La fórmula del 70-30
Al mejor estilo hollywoodense, la Cainco premió a los mejores empresarios bolivianos del año. En dicho evento se posesionó a su nueva directiva presidida por Fernando Hurtado, quien lanzó duras críticas al modelo económico del Gobierno, en presencia de autoridades del Estado. Ese agravio pudo causar en el Ejecutivo el mismo efecto que el bofetazo que propinó Will Smith a Chris Rock, pues a nadie le gusta ser invitado para ser hostigado.
El Gobierno y el sector privado atraviesan un mal momento en sus relaciones. El primero optó por elaborar un plan de desarrollo en el cual los empresarios no fueron invitados y, en respuesta, organizaron su propia cumbre. El incremento salarial es otra fuente de tensión. Con la esperanza de que los canales de comunicación entre ambos sectores mejoren, ya que necesitamos de la unidad entre todos los bolivianos para encarar la reactivación, me voy a centrar en el discurso de Hurtado y su propuesta 70-30.
Hurtado sostiene que el modelo económico es cosa del pasado, pues se sigue gastando como en los tiempos de altos ingresos y que no responde a las necesidades de las empresas. Exige un trato equitativo entre empresas públicas y privadas. Cuestiona la eficiencia de la inversión privada respecto de la pública, la cual debe complementarse a la privada y no suplantarla. Sentencia que no se requiere un gobierno empresario, sino uno amigo.
El modelo económico concibe cuatro tipos de economías: la estatal, la privada, la mixta y la comunitaria. La economía estatal es la que lidera la transformación productiva del país y el proceso de acumulación del capital (limitado históricamente por el sector privado nacional que el modelo neoliberal les endilgó a las empresas extranjeras con pésimos resultados) y la coordina con las otras formas de economía. Hurtado se atribuye este rol para su gremio, desconociendo el aporte de la economía mixta y la comunitaria a las que no representa.
Las comparaciones entre producción e inversión entre sectores no son correctas. Así, la empresa Soboce que la Cainco ha premiado y puesto de modelo ha realizado inversiones desde 1925. Lógicamente, la ratio de producción e inversión de esta empresa hoy es alto porque ya superó la fase de inversión inicial. Como es natural, Soboce debió soportar bajas utilidades o pérdidas las primeras décadas de producción. En cambio, la fase de inversión del sector público ha recomenzado hace poco más de una década y por las mismas razones, no tiene por qué acompañar la producción. Pretender inferir que el sector privado es más eficiente porque invierte menos, solo deja en exposición la baja capacidad de inversión que tiene frente al estatal.
El modelo económico regentado desde el Estado ha permitido que las empresas privadas obtengan utilidades y los empresarios acrecienten sus fortunas. De no haberse estimulado la demanda interna en años pasados, la economía habría entrado en recesión mucho antes de la pandemia arrastrando al sector privado, por lo que su reclamo es contradictorio.
El modelo no está pensado para que la iniciativa estatal se complemente al mercado, sino a la inversa. Aun así, esta sinergia no puede ser reducida a una simple fórmula de exceso de Estado o falta de mercado como la del 70- 30, sino percibir el momento histórico y rol particular de cada uno de los actores. La industrialización no puede ser delegada exclusivamente al sector privado nacional porque no tiene la capacidad financiera y tecnológica de encararla y tampoco es de interés de las trasnacionales, es por ello que el Estado debe asumirla de forma temporal. Eso no quiere decir que el sector privado quede al margen. Se pueden beneficiar a través de empresas mixtas con participación estatal, recibiendo una justa retribución en virtud a los riesgos y el capital invertido. Por tanto, se requiere más Estado, pero también más apoyo privado, pero no hay una proporción ideal.
Hurtado cree que la redistribución proviene del mayor y mejor empleo. En realidad, el sector privado opera a través del mercado que, al contrario, es el origen de las desigualdades.
El sector privado tiene una deuda histórica con el país porque fue incapaz de resolver por sí solo los problemas estructurales de la economía boliviana como la reducción de la pobreza, la desigualdad y el rezago industrial. Son sus desaciertos los que han creado la necesidad de un Estado fuerte para afrontarlos. El señor Hurtado necesita entender mejor cómo funciona el modelo económico para salir de sus propias consignas.
Omar Velasco Portillo es economista.