Hay que ponerse otra dosis de refuerzo contra el COVID-19? Parece una pregunta sencilla, pero los expertos siguen debatiendo la respuesta. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) autorizó recientemente una segunda dosis de refuerzo para las personas mayores de 50 años y para quienes tienen sistemas inmunitarios debilitados.

Eric Topol, profesor de medicina molecular en el Centro de Investigación Scripps en San Diego, dice que la decisión de la FDA fue prudente. Pero no todos están de acuerdo. “Yo siempre fui escéptico del primer refuerzo y estoy aún más dudoso del segundo refuerzo”, dijo Phil Krause, exsubdirector de la Oficina de Investigación y Revisión de Vacunas de la FDA.

¿Cómo es posible que dos científicos respetados analicen las mismas pruebas y lleguen a conclusiones tan distintas? Personas de ambos lados del debate en torno a las dosis de refuerzo dicen que hay varias cuestiones a considerar, todas ellas válidas, que, sin embargo, se contraponen. Uno de los aspectos más controvertidos es el objetivo de las vacunas de refuerzo. “¿Intentamos que la gente no tenga que ir al hospital, o prevenir una enfermedad leve, o disminuir la transmisión en toda la población?”, dijo Luciana Borio, antigua jefa científica en funciones de la FDA. “Si no se tiene un objetivo claro y consensuado, creo que es fácil que haya desacuerdos”.

En lo que se refiere a la variante Ómicron, parece que los refuerzos solo proporcionan una protección transitoria de la infección. Para algunos, las consideraciones de tiempo también tienen mucho que ver. Las tasas de infección por coronavirus en Estados Unidos no habían estado tan bajas desde hace dos años, aunque algunas áreas están viendo alzas. Si bien hay preocupación sobre una próxima ola de casos nuevos por la subvariante BA.2 de Ómicron, en la mayoría de los casos parece que esta variante causa una enfermedad más o menos leve en las personas vacunadas. Cifras recientes proporcionadas por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades también sugieren que la mayoría de las personas vacunadas, sobre todo quienes recibieron la primera dosis de refuerzo, siguen estando bien protegidas ante una enfermedad grave. “No se trata de si necesitaré otra dosis de refuerzo — creo que con el tiempo todo el mundo la necesitará—, sino de si ahora es el momento, y para quién”, sostuvo Gili Regev-Yochay, directora de la Unidad de Prevención y Control de Infecciones del Centro Médico Sheba de Israel.

Algunos expertos afirman que sin duda surgirán nuevas variantes, y con ellas puede presentarse una necesidad más apremiante de refuerzos formulados específicamente para atacarlas. La recomendación de una segunda dosis de refuerzo ahora reduciría la buena disposición del público para recibir esas vacunas posteriores. Aunque lejos de ser una certeza, también es una posibilidad teórica que ponerle refuerzos a las personas otra vez reduzca la eficacia de las próximas vacunas.

Hay más argumentos convincentes a favor y en contra de estas vacunas. Algunos dicen que la perspectiva de tener que vacunarse varias veces podría disuadir a los no vacunados incluso de ponerse la primera dosis (vale la pena destacar una vez más que esto es algo que todos los expertos creíbles apoyan). Mientras tanto, otros afirman que la vacuna adicional podría ofrecer protección contra el COVID prolongada u otros riesgos de salud relacionados con la infección.

A pesar de todas las opiniones contrarias, vale la pena destacar que hay algunas cosas en las que casi todos los expertos están de acuerdo. Un área de consenso es que las personas que tienen un sistema inmunitario débil o múltiples factores de riesgo sí deberían recibir los refuerzos.

Además, de cara al futuro, la mayoría afirma que tal vez se necesiten refuerzos de vez en cuando para proteger a la población de variantes nuevas o de la disminución gradual de la protección de la vacuna. Es probable que la amenaza del COVID-19 esté con nosotros durante los próximos años, y eso tal vez haga necesario que todos se pongan las dosis de refuerzo. “No creo que se pueda predecir si recibiremos un refuerzo cada seis meses o cada año, pero creo que vamos en esa dirección”, dijo Regev-Yochay sobre los refuerzos ocasionales.

El debate sobre las vacunas adicionales contra el COVID-19 refleja los retos y fricciones comunes en todas las evaluaciones de riesgo. Es decir, ¿cuánto riesgo es demasiado? A veces no hay una respuesta “correcta”; es una cuestión de opinión. Y cuanto más estrecha sea la relación riesgo-beneficio, o cuanto más se acerque a un 50-50, más divergirán las opiniones de los expertos.

Markham Heid es columnista de The New York Times.