Voces

Tuesday 16 Apr 2024 | Actualizado a 08:47 AM

Conspiración planificada

/ 28 de abril de 2022 / 01:43

La Memoria de los hechos del proceso de pacificación de Bolivia (octubre 2019-enero 2020) que presentó la Conferencia Episcopal Boliviana CEB, revela con precisión la forma, el lugar y los actores que participaron en la conspiración, este informe tiene sintonía con las declaraciones de Jeanine Áñez en el juicio oral por el caso Golpe de Estado II.

La Memoria de la CEB informa que la reunión se desarrolló el 10 de noviembre en la universidad privada UCB, participaron por: “CEB Mons. Aurelio Pesoa, Mons. Eugenio Scarpellini, Mons. Giovani Arana, P. José Fuentes Cano y Juan Carlos Núñez de la ONG Caritas; por el cuerpo diplomático: el embajador de Brasil, Octavio Henrique Cortes; el embajador de la Unión Europea, León de la Torre; el embajador de España, Emilio Pérez de Ágreda, y el exembajador de España Carmelo Angulo; por los comités cívicos estuvo presente Jerjes Justiniano, por el Conade, Waldo Albarracín y, por parte de Comunidad Ciudadana, Ricardo Paz” (sic).

El artículo 7 de la CPE define que “la soberanía reside en el pueblo, se ejerce de forma directa y delegada. De ella emanan por delegación, las funciones y atribuciones de los órganos del poder público; es inalienable e imprescriptible”, este principio se materializa en el sistema de gobierno republicano, en la democracia representativa “por medio de la elección de representantes por voto universal, secreto y directo” (artículo 11-II); es decir que la representación es un hecho de legitimidad que nace del soberano a través de la manifestación democrática y no es la reunión de un club de amigos con injerencia extranjera.

La CEB precisa la decisión que tomaron en la designación de presidenta y la comunicación para que asuma el cargo: “Después se analizó la posibilidad de que la presidente de la Cámara de Senadores asumiera la presidencia del Estado mientras se llamaba a nuevas elecciones y en el cargo se encontraba la senadora Jeanine Áñez… Desde la sala de reunión, ante las dudas de todos y a petición de los presentes, Ricardo Paz tomó contacto con la senadora Jeanine Áñez, vía telefónica y con micrófono abierto, y le preguntó acerca de su disponibilidad para asumir la presidencia del Estado. Ella respondió: Si es para servir al país, aquí estoy” (sic).

De facto, al igual que en el siglo pasado: los militares en un cuartel definían qué general será presidente, ahora un grupo de sacerdotes, civiles y extranjeros definieron la titularidad política del poder.

En el juicio oral, Áñez expresa: “En ese momento ya había instituciones que buscaban pacificar al país y se realizaron reuniones, como la de la Universidad Católica. En ese momento no salió mi nombre, sino el de la segunda vicepresidencia. Me dijeron —respetando la sucesión constitucional— si asumiría el poder. Respondí que si tengo el apoyo, por qué no me voy a imponer y la asumí como tal”.

Pero cuál debería ser la base que sustente la “constitucionalidad” del gobierno, la CEB confiesa en la Memoria: “Considerando la Declaración Constitucional DC 003/2001 según la cual la sucesión constitucional se produce ipso facto para evitar el vacío de poder en el Estado, se planteó sugerir a la Asamblea Legislativa dispusiese la sucesión constitucional de Jeanine Áñez para asumir la presidencia” (sic). Esta DC tenía que validar a la presidenta, para ello el grupo de la UCB articuló con miembros del Tribunal Constitucional para que a minutos de la autoproclamación e ingreso al Palacio Quemado con la Biblia, el TCP publique el comunicado sobre que era “aplicable la DC003/2001 para la sucesión ipso facto de Áñez.

La conspiración no es un acto espontáneo, sino la planificación política para apropiarse del poder. Lo que sucedió entre el 10 y 12 de noviembre, descrito por la CEB y la expresidenta de facto, es la culminación de una serie de actos secuenciales elaborados en laboratorios externos, ejecutados sistemáticamente para construir, en la subjetividad principalmente urbana, el ideal falso de una narrativa como verdad, es la sinrazón para validar los múltiples actos de violencia política, racial, social con la bendición celestial.

Lo trágico de la comedia del club de amigos que conspiraron es que se reclaman defensores de la República, desconociendo los principios del republicanismo liberal que emergió con la revolución francesa plasmada en nuestra CPE. En su aparente racionalidad política, a la conspiración para apropiarse del poder la denominan “ante el vacío de poder para superar la crisis”, es decir que tienen la capacidad con la complicidad mediática de inventar y forzar una realidad inexistente para posicionarla como la “verdad” y negar compulsivamente la violación de la CPE y de nuestra soberanía con la injerencia de diplomáticos extranjeros. A la conspiración planificada se le denominó “sucesión constitucional”.

César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda.

Comparte y opina:

‘Fake news’: el ‘fraude’

La fase para desconocer el resultado electoral se dio los primeros días de octubre

César Navarro

/ 11 de abril de 2024 / 06:52

Las fake news o noticias falsas se han constituido en fuentes decisivas para imponer como verdad fáctica percepciones negativas en la opinión pública e inicios de procesos penales sobre hechos y liderazgos políticos, más conocidos como lawfare.  

Se volvió a recurrir a la narrativa del fraude con la acusación de la Fiscalía al ingeniero Villegas, los medios titulan y los políticos corean: “persecución judicial al que descubrió el fraude”. 

También lea: Censo y el acarreo de prejuicios coloniales

El fraude, como fake new, fue construido en los laboratorios políticos con mucha anticipación a las elecciones de 2019. El tiempo apropiado para la enunciación del fraude como eje discursivo fue noviembre de 2017, cuando el Tribunal Constitucional emitió la SC 084/2017 que habilita la “reelección indefinida”, articularon “reelección y fraude” como factores interdependientes.

Como hecho político consumado, el fraude fue a partir de las renuncias del vicepresidente y la presidenta del Tribunal Supremo Electoral en octubre de 2018; las derechas entre políticos y analistas; medios de comunicación entre titulares, noticias, artículos, entrevistas, etc.; opiniones de autoridades católicas y evangélicas; los comités cívicos “denunciaron” que el TSE y el gobierno estaban organizando el fraude; fue la campaña sistemática para imponer una fake new como verdad. La encuesta presentada por el periódico Página Siete el 1 de octubre de 2019 sentenciaba que el 68% de los “bolivianos” creía que existiría fraude en las elecciones. Se cumplió con el objetivo.

La fase para desconocer el resultado electoral se dio los primeros días de octubre, semanas antes de los comicios los comités cívicos de Santa Cruz, Potosí y Chuquisaca —presidida por un militante trotskista— determinaron no reconocer el triunfo electoral del MAS porque sería producto del fraude y convocaron a la resistencia civil.

La violación de nuestra soberanía: los veedores internacionales la materializaron con la primera acción de la Misión de Observación Electoral de la OEA; al día siguiente de las elecciones, sin esperar la conclusión del cómputo electoral oficial del cual eran partícipes como veedores, “recomendaron segunda vuelta”, violaron el Código de Ética de observadores electorales de la OEA, que prohíbe que “emitan opinión política pública, anticipada y parcializada”.

El 23 de octubre, Camacho y el Comité pro Santa Cruz decidieron desconocer el resultado por fraude y exigieron que se convoque a nuevas elecciones.

La crisis política se instaló, la fake new era la realidad irrebatible que movilizó a miles de ciudadanos en las nueve capitales de departamento; en ese contexto, el ingeniero informático Édgar Villegas, en una entrevista el 24 de octubre en Televisión Universitaria, en el programa Jaque Mate, utilizando la comparación de las imágenes de las actas del TREP y del cómputo electoral, expresó que existía alteración de resultados, es decir, fraude electoral.

Esta opinión dejó de ser política, él fue presentado como “reconocido analista e ingeniero de sistemas que ha participado en una serie de equipos nacionales e internacionales relacionados con la información pública y la transparencia”, por la ONG Amnistía Internacional, en una carta del 28 de octubre dirigida al ministro de Gobierno Romero, exigiendo garantías porque su vida corría peligro.

En el informe final del equipo internacional de la OEA sobre el proceso electoral 2019, se presentó el “Anexo 7 Registro de Denuncias sobre Irregularidades”, con un total de 217, y en el punto 46 está el “informe del Ing. Villegas publicado en redes sociales”.

La valoración de las denuncias está consignada en las páginas 80 y 81 del informe final: “Al digitar las actas (que realizó el equipo auditor de la OEA) y al tener en cuenta las observaciones que estas incluyen (Anexo 7), se tomó nota de que la cantidad de votos asignados a cada partido político en el cómputo oficial (TSE) coincidió en 34,495 imágenes de actas (TREP), en 99,8%”. Es decir que existió coincidencia absoluta de tres fuentes: las actas escaneadas por la OEA, las del TSE y las imágenes de las actas del TREP, o sea, las denuncias de alteración de actas que modificaron el resultado electoral no son validadas por los auditores.

Las fake news no solo son noticias falsas, son la construcción ideológica política sistemática sobre hechos y líderes, el objetivo estratégico es imponer sentimientos negativos: el y la ciudadana se sienten agredidos.

La violencia es la reacción inmediata, emerge como legítima, la fake new es la “verdad” que moldea las reacciones y delinea indefinidamente las opiniones políticas y mediáticas, como sucede hoy.

(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Censo y el acarreo de prejuicios coloniales

La condición de ciudadanía municipal es identificada a partir de ‘donde vives, cuanto aportas, tanto vales’

César Navarro

/ 28 de marzo de 2024 / 10:20

Previo a los días de la realización del censo, alcaldes/as, concejales, parlamentarios en tono de condena social calificaron a hombres y mujeres por el retorno para censarse a sus lugares de nacimiento, sin ninguna valoración solo recurrieron a la adjetivación, como “irresponsables”, “mal agradecidos” y que reconsideraran ejecutar obras en esos barrios donde viven e incluso expresaron que debería pedirse la certificación censal para que sean atendidos en los centros de salud.

Los medios de comunicación enviaron a sus corresponsales a las terminales para transmitir en directo lo que denominaron el “acarreo de personas” entrevistando a políticos en el mismo lugar que mostraban públicamente su molestia con los “campesinos/migrantes del interior”.

Lea también: Primarias

Pero, además se esforzaban por identificar al “campesino migrante”, a la migración “campo-ciudad” como factor negativo para las ciudades, porque “aquí vivimos ciudadanos que pagamos nuestros impuestos”, dieron pasos más agresivos en su condena porque a “los migrantes no les interesa el desarrollo, por eso no quieren censarse aquí donde les damos de comer”.

La migración se entiende como el cambio de residencia que implica el traspaso de algún límite geográfico o administrativo (CEPAL), este concepto es universal en el sentido amplio, aplicado principalmente a las migraciones de un país a otro, en lo interno, principalmente en nuestro país se debe entender la migración interna a partir de la ampliación de residencias, porque los hombres y mujeres por diferentes factores tienen sus actividades en otros centros principalmente urbanos pero no se desprenden o separan de su origen familiar/territorial/comunal, es decir su pertenencia no está solo en lugar donde trabajan y viven sino donde tiene sentido su autoidentificación, que es el origen del yo colectivo e individual.

Las opiniones públicas de autoridades políticas y amplificadas por medios de comunicación expresan cierto sentido común urbano racial/colonial como lógica de valoración social sobre la migración interna.

Desde la fundación de la República se ha institucionalizado a través de la violencia  institucional/armada, cultural, simbólica la obligatoriedad de la despersonalización histórica del indio, para que el indio alcance la condición de boliviano y no aún de ciudadano tenía que hablar castellano, ser católico, trabajar y tributar, cumplir con sus obligaciones con la patria, la iglesia, las autoridades y los señores feudales y empresarios mineros, era el rosario de obligaciones coloniales, pero cuando reclamaban un derecho eran detenidos, torturados, asesinados, porque los consideraban indígenas incivilizados.

La Ley de Participación Popular exacerbando el individualismo como lógica social impuso la ciudadanía tributaria, cada uno de los bolivianos registrados en el último censo tenemos un valor económico uniforme, es decir del 20% de lo recaudado por impuestos nacionales y aduaneros se distribuye en cada uno de los municipios por el número de habitantes, entonces la condición de ciudadanía municipal es identificada a partir de “donde vives, cuanto aportas, tanto vales”.

Se apropió del razonamiento municipal urbano la ética utilitaria del individuo, las autoridades municipales, aunque aparenten ser rostro indígena, otros que sintetizan xenofobia encubierta  con vehemencia y sin ruborizarse calificaron el retorno temporal a sus comunidades de hombres y mujeres como el “acarreo”, que se entiende como el acto de llevar algo, es decir exaltan con sentido negativo la decisión de volver a la comunidad y al campesino/migrante como el objeto utilitario.

El censo formal y legalmente es la encuesta sistemática nacional, pero también a través de las multifacéticas opiniones urbanas, grupales, políticas e ideológicas sobre el censo nos permite descifrar las racionalidades coloniales y raciales que pervive invisibilizado en el discurso poblacional y tributario.

Censarse en sus lugares de origen no es acto de retorno, sino la reafirmación de la manifestación sociocultural, territorial y política, de la importancia identitaria del yo individual y colectivo como fuente de la familia y la comunidad.

No es la negación de la ciudadanía individualizada expresada en su residencia urbana, sino la visibilización plena de la condición pluri de la nación, es la ruptura con las lógicas homogéneas, liberales y coloniales, que creen que el Estado es la hacienda de dominio señorial y no de los pueblos y naciones que tienen en su racionalidad descolonizada la vitalidad del Estado Plurinacional.

(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Primarias

Las primarias internas sí son importantes, hoy están legisladas y se desarrollan bajo la lógica liberal republicana

César Navarro

/ 14 de marzo de 2024 / 10:45

La propuesta lanzada por Carlos Mesa de tener primarias abiertas, simultáneas y obligatorias fue apoyada y aplaudida de manera inmediata por Camacho, Manfred y los candidatos sin sigla electoral ni militancia.

Todos los autoproclamados presidenciables creen tener la aureola que les da el derecho de ser ungidos como el salvador y portador de buenas nuevas para los estantes y habitantes del país.

Lea también: La vergüenza de haber sido

Pero cuál es la obligación de los presidenciables, ¿tener nombre, imagen, recursos y acceso a los medios?, pareciera que es el requisito sine qua non, entonces estamos ante un concurso de méritos, con postulantes arropados por amigos disputando la directiva de un club de beneficencia.

Es la característica de algunos de los actores del sistema político, que existen efusivamente en los tiempos electorales, proclaman, juran y rubrican la lealtad a sus electores, y pasadas las elecciones naufragan en la turbulencia de la democracia, sin más autocrítica y mea culpa vuelven a renacer cual ave fénix para volver a la procesión electoral.

Las primarias abiertas significan ser el candidato de la no militancia, es sustituir la ausencia de organización, militancia y estructura por ciudadanía laxa, es ser el beneficiario del folklore democrático.

El derecho a ser candidato les obliga a tener la madurez de la institucionalidad democrática, es decir, ser opción política y no solo ser casilla electoral en la papeleta de votación.

La síntesis de la política es la disputa del poder político, la esencia es la concepción ideológica, la médula es la organización, el liderazgo cohesiona, expresa y representa la militancia, la estrategia no está solo en vencer electoralmente sino en crear en la subjetividad social esperanza y certidumbre.

Pero contrariamente, hoy los políticos multicolor, porque no se definen por su concepción ideológica sino por el nombre de la carátula, dicen ser demócratas, que luchan por la libertad, el bienestar social, la inversión y el desarrollo; unos le ponen mayor condimento a ciertos temas sensibles, otros van más allá, dicen no ser de izquierda ni de derecha. En fin, la lista es interminable, son el abanico multifacético de la desorientación, deambulan en la pasarela mediática esforzándose en autoconvencerse que son el faro en la tempestad.

El tribunal electoral tiene el registro de varias organizaciones políticas sin estructura ni militancia política, pero con sigla electoral habilitada; los dirigentes/propietarios ofrecen su personería jurídica a la imagen presidencial con mejor aceptación en las encuestas, el mercado electoral empieza a cotizar siglas y candidaturas, ahí se fabrican alianzas y frentes, acuden al márquetin para dotarse de un nombre, color y eslogan en nombre de la democracia y el ciudadano.

Las primarias abiertas quieren ser utilizadas para cubrir sus déficit ideológicos, políticos, organizacionales y de liderazgo, las excusas son múltiples y cada coyuntura tiene el rótulo que se quiere dar; ahora es la participación ciudadana la que seleccionaría entre los autoproclamados al mesías, luego pasarían a tener militancia ocasional, que en lo posible sea a imagen de quien será la lumbrera en la oscuridad democrática.

La política, en su sentido amplio en un Estado de derecho, hace efectivo el monopolio de la coacción legitima, influye en el presente, puede modificar el pasado y construir el mañana, por ello las candidaturas no son un simple juego de simpatías y antipatías o para buscar aplausos mayoritarios en base a silogismos de los presidenciables. Nuestra democracia republicana nos ha enseñado que es institución madura, se impuso desde que el pueblo la conquistó en noviembre de 1978 y recuperó en agosto de 2020 a la cabeza de lo sindical, obrero, campesino, popular y de izquierda, por ello los que quieren jugar a ser demócratas de Walt Disney no comprenden la importancia de la organización política como institución colectiva, de la militancia como actor politizado, de la ideología como concepción del cosmos local y regional, su incomprensión hace que recurran a salvavidas temporales para prolongar su agonía.

Las primarias internas sí son importantes, hoy están legisladas y se desarrollan bajo la lógica liberal republicana para que el militante individualmente se pronuncie dentro de la estructura partidaria, también es fundamental comprender que existen formas colectivas de deliberación y decisión; es tiempo de superar el liberalismo republicano, complementarlo con lo colectivo-comunitario. Podrían ser los escenarios donde dejen de existir los aventureros, no se trata de solo enunciar la representación que no se tiene, sino de darle al militante y al colectivo comunitario la facultad de decidir deliberando. 

(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda

Temas Relacionados

Comparte y opina:

La vergüenza de haber sido

Las voces que enarbolan la realidad del nuevo presente no prescinden del título que les antecede, son los 'ex'

César Navarro

/ 29 de febrero de 2024 / 10:41

Ningún presente puede prescindir del pasado, el hecho político está en qué tipo de pasado, qué narrativa del pasado le interesa a quienes necesitan arroparse de aureolas para presentarse en el presente.

Utilizando los medios de comunicación público y privado, acudiendo al miedo con un fuerte acento racial, han forzado la narrativa que busca modificar negativamente en el imaginario colectivo la imagen del líder indígena, los cocaleros y el bloqueo, ese es el presente impuesto y sobre ese imaginario negativo circula la línea discursiva mediática colonial.

Lea también: Encrucijada de la Asamblea Legislativa

Las voces que enarbolan la realidad del nuevo presente no prescinden del título que les antecede, son los “ex”, esa condición les habilita a analizar, criticar, recomendar o instruir. Los “ex” en el momento que son parte del pasado, el pasado fue grandioso, el liderazgo del indígena sindical cocalero representaba el tiempo de la revolución; fue grandioso porque fueron parte de él, ahora en otra vereda enuncian con la misma efusión sobre el pasado, imponen su diferencia: el que lideró ese pasado glorioso ahora es anacrónico, no tiene la grandeza del pasado y es más, hoy está aliado a los enemigos de los que representan el presente glorioso.

Otros van más allá, mientras lo veían como el paraguas que les daba el bienestar, que les daba la oportunidad de estar más allá de sus colegas mortales, lo consideraban el presidente; sin más consideración ideológica, para ellos era el líder, hoy como ya no les puede dar la sombra y el confort que necesitan, desde su mirada colonial y los privilegios que les da el presente, lo califican como el responsable de las violaciones constitucionales, de las muertes, y los excompañeros del otrora líder asienten con la cabeza o con el silencio cómplice.

Lo llamativo es que todos hablan en nombre del Estado Plurinacional, del proceso de cambio y que es tiempo de salvar la revolución democrática cultural de su principal enemigo: el líder cocalero y de los cocaleros bloqueadores.

Unos dicen que es el tiempo de las primarias, otros de los profesionales, otros de los jóvenes, otros dicen que los caudillos ya no existen, otros afirman que son tiempos modernos y los dirigentes y bloqueadores son cosa del pasado; otros, con mayor efusión y en la pasarela mediática, reiteran que la grandeza del otrora timonel está en abandonar el tren de la historia porque se volvió obsoleto para timonear la esperanza.

Los eruditos que apenas mojaron la punta de sus dedos en las aguas de una tina, hoy son las voces que hablan y conocen las temperaturas de las turbulentas aguas de los océanos; no solo dan consejos, dan órdenes, pero en la lógica de la temperatura liberal republicana, no así en la sensación térmica de lo indígena, campesino, orgánico, sindical y territorialmente organizado; leen la política a partir de los votos y no así de los sueños, deseos, ilusiones, identidades de hombres y mujeres que huelen, transpiran a tierra, que no deciden como ciudadanos individualizados, sino como pueblos organizados, esa es su condición de sujeto, es en la deliberación que se decide colectivamente el quehacer y las formas, la responsabilidad es orgánica, ahí está el sentido descolonizado de la política.

El pasado que constituyó el presente, formalmente se lee a partir de los resultados electorales, pero la esencia de los resultados no está en los números de votos, sino en la apropiación identitaria de la democracia, es decir, los actores sindicalmente organizados no se desenvuelven por los códigos liberales, sino por el despliegue orgánico, territorial, con la convicción de disputar el triunfo. 

Pero, cierta izquierda que no comprende la descolonización política dentro el Estado Plurinacional, cree militantemente que la política circula en el mundo urbano y público, que sus formas de manifestación son electorales, partidarias o frentistas, por ello su razonamiento es electoral, su andar está en ganar electores, a ello se debe la estrategia comunicacional que es profundamente ideológica: invalidar al sujeto sindical campesino, sancionar ética y políticamente la movilización social, descalificar la demanda, ese acto significa condenar el pasado que dio origen a este presente, mostrarlo como negativo y antidemocrático.

Parafraseando un tango que nombra el poeta uruguayo Benedetti: “la vergüenza de haber sido/ y el dolor de ya no ser”. Hoy esos versos podrían ser un retrato de cierta izquierda clasemediera, señorial, esa que se encoge a la primera lluvia y reniega de su pasado: no hay que tener vergüenza de haber sido y para no sentir el dolor de ya no ser, lo mejor es seguir siendo militante de izquierda y anticolonial.

(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Encrucijada de la Asamblea Legislativa

La Asamblea Legislativa está en el tiempo de su definición: ser el actor o la quinta rueda del carro

César Navarro

/ 15 de febrero de 2024 / 07:33

El Parlamento, hoy Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), en el republicanismo representó la síntesis política de la correlación de fuerzas partidarias de un tiempo electoral. Fue parte del engranaje del poder, como tal, actor directo en la reproducción ampliada del poder político.

Noviembre de 1979, ante el golpe del coronel Natusch Busch la resistencia fue liderada por la COB y la CSUTCB. La derrota militar implicó fundamentalmente que las masas movilizadas y organizadas sindicalmente asuman la democracia representativa como horizonte (Zavaleta). Las elecciones y la democracia era aún embriones, los comicios eran la manifestación de la manipulación dolosa de MNR, porque el movimientismo hizo del fraude electoral su forma de vida democrática; la democracia estaba construyendo un mínimo de institucionalidad, el golpe militar quiso volver a clausurar este amanecer nublado.

Lea también: Estado Plurinacional

El triunfo sindical obrero campesino de izquierda delegó al Parlamento la respuesta temporal, que designó a la presidenta de la Cámara de Diputados, Lidia Gueiler, como Presidenta de la República, pero con la tarea de convocar a elecciones de forma inmediata. Esta delegación popular y la decisión de los parlamentarios instituyó en el Parlamento la condición de actor político e institucional.

El modelo político de democracia donde el soberano solo votaba y no elegía se impuso en las elecciones de 1985: un sistema político de minorías electorales, el Parlamento por acuerdo multipartidario de esas minorías impuso la fórmula de mayorías parlamentarias para la elección de presidente y vicepresidente. El actor que garantizaba la titularidad política del poder, independientemente de la decisión del soberano, era el Parlamento.

En las elecciones de 2005, por primera vez en la historia contemporánea de la democracia el pueblo eligió a su presidente y vicepresidente, pero por el sistema de asignación parlamentaria las oposiciones de derecha tenían mayoría el Senado, el Parlamento republicano se convirtió en la institución de desestabilización al gobierno indígena de izquierda.

Era el tiempo de quiebre para restaurar al neoliberalismo en el poder o para transformar el Estado, el Parlamento era el instrumento de definición de ese tiempo político, su condición de actor decisivo devino del mandato movilizado de lo nacional popular expresado en la Conalcam. La movilización se inició el 12 de octubre (2008) desde Caracollo hasta la sede política del poder, obligó a que el Parlamento se constituya de facto en parlamento constituyente, debatió y reformó parcialmente el proyecto de Constitución elaborado y aprobado en la Asamblea Constituyente. La marcha arribó a la plaza Murillo el 20 y el 21, el Parlamento le entregó la Ley de Convocatoria a Referéndum Constitucional para que la CPE sea aprobada por el soberano. La movilización más grande e importante de nuestra historia política dio nacimiento constitucional al Estado Plurinacional.

El Parlamento, hoy ALP, fue el actor decisivo, sus decisiones sentaron las bases de la nueva institucionalidad estatal.

El último conflicto sobre las elecciones judiciales desnudó dramáticamente el abandono a su condición de actor político, constituyéndose en receptor pasivo de las instrucciones del Tribunal Constitucional o de alguna autoridad gubernamental designada.

Un vocal designado, no electo de una sala del TCP, castró la facultad constitucional de interpelación a ministros en la ALP. Por un lado, la reacción fue la crítica discursiva y por otra, de conformidad porque no se puede desdecir a los depositarios de la verdad constitucional.

Ejercer el derecho que tiene la ALP a la aprobación de la ley de elecciones judiciales está condicionada a la instrucción del TCP y a la presión social del bloqueo de caminos. Sin iniciativa política, los parlamentarios hoy están instalando la incertidumbre, la deslegitimación de un órgano de poder estatal y la conflictividad con probabilidades de enfrentamiento dentro el bloque indígena campesino popular.

Sostener a través del poder político la autoprórroga, dilatar la elección judicial, deslegitimar uno de los principios del Estado Plurinacional (la elección soberana de magistrados) es invalidar la ALP, poner en duda la validez de la CPE, anular la condición de dirigente del MAS en la ALP, fomentar la fractura irreversible y el enfrentamiento del bloque indígena campesino popular que constituyó el horizonte descolonizador que articuló democráticamente la nueva arquitectura estatal.

La ALP está en el tiempo de su definición: ser el actor o la quinta rueda del carro, como solía calificar el maestro Juan Lechín.

(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Últimas Noticias