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Una crítica al desprestigio

TRIBUNA

En mayo, el señor Carlos Cardozo escribió algunas columnas de opinión en medios de comunicación escritos respecto al tema económico, las cuales llaman la atención por el estilo de redacción de desprestigio que imprime contra quienes escribe.

En uno de esos artículos utilizó el término de “buronomistas” (Buronomistas, artículo de opinión de la primera semana de mayo), rotulando de esa forma a las autoridades de gobierno a cargo de la conducción económica del país con las siguientes palabras: “economistas a sueldo que escriben columnas defendiendo ideologías cual evangelios movidos por mera fe, aunque esta fe sea una simple retribución a la pega en cuestión”. Sin embargo, ese peculiar estilo de ataque podría llegarle a él por la forma en la que defiende el neoliberalismo como un dogma, asumiendo que parafraseando a algún autor liberal esas ideas son verdades absolutas, sin ver los males que provocó la aplicación del programa neoliberal en los países de América Latina.

Jacques Rogozinski, exasesor y gerente en el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Interamericana de Inversiones, respecto a las medidas que plantea el Fondo Monetario Internacional (FMI) expone críticas que fue desarrollando en la experiencia de su trayectoria profesional, las cuales muestran por qué nuestros países cuestionaron a esa institución neoliberal: “los países desarrollados, de Estados Unidos a Gran Bretaña, de Francia a España, ¿han llegado a donde están practicando las fórmulas y recetas que predican? La respuesta es no”. Ese tipo de cuestionamientos a las recetas del FMI son parte de su libro Mitos y mentadas de la economía mexicana (2012), agradable a la lectura con una redacción sencilla.

Esta crítica al neoliberalismo es también expuesta por Ha-Joon Chang, economista y profesor de la Universidad de Cambridge, en su libro Pateando la Escalera, en el que responde cómo llegaron los países desarrollados hasta donde están y cómo mantienen su sitial: “los países desarrollados no llegaron donde están por medio de las políticas y las instituciones que ahora recomiendan a los países en desarrollo. La mayoría de ellos aplicó de manera activa ‘malas’ políticas comerciales e industriales, tales como la protección a la industria naciente y subsidios a la exportación, prácticas que hoy en día son mal vistas, e incluso explícitamente prohibidas por la Organización Mundial del Comercio”.

En la experiencia como país, tenemos el intento de los economistas neoliberales en los años 2000 que trataron de convencer a la población que el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) era bueno para nuestros países. Entre los acuerdos que se planteaban estaba la prohibición de que nuestras naciones subvencionen al agro, mientras Estados Unidos mantenía las subvenciones que tiene su país, dejando a nuestros productores en competencia desigual. Este tipo de elementos nos permite contrastar los argumentos con los hechos.

Volviendo al estilo de Cardozo, en otro artículo que publicó la segunda semana de mayo (Los impuestos son un robo), ataca el hecho de que el Estado cobre impuestos; sin embargo, en él mostró algo de su forma de pensar respecto a la población: “el impuesto al apropiarse de los ingresos o riqueza de forma indirecta o directa, se ha transformado en una costumbre que no puede ser cuestionada, el precio de la certidumbre que el Estado brinda a los poco orientados, desinformados y analfabetos ciudadanos espantados por el desconocido funcionamiento de la economía es suficiente para que éste se prorrogue en el tiempo”. Si bien su crítica era a los impuestos calificándolos como “robo”, sin darse cuenta termina calificando de una forma desdeñosa a los ciudadanos.

Esa forma de escribir y ponerse por encima de la población para la cual aparentemente escribe, hace que le lleguen algunos de los adjetivos que él mismo dedica a sus fichados objetivos, como él dice, tal vez tenga que “bajarse de su trono” (expresión que usó en uno de sus recientes artículos), y exponer sus argumentos sin desprestigiar a aquellos contra quien escribe, al fin y al cabo, en el escenario político y social es importante el debate de ideas, los argumentos son los que deben confrontarse y no las personas y menos caer en el desprestigio.

Edmundo Nogales Arancibia es abogado.