes bolivianos emprendedores para alcanzar sus sueños.

Juntos, queremos generar más historias como la de Hernán. Son demasiado pocos los potenciales agentes de cambio y emprendedores en las Américas que pueden hacer realidad sus sueños, debido a la desigualdad en las instituciones públicas, la corrupción, la inseguridad, la atención sanitaria deficiente, los efectos del cambio climático y el acceso limitado al financiamiento.

El presidente Biden recibirá a los líderes del Hemisferio Occidental en Los Ángeles del 8 al 10 de junio para la novena Cumbre de las Américas, con un objetivo ambicioso pero simple: ayudar al hemisferio entero —incluido Estados Unidos— a materializar su potencial como región donde la democracia responda a las necesidades de todos y las personas puedan hacer realidad sus aspiraciones.

La Cumbre es un encuentro de nuestras sociedades y de nuestra gente. La pandemia de COVID-19 ha cobrado más de 2,7 millones de vidas en nuestro hemisferio y ha provocado un daño económico masivo. La pérdida de puestos de trabajo ha sido particularmente alta para mujeres, trabajadores más jóvenes, personas con niveles de educación más bajos y quienes trabajan en el sector informal. Nuestra prosperidad común depende de la recuperación económica y estamos orgullosos de haber entregado más de cinco millones de vacunas a Bolivia para proteger vidas y apoyar la reactivación económica. Seguimos teniendo un vínculo inquebrantable con los pueblos y las economías de las Américas.

Durante la Cumbre, debemos comprometernos con una recuperación ecológica y equitativa, la resiliencia de nuestros sistemas sanitarios y la revitalización de las democracias. La pandemia de COVID-19 mostró que existen falencias en nuestros sistemas de salud pública que debemos superar trabajando juntos. Debemos impulsar una gobernabilidad con transparencia y rendición de cuentas, y promover y proteger los derechos humanos, el Estado de derecho, la inclusión social y la igualdad de género, racial y étnica. Podemos favorecer la prosperidad inclusiva si construimos una economía que sume más personas al empleo formal; por ende, debemos empeñarnos en promover la iniciativa empresarial y la participación de los jóvenes en la economía mundial. Hemos logrado la reconstrucción de la relación comercial entre Estados Unidos y Bolivia que llega a más de $us 1.000 millones por año. Este comercio ya está compuesto de una diversidad de productos que alimentan la creación de trabajos en ambos países, pero con una mayor cooperación hay todavía mucho espacio para crecer y abrir nuevas oportunidades para los exportadores bolivianos en el mercado norteamericano.

Aprovechar el potencial inmenso que tiene la energía limpia en el hemisferio puede ser un propulsor del desarrollo económico y responder a la crisis climática, y por eso debemos expresar nuestro compromiso de usar tecnologías eficientes y cooperar para que haya más fuentes de energía renovable. Tenemos la obligación de abordar la deforestación para conservar el patrimonio natural. En Bolivia, Estados Unidos ha entregado más de $us 2 millones en apoyo a bomberos y ciudadanos voluntarios en sus esfuerzos para proteger la biodiversidad y belleza de la Chiquitanía.

El progreso en todas estas áreas restablecerá en la ciudadanía la confianza de que la democracia puede dar respuesta a las necesidades de la gente. Debemos enfocarnos en las responsabilidades básicas de gobierno: brindar seguridad, atención de la salud, educación, infraestructura y Estado de derecho. Para lograr esto, nos proponemos invertir más en nuestra gente a través de la educación; construir instituciones más inclusivas y fortalecerlas; proteger y consolidar el papel crucial que desempeña la sociedad civil independiente; y respetar la dignidad humana que corresponde a cada persona.

El futuro de nuestro hemisferio sigue siendo auspicioso. La administración Biden-Harris usará las oportunidades que ofrece la novena Cumbre de las Américas para contribuir a que todas las personas de América se vean beneficiadas.

Charisse Phillips es encargada de Negocios de la Embajada de los Estados Unidos en Bolivia.

Comparte y opina:

Unidos venceremos la pandemia

/ 13 de julio de 2021 / 02:01

El 11 de julio, la administración Biden- Harris, trabajando a través del mecanismo COVAX, entregó más de un millón de vacunas Johnson & Johnson fabricadas en Estados Unidos a Bolivia. Estas son las mismas vacunas de una dosis y de alta calidad que han salvado muchas vidas en Estados Unidos y han acelerado el regreso a la vida normal en mi país. Estados Unidos entregó estas vacunas a través del mecanismo COVAX, que creemos es la forma más eficiente y transparente de garantizar que todos en todo el mundo tengan acceso a las vacunas, sin costo alguno para el pueblo boliviano. La vacuna Johnson & Johnson brinda protección efectiva contra el COVID-19 con una sola inyección y tiene requisitos simples de temperatura para su almacenamiento, dos factores que esperamos ayuden a garantizar que todos los bolivianos tengan acceso a una vacuna segura, sin importar dónde vivan.

Cuando hablamos de vacunas, a menudo nos referimos a cifras grandes que son difíciles de comprender cabalmente: Estados Unidos actualmente está entregando 60 millones de vacunas a socios internacionales; donaremos a COVAX 500 millones de vacunas fabricadas por la empresa estadounidense Pfizer durante el próximo año y medio, que se entregarán a casi 100 países que las necesitan en todo el mundo (la mayor donación de vacunas de la historia); y hemos comprometido $us 4.000 millones para asegurar que el mecanismo COVAX pueda seguir entregando vacunas a quienes las necesitan. Este apoyo financiero ayudó a garantizar que COVAX pudiera entregar más de 420.000 vacunas sin ningún costo a Bolivia este año, casi la mitad de las cuales fueron fabricadas por Pfizer.

Sin embargo, prefiero pensar en esta pandemia en términos más humanos. Hemos sentido el costo humano de la pandemia en Estados Unidos, donde más de 600.000 de mis conciudadanos han perdido la vida a causa del virus. También hemos visto cómo se han beneficiado los ciudadanos comunes de la recuperación económica que fue posible gracias a las vacunas: se han creado más de dos millones de empleos nuevos en Estados Unidos durante los últimos cuatro meses.

El millón de vacunas estadounidenses que acaban de llegar a Bolivia no son solamente medicinas, son una oportunidad para proteger a más de un millón de vidas del coronavirus. Son padres, abuelos, tías, tíos, amigos y compañeros de trabajo que pueden dormir un poco más tranquilos sabiendo que recibirán una simple inyección que les brindará una protección eficaz contra el COVID-19. Esta no es solo una entrega de medicinas, es la entrega de más de un millón de razones más para tener esperanza de que el sufrimiento causado por esta pandemia termine lo antes posible.

El presidente Joe Biden ha dicho que Estados Unidos se convertirá en el “arsenal de vacunas” del mundo y liderará el esfuerzo mundial para superar el COVID-19. Me gustaría explicar por qué estamos haciendo esto. La pandemia no terminará para nadie hasta que termine para todos. El comercio, los viajes y la cooperación internacionales dependen de la vacunación del mundo y todos sufriremos hasta que obtengamos las vacunas donde sea que se necesiten. Estados Unidos está comprometido a trabajar con los socios internacionales para luchar contra el COVID-19 para que podamos reanudar nuestra vida diaria.

Las vacunas que Bolivia ha recibido de Estados Unidos y otros socios internacionales, nos ayudarán a todos a volver a la vida normal. Para Estados Unidos, eso significa volver a nuestras áreas más importantes de cooperación con Bolivia: reconstruir la relación comercial de $us 1.000 millones entre nuestros dos países y generar empleos; trabajar juntos para preservar el patrimonio natural de Bolivia; y fortalecer los lazos de amistad entre nuestros dos países en base al respeto recíproco y a nuestros valores democráticos compartidos.

A medida que construimos una relación de confianza entre nuestros gobiernos, todos los bolivianos deben saber que estas vacunas no son simplemente una transacción entre dos países. Son una modesta entrega de apoyo que viene de parte del pueblo de Estados Unidos al pueblo de Bolivia con base en el respeto, la solidaridad y la determinación de que unidos, saldremos de la trágica sombra de esta pandemia.

Charisse Phillips es encargada de Negocios de la Embajada de Estados Unidos en Bolivia.

Comparte y opina: