La inflación y la bolivianización
En las últimas semanas corrió mucha tinta para hacer diferentes consideraciones acerca de las causas de la inflación en la economía mundial y en países de todas las latitudes del planeta. La famosa BBC de Londres nos dedicó un tiempo para esas consideraciones indicando que Bolivia es una isla en ese océano de inflación, pero que no puede durar mucho.
Más allá de estos hechos resulta curioso que, según la BBC, la causa estaría en la construcción del boliviano (moneda) fuerte, los subsidios y restricciones a las exportaciones, el papel que cumple Emapa y el Fondo Rotatorio de Seguridad Alimentaria. Si bien todos estos factores tienen su incidencia en el comportamiento de la inflación, existe un elemento central que ni siquiera rozaron en sus consideraciones y es el papel del Banco Central de Bolivia (BCB) como factor central y principal en la administración de la inflación en la economía boliviana.
Para explicar lo que viene sucediendo con la inflación analicemos más de cerca sobre lo que viene haciendo el BCB para controlarla. El BCB la controla en el marco del Programa Fiscal Financiero que tiene como objetivos el crecimiento económico y la inflación —es decir, desarrollar la actividad económica en un contexto de estabilidad macroeconómica—. En ese sentido, el BCB mantuvo la orientación expansiva de la política monetaria, pero proporcionando la cantidad de dinero necesario para la realización del intercambio de mercancías y, al mismo tiempo, proporcionando recursos para la reactivación productiva.
En este propósito, el BCB utilizó instrumentos convencionales y no convencionales. Dentro de los primeros tenemos las operaciones de mercado abierto, la instrumentalización del encaje legal y otros. Sin embargo, lo que más utilizó, durante la gestión 2021, fueron los instrumentos no convencionales (que son los que se canalizan vía préstamos con garantía del Fondo CPVIS II (Créditos Destinados al Sector Productivo y a la Vivienda de Interés Social), y préstamos al Banco de Desarrollo Productivo, que permitieron proporcionar liquidez al sistema financiero para apoyar el crecimiento del crédito, cuyo objetivo final es la reactivación del aparato productivo. Es decir, de manera quirúrgica se proporcionó liquidez a la economía dirigida a la reactivación.
En ese mismo sentido, también se tuvieron medidas como el Fondo para Créditos destinados al Sector Productivo (Fondo CPRO), que es una alternativa de inversión de mediano plazo para las entidades de intermediación financiera para obtener recursos del exterior con menores costos; al mismo tiempo se tiene la reducción de límites a inversiones en el exterior; el BCB disminuyó el límite máximo para las inversiones en el exterior con recursos de las compañías de seguros, de 7% a 5%; a la par, la ASFI, en coordinación con el BCB, determinó que las entidades financieras disminuyeran el límite de las inversiones en el exterior, de 15% a 10% del capital regulatorio.
Todo este conjunto de medidas tuvieron el objetivo de controlar la inflación en el marco de la gran política de reactivación de la economía boliviana, en otras palabras, la dotación de liquidez va de la mano con el incremento de la producción.
Estas acciones del BCB tienen éxito porque en Bolivia se hizo una política económica denominada bolivianización, que es un proceso mediante el cual la moneda boliviana recobra las funciones del dinero: medida de valor, medio de pago, unidad de cuenta, depósito de valor, patrón de pagos diferidos, además de operar como capital, con lo cual la población recuperó la confianza en ésta.
El BCB demostró soberanía en el diseño y la ejecución de la política monetaria para dotar de fortaleza a la moneda nacional, política íntimamente relacionada con el Modelo Económico Social Comunitario Productivo.
Finalmente, ante los embates de la crisis internacional determinados por la guerra en Ucrania y la recuperación lenta del COVID- 19 y sus mutaciones, la economía boliviana, si continúa en esa senda, podrá reconstruir su economía fortaleciendo la esfera de la producción, manteniendo el poder adquisitivo de su moneda y, consecuentemente, las condiciones de vida de la población.
Efraín Huanca Quisbert es economista.