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Mi mamá me mima

CON LA PUNTA DE LA AGUJA1

Son las frases con las que hemos aprendido a leer, en nuestros bancos de la escuela primaria. Mi mamá me mima, y aunque suena muy romántico y a veces no había tanto mimo, en realidad aprendimos con ellas —con nuestras mamás— a leer sentimientos, deseos, necesidades, urgencias, hábitos y formas de protección. Por eso cuando ante algún peligro que enfrentamos —más rápido o más despacio— viene a nuestros labios la palabra “mamá”, el llamado a la “mamáaaaa” resonará dentro de nosotras y será un grito desesperado, que la reclama.

Tengo una duda… No sé si al momento de morir, pensaremos también en ella. La mamá.

Creo que a medida que crecemos, llevamos más y más para adentro la certeza de protección que cuando éramos pequeñitas era indudablemente la mamá. Qué paradójico, ¿no? Crecemos y a medida que nos hacemos adultas o adultos, nos alejamos poco a poco de la experiencia y sentimiento de la vulnerabilidad, que desde nuestro inicio de la existencia nos acompañó.

Digo paradójico porque mientras —nosotras y nosotros las adultas— nos empeñamos en olvidar, para las mamás es al revés, ellas se empeñan en recordar y se empeñan en hacernos recordar quiénes somos. Y es profundamente claro, “somos siempre sus wawas”. Está siempre en su cuerpo y en su mente que tienen wawas para proteger.

Las mamás son, en origen y en principio, mujeres. Y somos las mujeres y son nuestros cuerpos los que van a poder crear otro cuerpo, desde y en su propio cuerpo. Son las mujeres mamás las que van a realizar el acto creativo de crear un y una ser humana. Después van a continuar esa tarea con la crianza, el cuidado y la garantía de desarrollo, de la vida de la humanidad.

Son estos cuerpos nuestros de mujeres, que siendo tan importantes —imprescindibles diría— para el nacimiento de seres humanas y humanos, es sobre nuestros cuerpos que se construye históricamente el sistema de opresiones, colonialista, capitalista, neoliberal, etc. Sistema al que nosotras —Feministas Comunitarias de Abya Yala— denominamos “patriarcado”.

El patriarcado como sistema de opresiones se ocupa de generar las instituciones que van a garantizar el sistema de opresiones, y la mujer mamá, aquella tan importante y fundamental para la vida, el sistema patriarcal la convierte en “la maternidad” como una imposición y un instrumento de control de las mujeres; la maternidad como un servilismo de las mujeres a los hombres y a los hijos e hijas de los hombres. Ahí radica el carácter fundante de la familia, las mujeres como las paridoras y criadoras de la prole de los hombres. Entonces las mamás se convierten en una eterna mamadera.

Queremos mujeres mamás libres del yugo de la maternidad obligatoria, queremos poder amarlas a esas mujeres, principio vital.

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.