Icono del sitio La Razón

No es el masismo, es el evismo

En lo que va de estos cinco meses, en el debate político respecto a las organizaciones políticas suena mucho y muy fuerte la situación en la que se encuentra el Movimiento Al Socialismo (MAS). Del resto de opciones políticas, esta semana la discusión se centró en la idea de si hicieron o no una buena gestión pública local y departamental en su primer año de gestión; es decir, un asunto de resultados, no una evaluación política de sus respectivos partidos.

En esa discusión sobre la dinámica del masismo, me interesa introducir una arista más al respecto, antes que adelantarnos a hablar de que el asunto central es el presente y futuro de este partido. En realidad, por qué no pensar más bien en que el asunto central en la disputa es el presente y el futuro de Evo Morales como líder político dentro de ese partido y respecto a su relación con las distintas organizaciones sociales cercanas a este bloque político.

Una de las reuniones que pasaron semanas atrás y de las que se habló mucho fue la que sostuvieron los dirigentes del Pacto de Unidad con el Presidente y Vicepresidente del Estado, con la ausencia de Evo Morales. Cuando revisamos la conformación del Pacto de Unidad nos damos cuenta de que está integrado por las llamadas “trillizas” (CSUTCB, Bartolinas, Interculturales), que cuentan con un papel central en las decisiones del MAS, según sus últimos estatutos aprobados.

Además de las mencionadas, también forman parte del Pacto de Unidad el Conamaq y la CIDOB, que tienen un carácter más anclado en los rasgos culturales en occidente y oriente del país, y no en la dinámica sindical como las otras. Entonces, si el motivo central de la reunión era buscar limar las asperezas que estuvieran existiendo en el MAS y el Gobierno nacional, no se entiende la ausencia de Morales a esta cita.

Sí se entiende esa ausencia, pero en función del personalismo de Evo, no en clave del masismo, porque algunas señales que se observan al respecto tienen que ver con que varios dirigentes sociales relevantes, ante la pregunta de qué lugar ocupa Evo Morales, responden casi siempre lo mismo: un líder histórico dentro del movimiento político. Esta señal invita a ensayar la hipótesis de que en clave presente y futuro, poco a poco se lo intenta ubicar en un plano simbólico dentro de la estantería del masismo.

Como contrapartida, la respuesta de parte de Evo Morales es llevar al terreno de su organización política la estrategia que lleva utilizando hace bastante tiempo: la identificación de enemigos, no de adversarios; así, los neoliberales de antes, hoy son los que se los conoce como traidores del partido y buscadores de su división. Antes de cerrar, no se descarta la posibilidad de que esta disputa de Evo en tiempo presente y futuro termine por determinar lo que le vaya a ocurrir al MAS, pero por ahora creo que es importante ir separando las aristas en función de los temas de fondo que pasan y no de los deseos que se tengan.

Marcelo Arequipa Azurduy es politólogo y docente universitario.