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Friday 19 Apr 2024 | Actualizado a 15:30 PM

Economía destacada a nivel internacional

/ 22 de mayo de 2022 / 00:15

Días atrás el país se informaba respecto al resultado de un estudio realizado por The Economist Intelligence Unit, el que calificaba a Bolivia como el mejor país en América Latina para hacer frente a los impactos económicos financieros del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.

Esta calificación se la realiza a través del análisis de variables económicas. Así tenemos la baja inflación, en la cual juegan aspectos como abastecer prioritariamente el mercado interno, el incremento de la productividad y sobre todo el proceso de industrialización en la sustitución de importaciones, acciones que ocasionan que los precios tengan estabilidad. Otra variable es el cumplimiento del pago de los créditos que fueron destinados a la instalación de plantas productivas y otros activos que ya generan ingresos.

Pero esta entidad no solo realiza el análisis de las variables “positivas”, sino también el de amenazas, entre la que destaca la inestabilidad política y social no solo en Bolivia, sino en América Latina, que podría convertirse en un factor que desencadene protestas, manifestaciones y desconfianza de la ciudadanía contra las políticas económicas ejecutadas.

Este aspecto es muy bien aprovechado por analistas contrarios al Gobierno, políticos de oposición y también por algunos medios de comunicación; un claro ejemplo, las noticias falsas, ahí tenemos el ultimo rumor que “salió” como noticia sensacionalista de que a los trabajadores se les descontaría de sus salarios un 3% para pagar la Renta Dignidad, no tardaron en aparecer los eternos analistas que se llenaron la boca indicando que era un claro indicio de que el modelo económico ya no funcionaba, que la iliquidez ya se estaba expresando después de un supuesto “despilfarro” de nuestros ingresos, muletillas que las venimos escuchando desde hace 15 años.

Pero este accionar no es accidental ni casual, es algo premeditado de algunos actores sociales que al ver su incapacidad de demostrar a la ciudadanía que el modelo no funciona, se aferran a mentiras divulgadas por las redes sociales o muestran datos aislados de algunas variables; no se cansan de expresar que el endeudamiento del país prácticamente se duplicó de 2005 a 2021, pero jamás mencionan que en el mismo periodo el PIB de Bolivia casi se cuadruplicó. Nos juran que el déficit fiscal (gastos mayores a los ingresos) se da de forma constante desde hace seis años y que traerá graves consecuencias a las finanzas públicas, pero se olvidan decirnos que dicho déficit es destinado a la construcción de carreteras, plantas industriales y otros activos que ya están generando ingresos.

The Economist Intelligence Unit es una entidad internacional que realiza análisis de los resultados económicos, financieros y sociales de la mayoría de los países, destacando y elogiando las políticas económicas acertadas, así como identificando las posibles amenazas que involucraría un deterioro del desempeño económico a nivel internacional. Bolivia recibe la mejor calificación respecto a las políticas económicas aplicadas para hacer frente a las dificultades ocasionadas por el conflicto bélico, logros que también son reconocidos por otros organismos como el Banco Mundial, el FMI y la CEPAL; lo lamentable, que internamente nuestros analistas buscan encontrar defectos al modelo económico para de esta forma crear una desconfianza en la ciudadanía y ver llegar su tan ansiada crisis económica.

Miguel Marañón Urquidi es economista.

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Argentina y su 21060

Miguel Marañón Urquidi

/ 30 de diciembre de 2023 / 06:45

Después que el gobierno de la UDP ocasionara una hiperinflación que batió récords incluso a nivel mundial, más de 8.000% en la gestión 1985, el gobierno libertario del MNR aplicó una política de shock teniendo como base principal el Decreto Supremo 21060, similar a lo que actualmente está aplicando el presidente argentino Milei.

No olvidemos que la principal oposición a las medidas de shock son las movilizaciones de los sindicatos y gremios de trabajadores, una de las primeras medidas fue el despido de los trabajadores, la reacción fue de “quien corta no cobra”, en alusión a que los trabajadores que bloqueen no recibirán la ayuda del gobierno; lo paradójico es que el discurso de Milei decía que los subsidios a los argentinos los convertía en “flojos”, ya que percibían ingresos sin trabajar, sin embargo, los subsidios siguen vigente en Argentina.

La lógica o la teoría de las políticas de shock tiene dos ramas: lo estatal y lo privado. En lo estatal se reduce el Estado (despido de funcionarios públicos) porque la participación del mismo solo se limita, en el mejor de los casos, a la regulación, que se la realiza con un número mínimo de funcionarios, los demás engrosan el ejército de desocupados.

En lo privado, el “reactivar” la producción pasa por la reducción de los gastos de producción y lo más fácil es abaratar la mano de obra, ya sea mediante el despido de trabajadores o, en el mejor de los casos, la reducción de los salarios y la desaparición de los beneficios sociales; nunca se observó que los empresarios amplíen su inversión y de esta manera mantener la cantidad de obreros (que sería otra opción de incrementar la producción).

Estas medidas, como consecuencia lógica, hacen que la población incremente el número de desocupados y una buena parte de la sociedad no cuente con ingresos monetarios para consumir los productos del mercado. Cuando una población no tiene ingresos suficientes para comprar, la opción de los productores será la exportación, vale decir que la producción se enviará al exterior y el mercado interno podrá abastecerse de las “demasías” de los productos de exportación, o sea, consumirán lo que los consumidores externos “no quieran consumir”. Esto ya lo vivimos en Bolivia con el 21060, donde la prioridad era lo mencionado por el tristemente célebre Goni: “exportar o morir”.

La opción o “libertad” de escoger de los desocupados se limitará a dedicarse a la informalidad comercial, la delincuencia (a lo que más probablemente se dedicarán para cubrir sus gastos esenciales) o lo que dijo Milei: a vender sus órganos.

La principal variable para que exista “libertad económica” es que los ciudadanos cuenten con ingresos monetarios para que tengan la verdadera libertad económica de poder escoger, qué y cuándo consumir; el contar con tres opciones: delincuencia, vender su cuerpo o parte de su cuerpo, o morir, no es libertad.

Miguel Marañón Urquidi  es economista

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Libertad económica y opresión estadística

Miguel Marañón Urquidi

/ 26 de septiembre de 2023 / 08:51

Días atrás salió el informe anual sobre la libertad económica del Instituto Fraser y del centro de estudios Populi. La población debe tener en cuenta que los indicadores de ese documento tienen un carácter político ideológico más que económico propiamente dicho.

La base ideológica del neoliberalismo establece que el mercado, a través de la oferta y la demanda, soluciona todos los problemas económicos y también logra una distribución óptima de los recursos, de acuerdo con las actividades que realizan los ciudadanos; es en este sentido que los países que tienen un modelo económico que contradice estos principios ideológicos siempre van a recibir una calificación negativa. Para estas entidades la ciencia económica es una ciencia exacta donde el factor social no es considerado como una variable importante, sino como una variable más, a ellas por ejemplo no les interesa la función del Estado, solo ven su tamaño (número de ministerios y de funcionarios), vale decir que analizan bajo una sola óptica, números fríos.

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Indican que en Bolivia “no existe” la posibilidad de hacer negocios, invertir, exportar y generar riqueza, afirmación que carece de sentido, ya que con el Modelo Económico Social Comunitario y Productivo (MESCP) las exportaciones se mantuvieron muy por encima a las registradas durante la vigencia del modelo neoliberal que promovía políticas liberales; al respecto, las exportaciones de 2022 batieron récord de $us 13.671 millones, destacando las ventas externas de la industria manufacturera con 51% de participación, lo que demuestra que con el MESCP el país da la posibilidad de hacer negocios de forma libre, porque cada exportador decide la actividad a la que se va a dedicar.

Afirman que en nuestro país se “despoja de sus bienes” a los inversores privados y que los inversionistas extranjeros tienen “miedo” de invertir en Bolivia, sin embargo, no quieren ver los datos de la inversión de capitales extranjeros que en 2021 y 2022 superaron los $us 900 millones. Para no desaprovechar estos datos de “libertad económica” no falta el oportunismo de los eternos “analistas económicos” que resaltan, por ejemplo, que en Bolivia se perjudica al comercio internacional, los cupos de exportación y que la burocracia estatal es la que determina “qué comprar y dónde comprar”, pero cuando se mezclan los intereses políticos con el análisis económico se omite mencionar que el sector ganadero está exportando carne como nunca antes y se aplican los “cupos” solo cuando los productores desabastecen el mercado interno.

Respecto a los datos sociales, nos informan que con “el liberalismo” se reducen más rápidamente los niveles de pobreza, se mejoran los ingresos de las personas y el PIB crece mucho más, afirmación que no tiene sustento en el caso nacional, ya que desde la aplicación de nuestro modelo la pobreza de 60,6% en 2005 bajó a 36,4% en 2021, y la pobreza extrema se redujo de 38,2% a 11% en el mismo periodo; el ingreso per cápita se mejoró conjuntamente una mejor redistribución de los ingreso,s lo cual se expresa con la mejora del índice de Gini, que pasó de 0,6 a 0,4, lo cual evidencia la reducción de la desigualdad.

En este sentido, la “opresión” de las estadísticas neoliberales solo se basa en números como si la economía fuera una ciencia exacta, olvidando que es una ciencia social y prioridad de los gobiernos el mejorar la calidad de vida.

(*) Miguel Marañón es economista

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La desesperación del FMI y de EEUU

Miguel Marañón Urquidi

/ 9 de septiembre de 2023 / 04:48

La gestión 2023 empezó para Argentina con una gran presión respecto a su deuda externa, ya que las dificultades de la pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania, los cambios climáticos y sobre todo el descontento social, así como la disminución de sus reservas internacionales, ocasionaron el incumplimiento de las metas vinculadas del programa de pago de la deuda internacional de ese país con el Fondo Monetario Internacional (FMI), vale decir que al segundo trimestre de este año Argentina nuevamente estaba al borde del default financiero.

El default es el término económico y financiero empleado en economía para mostrar la situación que ocurre cuando un deudor incumple con el pago de sus obligaciones crediticias con sus acreedores o prestamistas; en este sentido, los países, al igual que las familias y personas, están sujetas a indicadores financieros que establecen las entidades financieras y una de las principales es que de acuerdo a los ingresos se asigna el nivel de endeudamiento de los países, familias y personas.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) establece que el nivel “optimo” de endeudamiento no debe sobrepasar del 50% del Producto Interno Bruto (PIB), deuda por encima de este parámetro está sujeto a un análisis muy profundo respecto a seguir otorgando crédito a los países infractores, en el caso de Argentina su deuda supera el 80% de su PIB, lo cual se refleja en las “dificultades” para poder pagar la deuda mencionada, el acceso a nuevos endeudamientos tendría que ser muy difícil, por no decir “imposible”.

Pero para sorpresa de muchos, el FMI otorgó a la Argentina un crédito nuevo por $us 7.500 millones, contraviniendo los parámetros emitidos por ellos mismos, pero ¿será que el FMI ablandó su corazón o tendrá otras intenciones?

Es ahí donde surge la “coincidencia”, cuando Argentina es aceptada como miembro activo del grupo de los BRICS, que tiene como uno de sus objetivos principales romper la hegemonía del dólar americano en el comercio internacional y “construir un mundo multipolar” con varias divisas (dólar americano, yuan, euro y otras divisas), vale decir que el FMI prefiere seguir arriesgándose con Argentina (la segunda economía más grande de Sudamérica), para que este país siga siendo dependiente, en su comercio internacional, del dólar americano y no tenga la opción de utilización de otras divisas como el yuan.

No olvidemos que Estados Unidos utiliza las sanciones financieras contra países que considera “poco amigables” para ejercer presión sobre temas políticos, sociales y económicos, el claro ejemplo es Venezuela, Estados Unidos sanciono a este país debido a que considera a su gobierno “no democrático” y congeló las cuentas y activos del país sudamericano ocasionando una falta de liquidez para poder importar suministros, incluso tiene dificultad para importar medicinas, todo por las sanciones norteamericanas.

Estas sanciones y bloqueos financieros están siendo muy cuestionados por los países, los cuales buscan alternativas para que su comercio sea más fluido y no tenga que depender de países y organizaciones que cuando ellos consideren que cometieron fallas sociales, políticas o económicas puedan prácticamente bloquearlos económicamente, para crear malestar social y que puedan ser derrocados, en este aspecto los BRICS es la mejor opción para eludir estas sanciones, la mayoría de las veces injustas y con mucho contenido ideológico.

Miguel Marañón Urquidi es economista.

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La libertad económica en Bolivia

Miguel Marañón Urquidi

/ 15 de agosto de 2023 / 08:00

De un tiempo a esta parte, aparecieron analistas “iluminados” que vienen profesando la “libertad” de los bolivianos, quieren sentar la idea de que Bolivia vive una especie de dictadura en la cual se coartan las actividades y la propiedad privada, tratan de convencernos de que los impuestos que pagan las empresas privadas es la causa principal de la actividad informal y otras ideas trasnochadas que la mayoría de la población ni las considera.

Sin embargo, es bueno aclarar que esta teoría del liberalismo económico data de siglos atrás y trajo y trae consigo corrupción, desigualdad y atraso, no existe en la historia económica mundial datos de que los procesos de acumulación de capital se dieran a través de iniciativas o emprendimientos, siempre se dieron precedidos de acciones inmorales y algunas veces ilegales; tenemos ejemplos de sobra, pero el más representativo es el billonario Rockefeller, que fue denominado junto con otros empresarios como robber barons (barones ladrones), debido a que su fortuna la forjó extorsionando a políticos, chantajeando a la competencia y otras acciones, actualmente sucede lo mismo con muchos empresarios de talla internacional y también nacional.

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Nos hablan de “libertad” económica, pero se olvidan analizar que un individuo no es “libre” de escoger si no cuenta con recursos económicos, nos dicen que el socialismo del siglo XXI confisca la propiedad privada, sin embargo, las únicas confiscaciones de propiedad privada las realizaron los bancos (privados quitando a privados).

Nos dicen que la informalidad bordea el 80%, sin justificar de dónde sale ese porcentaje, pero se olvidan mencionar que un decreto neoliberal (DS 21060) fue el que echó a la calle a más de 200.000 mineros que no tuvieron otra opción más que subsistir con una economía informal, que hasta hoy en día arrastran. Hablan de “libertad” pero quieren quitar la “informalidad” a los trabajadores campesinos que abarcan más del 46%, confiscando su libertad y forma de producción de la tierra; estadísticamente el trabajo campesino está catalogado dentro la economía informal.

Se rasgan las vestiduras gritando a los cuatro vientos que los impuestos son el demonio personalizado y que son la causa de la disminución de la actividad empresarial privada, pero ignoran los datos en los cuales se muestra un incremento de empresas privadas y que están en relación con la disminución de la tasa de interés con la intervención del Estado, que fija porcentajes topes en los créditos, vale decir que los pequeños empresarios y emprendedores tienen la libertad de elegir dónde y cómo invertir cuando se les da “libertad” de disponer de recursos.

El neoliberalismo, a través del fascismo como etapa superior de la ideología económica liberal, tiene la visión de que su planteamiento es el mejor y “único” posible, y justifica que las otras teorías y sobre todo las de izquierda son lo peor, sin importarles y sobre todo sin analizar los logros que alcanzaron: echar la culpa a un sistema socialista de todos los males raya en lo ridículo.

Bolivia tiene la “libertad” de elegir democráticamente y a través del voto si decide seguir sistemas económicos obsoletos y trasnochados o seguir modelos que dan solución a sus problemas elementales.

(*) Miguel Marañón Urquidi es economista

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La guerra de la economía

La mayoría de los productores internacionales (por no decir todos) también subirán el precio de los granos

Miguel Marañón Urquidi

/ 31 de julio de 2023 / 09:53

El gasoducto Nord Stream fue construido para transportar gas de Rusia a Alemania y a través de éste a varios países europeos. Por este medio Rusia recibía recursos financieros por la venta de su gas y Europa lo adquiría a precios “aceptables” establecidos por la oferta y demanda internacional. En septiembre de 2022, en el lecho del mar Báltico explotó el gasoducto. Las acusaciones se dieron entre los países involucrados (Rusia y Ucrania), y hubo sindicaciones de que los servicios de inteligencia de EEUU e Inglaterra estaban involucrados. Lo cierto es que la venta del gas ruso a Europa se vio muy afectado y coincidentemente se incrementó la comercialización de gas de Estados Unidos a Europa, se supone a un precio mayor, lo cual ocasionó que el consumidor europeo pague más por el servicio de gas domiciliario.

Respecto al petróleo, Estados Unidos y Europa establecieron como sanción fijar un precio tope al barril proveniente de Rusia ($us 60), y Rusia ya dijo que a partir de agosto, si se mantiene el precio tope, dejará de vender petróleo y gas al continente europeo, lo que ocasionará desabastecimiento, y esto generará a la par un incremento de precios.

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Semanas atrás fue atacado el puente de Crimea; según Rusia, ello fue realizado por Ucrania, aunque este país indicó que no tiene nada que ver en dicho ataque. Sin embargo, la represalia se dio con un bombardeo incesante del puerto de Odesa, que estaba “protegido” por un “acuerdo del grano” que establecía que este puerto no sea objetivo militar para así facilitar el tránsito de buques con granos provenientes de Ucrania; no olvidemos que este país es uno de los principales productores agrícolas y abastece de granos a más de 40 países en tres continentes, entre ellos Europa.

Ahora bien, desde el momento en que Rusia rompió el “convenio de granos”, el abastecimiento y/o exportación de granos por parte de Ucrania se verá afectado (ya sea por acción militar o restricción de navegación), vale decir que la oferta de éstos disminuirá y es conocido que cuando un producto disminuye la cantidad ofrecida, su precio se incrementa. Cuando los precios aumentan, los países con mayor disponibilidad serán los que puedan comprar a mayor precio. Si Ucrania abastece a África, Asia y Europa, ¿quién podrá soportar el incremento?

La mayoría de los productores internacionales (por no decir todos) también subirán el precio de los granos, pero esto sería el mal menor debido a que si Europa se vería afectada por la disminución de granos de Ucrania, los productores americanos verán a este continente como un mercado potencial con un buen precio. Eso nos da a entender que Centro y Sud América se verán afectados por un aumento de precios de los granos y también por un desabastecimiento de éstos, ya que sus productores preferirán vender su producción a Europa.

Estas decisiones y acciones militares van a tener su efecto en la economía mundial. Todas estas decisiones económicas se dan a dos meses de que empiece el invierno en el hemisferio norte, estación que hace que la ciudadanía consuma más gas, más comida y se incrementa el uso de vehículos y cualquier automotor. En invierno, los europeos archivan las bicicletas y disminuyen su traslado a pie. Ojalá me equivoque, pero en tres o cuatro meses nuevamente el mundo se verá afectado por la inflación internacional, en este aspecto es necesario que los países (en especial Bolivia) tengan el plan acertado de establecer como prioridad el abastecimiento del mercado interno, el empresariado agroindustrial tiene el reto de incrementar su producción para que una vez cumplido el abastecimiento interno pueda exportar y generar mayores divisas para el país, pero sobre todo para aumentar sus ganancias.

(*) Miguel Marañón es economista

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