Bourdieu

Para hablar de un autor se puede partir con su fecha de nacimiento, sus libros más importantes, o por el concepto o categoría que caracteriza su obra. Pierre Bourdieu nació en Denguin (Francia) el 1 de agosto de 1930, no es un dato menor pues nos revela que no era parisino y su lengua materna no era el francés. Decimos «era» pues murió en 2002. Escribió muchos libros importantes, depende del interés de sus lectores. Para mí, el conjunto de artículos reunidos en libros como Cuestiones de sociología, Cosas dichas, Meditaciones pascalianas, Razones prácticas y Poder, derecho y clases sociales, son sus mejores libros, pero su gran obra se titula La distinción, criterio y bases sociales del gusto, aunque para otros tal vez sea La reproducción: elementos para una teoría del sistema de enseñanza, escrito en co-autoría con Jean Claude Passeron. Continuando con el concepto o categoría que caracteriza la obra de Bourdieu, podríamos quedarnos con habitus.
Habitus es una categoría sociológica que se refiere al conjunto de modos de ver, sentir y actuar que, aunque parezcan naturales, son sociales, es decir, están moldeados por las estructuras sociales, se aprenden y se aprehenden. El habitus aparece como la mediación entre las condiciones objetivas y los comportamientos individuales. Hablar de habitus es colocar lo personal como colectivo.
Bourdieu lo concibe como “la interiorización de la exterioridad y la exteriorización de la interioridad” o también como “sistemas de disposiciones duraderas, estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes”. Esta manera de referirse al habitus como estructuras estructuradas y como estructuras estructurantes a la vez, es tal vez, la manera más clara de explicarlo, en tanto Bourdieu nos está diciendo que el habitus se aprende, al participar de un determinado campo y en consecuencia se trata de una estructura (exterior) estructurada (interior) y que desde ese interior (estructura estructurada) el agente se encarga de reproducir con su práctica el conjunto de relaciones sociales, solo entonces el habitus funciona como estructura estructurante. Es decir, el habitus es una subjetividad socializada.
El ejemplo más claro es el del jugador de fútbol. Un futbolista aprehende las reglas del campo y las interioriza, ya no decide sus acciones de forma racional, sino por medio de su habitus, por ejemplo, no tiene que preguntarse si puede o no levantar la pelota con las manos, simplemente se comporta con su habitus. Los deportistas llaman a esto «sentido del juego».
El habitus no es solo un término de investigación sociológica, sino una categoría para comprender por qué un sujeto, pese a rechazar constantemente un determinado comportamiento, puede terminar siendo parte de él.
Farit Rojas T. es abogado y filósofo.