Voces

Thursday 28 Mar 2024 | Actualizado a 21:20 PM

El MAS en el tiempo político

/ 17 de marzo de 2022 / 01:32

El Instrumento Político (IP) fue la propuesta- respuesta desde las federaciones de campesinos a la crisis de la izquierda partidaria y obrerista a finales de los años 80, no solo como una organización política más, sino al constituirse en el instrumento de la organización sindical.

La fundación se da en pleno auge del neoliberalismo durante el gobierno de Sánchez de Lozada (1995), en Santa Cruz, en el primer congreso del IP convocado por la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos, la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, con el visto bueno de la COB. Fue la revolución política dentro del sistema político, porque no partían de premisas elitarias y partidarias, sino orgánicas, deliberativas y altamente participativas.

Articulación, combinación de la organización y la lucha sindical con lo electoral, lo que constituyó en un engranaje político que le posibilitó tener presencia territorial en todo el país. La elección municipal de 1995, y nacional de 1997, con la sigla de Izquierda Unida, es la primera demostración del valor político de la organización sindical en el escenario electoral. La elección municipal de 1999 con la sigla MAS es la ampliación territorial a lo nacional y la emergencia urbana. La elección nacional de 2002, con la candidatura de Evo y la de Felipe Quispe, El Mallku, con el MIP, son la expresión de lo nacional popular como alternativa a todo el sistema político de derecha, sintetizan y representan la rebeldía popular campesina enarbolando la bandera de la Asamblea Constituyente como identidad unitaria y crítica al Estado republicano liberal colonial.

Este es el primer tiempo donde el instrumento supera la barrera electoral simple de resultados, empieza a ser el referente político como alternativa posible de gobierno.

El gobierno de Goni-Mesa es hijo putativo del embajador norteamericano Rocha, que logra juntar al MNR y al MIR de Paz Zamora, luego a la NFR de Reyes Villa para forzar una coalición partidaria de minorías electorales en crisis, es ese tiempo donde la crisis estatal se manifiesta dramáticamente con represión, masacre, renuncia a la presidencia y huida a los Estados Unidos del ícono del neoliberalismo. Desde lo nacional popular el MAS, el Pacto de Unidad y el binomio Evo-Álvaro representan la respuesta a la crisis de Estado y del sistema político con un eje programático histórico: Constituyente y nacionalización.

Nacionalización, triunfo en el referéndum revocatorio-ratificatorio, derrota al golpe cívico prefectural, movilización de la Conalcam- COB y aprobación de la nueva CPE por el soberano, cierran el tiempo de este segundo momento con hegemonía, liderazgo estatal y horizonte plurinacional.

En las elecciones nacionales de 2009 y municipales de 2010, con el triunfo del MAS superior a los dos tercios, contrariamente el IP se convierte regresivamente solo en un instrumento electoral, es el tiempo que debimos transformar al IP en el instrumento que sea parte de la construcción del Estado Plurinacional y del sistema político nacional, departamental y municipal con estructura político-orgánica.

Los triunfos electorales de 2014 y 2015 nublaron nuestro déficit de estructura política, con ese déficit enfrentamos el referéndum del 21F y las elecciones de 2019. Los resultados fueron descensos electorales que golpearon nuestra moral. Es el tercer momento donde el MAS es solo sigla electoral.

La resistencia al golpe de Estado se expresó en la capacidad de las organizaciones del Pacto de Unidad, de la COB y de Evo de presentar un solo binomio; es el tiempo que el MAS vuelve a ser el IP para enfrentar la dictadura, recuperar la democracia y el gobierno. Volvimos a nuestros orígenes, donde lo nacional popular es la fuente de nuestra legitimidad y movilización.

Pero, el IP volvió a retroceder en las elecciones subnacionales, no por el resultado electoral sino por la forma de disputa para acceder a las candidaturas.

Hoy no enfrentamos fracturas internas, sino asistimos a la ausencia de estructura política y escasez de militancia política e ideológica; estos dos factores demuestran la necesidad e importancia de impulsar nuestra propia revolución interna.

Los tiempos son cortos, están subordinados al calendario electoral. El liderazgo histórico de Evo es fundamental para este reto democrático y revolucionario, el presente como perspectiva del IP está determinado por la articulación efectiva, incluso conflictiva, con el Gobierno y las organizaciones sociales, para dotarnos de estructura política con militancia ideológica con influencia y presencia en lo urbano.

La política no tiene recetas ni fórmulas, sino está marcada por las decisiones y acciones tácticas de los líderes en función del horizonte estratégico.

César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda.

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Censo y el acarreo de prejuicios coloniales

La condición de ciudadanía municipal es identificada a partir de ‘donde vives, cuanto aportas, tanto vales’

César Navarro

/ 28 de marzo de 2024 / 10:20

Previo a los días de la realización del censo, alcaldes/as, concejales, parlamentarios en tono de condena social calificaron a hombres y mujeres por el retorno para censarse a sus lugares de nacimiento, sin ninguna valoración solo recurrieron a la adjetivación, como “irresponsables”, “mal agradecidos” y que reconsideraran ejecutar obras en esos barrios donde viven e incluso expresaron que debería pedirse la certificación censal para que sean atendidos en los centros de salud.

Los medios de comunicación enviaron a sus corresponsales a las terminales para transmitir en directo lo que denominaron el “acarreo de personas” entrevistando a políticos en el mismo lugar que mostraban públicamente su molestia con los “campesinos/migrantes del interior”.

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Pero, además se esforzaban por identificar al “campesino migrante”, a la migración “campo-ciudad” como factor negativo para las ciudades, porque “aquí vivimos ciudadanos que pagamos nuestros impuestos”, dieron pasos más agresivos en su condena porque a “los migrantes no les interesa el desarrollo, por eso no quieren censarse aquí donde les damos de comer”.

La migración se entiende como el cambio de residencia que implica el traspaso de algún límite geográfico o administrativo (CEPAL), este concepto es universal en el sentido amplio, aplicado principalmente a las migraciones de un país a otro, en lo interno, principalmente en nuestro país se debe entender la migración interna a partir de la ampliación de residencias, porque los hombres y mujeres por diferentes factores tienen sus actividades en otros centros principalmente urbanos pero no se desprenden o separan de su origen familiar/territorial/comunal, es decir su pertenencia no está solo en lugar donde trabajan y viven sino donde tiene sentido su autoidentificación, que es el origen del yo colectivo e individual.

Las opiniones públicas de autoridades políticas y amplificadas por medios de comunicación expresan cierto sentido común urbano racial/colonial como lógica de valoración social sobre la migración interna.

Desde la fundación de la República se ha institucionalizado a través de la violencia  institucional/armada, cultural, simbólica la obligatoriedad de la despersonalización histórica del indio, para que el indio alcance la condición de boliviano y no aún de ciudadano tenía que hablar castellano, ser católico, trabajar y tributar, cumplir con sus obligaciones con la patria, la iglesia, las autoridades y los señores feudales y empresarios mineros, era el rosario de obligaciones coloniales, pero cuando reclamaban un derecho eran detenidos, torturados, asesinados, porque los consideraban indígenas incivilizados.

La Ley de Participación Popular exacerbando el individualismo como lógica social impuso la ciudadanía tributaria, cada uno de los bolivianos registrados en el último censo tenemos un valor económico uniforme, es decir del 20% de lo recaudado por impuestos nacionales y aduaneros se distribuye en cada uno de los municipios por el número de habitantes, entonces la condición de ciudadanía municipal es identificada a partir de “donde vives, cuanto aportas, tanto vales”.

Se apropió del razonamiento municipal urbano la ética utilitaria del individuo, las autoridades municipales, aunque aparenten ser rostro indígena, otros que sintetizan xenofobia encubierta  con vehemencia y sin ruborizarse calificaron el retorno temporal a sus comunidades de hombres y mujeres como el “acarreo”, que se entiende como el acto de llevar algo, es decir exaltan con sentido negativo la decisión de volver a la comunidad y al campesino/migrante como el objeto utilitario.

El censo formal y legalmente es la encuesta sistemática nacional, pero también a través de las multifacéticas opiniones urbanas, grupales, políticas e ideológicas sobre el censo nos permite descifrar las racionalidades coloniales y raciales que pervive invisibilizado en el discurso poblacional y tributario.

Censarse en sus lugares de origen no es acto de retorno, sino la reafirmación de la manifestación sociocultural, territorial y política, de la importancia identitaria del yo individual y colectivo como fuente de la familia y la comunidad.

No es la negación de la ciudadanía individualizada expresada en su residencia urbana, sino la visibilización plena de la condición pluri de la nación, es la ruptura con las lógicas homogéneas, liberales y coloniales, que creen que el Estado es la hacienda de dominio señorial y no de los pueblos y naciones que tienen en su racionalidad descolonizada la vitalidad del Estado Plurinacional.

(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda

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Primarias

Las primarias internas sí son importantes, hoy están legisladas y se desarrollan bajo la lógica liberal republicana

César Navarro

/ 14 de marzo de 2024 / 10:45

La propuesta lanzada por Carlos Mesa de tener primarias abiertas, simultáneas y obligatorias fue apoyada y aplaudida de manera inmediata por Camacho, Manfred y los candidatos sin sigla electoral ni militancia.

Todos los autoproclamados presidenciables creen tener la aureola que les da el derecho de ser ungidos como el salvador y portador de buenas nuevas para los estantes y habitantes del país.

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Pero cuál es la obligación de los presidenciables, ¿tener nombre, imagen, recursos y acceso a los medios?, pareciera que es el requisito sine qua non, entonces estamos ante un concurso de méritos, con postulantes arropados por amigos disputando la directiva de un club de beneficencia.

Es la característica de algunos de los actores del sistema político, que existen efusivamente en los tiempos electorales, proclaman, juran y rubrican la lealtad a sus electores, y pasadas las elecciones naufragan en la turbulencia de la democracia, sin más autocrítica y mea culpa vuelven a renacer cual ave fénix para volver a la procesión electoral.

Las primarias abiertas significan ser el candidato de la no militancia, es sustituir la ausencia de organización, militancia y estructura por ciudadanía laxa, es ser el beneficiario del folklore democrático.

El derecho a ser candidato les obliga a tener la madurez de la institucionalidad democrática, es decir, ser opción política y no solo ser casilla electoral en la papeleta de votación.

La síntesis de la política es la disputa del poder político, la esencia es la concepción ideológica, la médula es la organización, el liderazgo cohesiona, expresa y representa la militancia, la estrategia no está solo en vencer electoralmente sino en crear en la subjetividad social esperanza y certidumbre.

Pero contrariamente, hoy los políticos multicolor, porque no se definen por su concepción ideológica sino por el nombre de la carátula, dicen ser demócratas, que luchan por la libertad, el bienestar social, la inversión y el desarrollo; unos le ponen mayor condimento a ciertos temas sensibles, otros van más allá, dicen no ser de izquierda ni de derecha. En fin, la lista es interminable, son el abanico multifacético de la desorientación, deambulan en la pasarela mediática esforzándose en autoconvencerse que son el faro en la tempestad.

El tribunal electoral tiene el registro de varias organizaciones políticas sin estructura ni militancia política, pero con sigla electoral habilitada; los dirigentes/propietarios ofrecen su personería jurídica a la imagen presidencial con mejor aceptación en las encuestas, el mercado electoral empieza a cotizar siglas y candidaturas, ahí se fabrican alianzas y frentes, acuden al márquetin para dotarse de un nombre, color y eslogan en nombre de la democracia y el ciudadano.

Las primarias abiertas quieren ser utilizadas para cubrir sus déficit ideológicos, políticos, organizacionales y de liderazgo, las excusas son múltiples y cada coyuntura tiene el rótulo que se quiere dar; ahora es la participación ciudadana la que seleccionaría entre los autoproclamados al mesías, luego pasarían a tener militancia ocasional, que en lo posible sea a imagen de quien será la lumbrera en la oscuridad democrática.

La política, en su sentido amplio en un Estado de derecho, hace efectivo el monopolio de la coacción legitima, influye en el presente, puede modificar el pasado y construir el mañana, por ello las candidaturas no son un simple juego de simpatías y antipatías o para buscar aplausos mayoritarios en base a silogismos de los presidenciables. Nuestra democracia republicana nos ha enseñado que es institución madura, se impuso desde que el pueblo la conquistó en noviembre de 1978 y recuperó en agosto de 2020 a la cabeza de lo sindical, obrero, campesino, popular y de izquierda, por ello los que quieren jugar a ser demócratas de Walt Disney no comprenden la importancia de la organización política como institución colectiva, de la militancia como actor politizado, de la ideología como concepción del cosmos local y regional, su incomprensión hace que recurran a salvavidas temporales para prolongar su agonía.

Las primarias internas sí son importantes, hoy están legisladas y se desarrollan bajo la lógica liberal republicana para que el militante individualmente se pronuncie dentro de la estructura partidaria, también es fundamental comprender que existen formas colectivas de deliberación y decisión; es tiempo de superar el liberalismo republicano, complementarlo con lo colectivo-comunitario. Podrían ser los escenarios donde dejen de existir los aventureros, no se trata de solo enunciar la representación que no se tiene, sino de darle al militante y al colectivo comunitario la facultad de decidir deliberando. 

(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda

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La vergüenza de haber sido

Las voces que enarbolan la realidad del nuevo presente no prescinden del título que les antecede, son los 'ex'

César Navarro

/ 29 de febrero de 2024 / 10:41

Ningún presente puede prescindir del pasado, el hecho político está en qué tipo de pasado, qué narrativa del pasado le interesa a quienes necesitan arroparse de aureolas para presentarse en el presente.

Utilizando los medios de comunicación público y privado, acudiendo al miedo con un fuerte acento racial, han forzado la narrativa que busca modificar negativamente en el imaginario colectivo la imagen del líder indígena, los cocaleros y el bloqueo, ese es el presente impuesto y sobre ese imaginario negativo circula la línea discursiva mediática colonial.

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Las voces que enarbolan la realidad del nuevo presente no prescinden del título que les antecede, son los “ex”, esa condición les habilita a analizar, criticar, recomendar o instruir. Los “ex” en el momento que son parte del pasado, el pasado fue grandioso, el liderazgo del indígena sindical cocalero representaba el tiempo de la revolución; fue grandioso porque fueron parte de él, ahora en otra vereda enuncian con la misma efusión sobre el pasado, imponen su diferencia: el que lideró ese pasado glorioso ahora es anacrónico, no tiene la grandeza del pasado y es más, hoy está aliado a los enemigos de los que representan el presente glorioso.

Otros van más allá, mientras lo veían como el paraguas que les daba el bienestar, que les daba la oportunidad de estar más allá de sus colegas mortales, lo consideraban el presidente; sin más consideración ideológica, para ellos era el líder, hoy como ya no les puede dar la sombra y el confort que necesitan, desde su mirada colonial y los privilegios que les da el presente, lo califican como el responsable de las violaciones constitucionales, de las muertes, y los excompañeros del otrora líder asienten con la cabeza o con el silencio cómplice.

Lo llamativo es que todos hablan en nombre del Estado Plurinacional, del proceso de cambio y que es tiempo de salvar la revolución democrática cultural de su principal enemigo: el líder cocalero y de los cocaleros bloqueadores.

Unos dicen que es el tiempo de las primarias, otros de los profesionales, otros de los jóvenes, otros dicen que los caudillos ya no existen, otros afirman que son tiempos modernos y los dirigentes y bloqueadores son cosa del pasado; otros, con mayor efusión y en la pasarela mediática, reiteran que la grandeza del otrora timonel está en abandonar el tren de la historia porque se volvió obsoleto para timonear la esperanza.

Los eruditos que apenas mojaron la punta de sus dedos en las aguas de una tina, hoy son las voces que hablan y conocen las temperaturas de las turbulentas aguas de los océanos; no solo dan consejos, dan órdenes, pero en la lógica de la temperatura liberal republicana, no así en la sensación térmica de lo indígena, campesino, orgánico, sindical y territorialmente organizado; leen la política a partir de los votos y no así de los sueños, deseos, ilusiones, identidades de hombres y mujeres que huelen, transpiran a tierra, que no deciden como ciudadanos individualizados, sino como pueblos organizados, esa es su condición de sujeto, es en la deliberación que se decide colectivamente el quehacer y las formas, la responsabilidad es orgánica, ahí está el sentido descolonizado de la política.

El pasado que constituyó el presente, formalmente se lee a partir de los resultados electorales, pero la esencia de los resultados no está en los números de votos, sino en la apropiación identitaria de la democracia, es decir, los actores sindicalmente organizados no se desenvuelven por los códigos liberales, sino por el despliegue orgánico, territorial, con la convicción de disputar el triunfo. 

Pero, cierta izquierda que no comprende la descolonización política dentro el Estado Plurinacional, cree militantemente que la política circula en el mundo urbano y público, que sus formas de manifestación son electorales, partidarias o frentistas, por ello su razonamiento es electoral, su andar está en ganar electores, a ello se debe la estrategia comunicacional que es profundamente ideológica: invalidar al sujeto sindical campesino, sancionar ética y políticamente la movilización social, descalificar la demanda, ese acto significa condenar el pasado que dio origen a este presente, mostrarlo como negativo y antidemocrático.

Parafraseando un tango que nombra el poeta uruguayo Benedetti: “la vergüenza de haber sido/ y el dolor de ya no ser”. Hoy esos versos podrían ser un retrato de cierta izquierda clasemediera, señorial, esa que se encoge a la primera lluvia y reniega de su pasado: no hay que tener vergüenza de haber sido y para no sentir el dolor de ya no ser, lo mejor es seguir siendo militante de izquierda y anticolonial.

(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda

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Encrucijada de la Asamblea Legislativa

La Asamblea Legislativa está en el tiempo de su definición: ser el actor o la quinta rueda del carro

César Navarro

/ 15 de febrero de 2024 / 07:33

El Parlamento, hoy Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), en el republicanismo representó la síntesis política de la correlación de fuerzas partidarias de un tiempo electoral. Fue parte del engranaje del poder, como tal, actor directo en la reproducción ampliada del poder político.

Noviembre de 1979, ante el golpe del coronel Natusch Busch la resistencia fue liderada por la COB y la CSUTCB. La derrota militar implicó fundamentalmente que las masas movilizadas y organizadas sindicalmente asuman la democracia representativa como horizonte (Zavaleta). Las elecciones y la democracia era aún embriones, los comicios eran la manifestación de la manipulación dolosa de MNR, porque el movimientismo hizo del fraude electoral su forma de vida democrática; la democracia estaba construyendo un mínimo de institucionalidad, el golpe militar quiso volver a clausurar este amanecer nublado.

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El triunfo sindical obrero campesino de izquierda delegó al Parlamento la respuesta temporal, que designó a la presidenta de la Cámara de Diputados, Lidia Gueiler, como Presidenta de la República, pero con la tarea de convocar a elecciones de forma inmediata. Esta delegación popular y la decisión de los parlamentarios instituyó en el Parlamento la condición de actor político e institucional.

El modelo político de democracia donde el soberano solo votaba y no elegía se impuso en las elecciones de 1985: un sistema político de minorías electorales, el Parlamento por acuerdo multipartidario de esas minorías impuso la fórmula de mayorías parlamentarias para la elección de presidente y vicepresidente. El actor que garantizaba la titularidad política del poder, independientemente de la decisión del soberano, era el Parlamento.

En las elecciones de 2005, por primera vez en la historia contemporánea de la democracia el pueblo eligió a su presidente y vicepresidente, pero por el sistema de asignación parlamentaria las oposiciones de derecha tenían mayoría el Senado, el Parlamento republicano se convirtió en la institución de desestabilización al gobierno indígena de izquierda.

Era el tiempo de quiebre para restaurar al neoliberalismo en el poder o para transformar el Estado, el Parlamento era el instrumento de definición de ese tiempo político, su condición de actor decisivo devino del mandato movilizado de lo nacional popular expresado en la Conalcam. La movilización se inició el 12 de octubre (2008) desde Caracollo hasta la sede política del poder, obligó a que el Parlamento se constituya de facto en parlamento constituyente, debatió y reformó parcialmente el proyecto de Constitución elaborado y aprobado en la Asamblea Constituyente. La marcha arribó a la plaza Murillo el 20 y el 21, el Parlamento le entregó la Ley de Convocatoria a Referéndum Constitucional para que la CPE sea aprobada por el soberano. La movilización más grande e importante de nuestra historia política dio nacimiento constitucional al Estado Plurinacional.

El Parlamento, hoy ALP, fue el actor decisivo, sus decisiones sentaron las bases de la nueva institucionalidad estatal.

El último conflicto sobre las elecciones judiciales desnudó dramáticamente el abandono a su condición de actor político, constituyéndose en receptor pasivo de las instrucciones del Tribunal Constitucional o de alguna autoridad gubernamental designada.

Un vocal designado, no electo de una sala del TCP, castró la facultad constitucional de interpelación a ministros en la ALP. Por un lado, la reacción fue la crítica discursiva y por otra, de conformidad porque no se puede desdecir a los depositarios de la verdad constitucional.

Ejercer el derecho que tiene la ALP a la aprobación de la ley de elecciones judiciales está condicionada a la instrucción del TCP y a la presión social del bloqueo de caminos. Sin iniciativa política, los parlamentarios hoy están instalando la incertidumbre, la deslegitimación de un órgano de poder estatal y la conflictividad con probabilidades de enfrentamiento dentro el bloque indígena campesino popular.

Sostener a través del poder político la autoprórroga, dilatar la elección judicial, deslegitimar uno de los principios del Estado Plurinacional (la elección soberana de magistrados) es invalidar la ALP, poner en duda la validez de la CPE, anular la condición de dirigente del MAS en la ALP, fomentar la fractura irreversible y el enfrentamiento del bloque indígena campesino popular que constituyó el horizonte descolonizador que articuló democráticamente la nueva arquitectura estatal.

La ALP está en el tiempo de su definición: ser el actor o la quinta rueda del carro, como solía calificar el maestro Juan Lechín.

(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda

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Estado Plurinacional

La construcción del Estado Plurinacional hoy está reducido al simbolismo festivo

César Navarro

/ 1 de febrero de 2024 / 07:37

La Tesis Política del Segundo Congreso de la CSUTCB (1983) afirmaba con precisión  histórica “Somos la semilla de donde ha nacido Bolivia, pero aún hasta hoy, nos tratan como a desterrados en nuestra propia patria” es la crítica ideológica y política al republicanismo colonial y al colonialismo interno y el horizonte es la transformación del Estado con la visión descolonizadora “Queremos ser libres en una sociedad sin explotación ni opresión organizada en un Estado Plurinacional que desarrolla nuestras culturas y auténticas formas de gobierno propio”.

Este horizonte es la ruptura con el colonialismo interno de derecha y de algunas corrientes de izquierda, trastoca el sentido filosófico como fue concebido la República, interpela a la razón de la política que circulaba en la lógica colonial euro-americano céntrica, a la forma de organización del poder estatal, al sentido común colonial y racial de sectores sociales principalmente urbanos, por ello la descolonización no es una reivindicación sino un horizonte, que se construye en la cotidianidad como historia y presente, es decir la utopía deja de ser una ilusión para constituirse en un presente posible.

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La refundación del Estado es un hecho político trascendental porque logra derrotar en las reglas de juego democrático representativas a las elites que se sentían propietarios y beneficiarios de la política, de la economía, de la producción, de la tierra, de los recursos naturales, de la cultura, de la religión, es decir de la República de Bolivia.

La Asamblea Constituyente (AC) era el único escenario institucional y democrático posible para construir una nueva arquitectura estatal, al mismo tiempo era el espacio de disputa sobre la filosofía estatal y la nueva síntesis social del poder.

Desde 1825 por primera vez se eligió a constituyentes por voto universal, democrático y fue el Pacto de Unidad (CSUTCB, CSCIB, CNMCB-BS, CONAMQ, CIDOB) la única organización que presentó su visión de Estado descolonizado en un proyecto de Constitución.

La AC se constituyó en el campo de disputa, entre la visión descolonizadora y los representantes del statu quo, para impedir el desarrollo de foro constituyente recurrieron a dos instrumentos del republicanismo colonial: el regionalismo y el racismo, el método la violencia.

El Estado Plurinacional (EP) fue concebido intelectual y socialmente desde lo nacional popular nació en tres partos: el primero en la AC, que fue bloqueado por la aristocracia sucrense con el apoyo de la derecha atrincherada en la media luna no pudieron impedir la aprobación del proyecto de CPE, el segundo en la histórica marcha de cerca de medio millón encabezada por la presidente indígena, la CONALCAM y la COB desde Caracollo hasta ciudad de la Paz, fue la movilización más grande desde 1825 y  tercero la aprobación por primera vez de la CPE en referéndum por el voto democrático del pueblo con el 67%.

En pleno proceso de alumbramiento los hijos putativos de la República y del nacionalismo quisieron hacer abortar el proceso en dos actos: con el referéndum anti e inconstitucional sobre autonomías y el golpe cívico prefectural, en ambos momentos fueron derrotados por la movilización campesina, popular y el liderazgo indígena anticolonial solido del presidente.

El EP es la ruptura con el republicanismo colonial, capitalista, eclesial y patriarcal, es desterrar el monopolio urbano clase mediero en la posesión y control del poder público nacional, departamental y municipal, es superar la ciudadanía lineal homogenizada sin identidad más que su nacimiento, es castrarle al sistema político el derecho que se arrogaba para elegir presidentes, es arrebatarle a la nobleza eclesial la paternidad celestial sobre el Estado y la sociedad, es la negación de privilegios que se volvieron en derechos selectivos.

El EP es la construcción social movilizada, su constitucionalidad emerge de la democracia como manifestación plena del soberano, la materialización de su institucionalidad está condicionada al liderazgo y visión anticolonial, simultáneamente como proceso de largo plazo y generacional es la revolución moral plurinacional, es decir transformar el sentido común colonial, racial, de clase y patriarcal que pervive en las sociedades de nuestra patria en la nueva racionalidad donde el color de la piel, el apellido, el origen, el idioma, genero, religión, riqueza, orientación sexual no sean factores de prestigio y exclusión social.

La construcción del EP hoy está reducido al simbolismo festivo, a la inversión pública mediática, al fomento de la fragmentación del bloque que dio origen al EP, al ataque sistemático al líder que sentó las bases constitucionales anticoloniales y antiimperialistas de este tiempo político.

(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda

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