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Vacaciones, tiempo de disfrute

SIMPLE Y CLARO

El lunes 4 de julio, casi 3 millones de estudiantes de primaria y secundaria saldrán de vacaciones invernales en Bolivia. ¿Qué harán? ¿A qué se dedicarán? ¿Cuántas horas estarán pegados a sus celulares, tablets o a sus computadoras? Aprovecharán para dormir hasta más tarde, estarán en sus casas quizás callados, quietos, encerrados. ¿Ese silencio, esa rutina, ese dejarse estar es el que queremos para los niños y adolescentes? Si algún adulto contesta que eso sería lo ideal, es porque olvidó cómo era él mismo cuando tenía 6, 10 o 18 años.

Las vacaciones son un tiempo para aprender, sobre todo de la vida, de su importancia, de cómo ser mejor ser humano, más creativo, más útil para sí mismo y por ende para los demás. Este periodo fuera de las aulas debe ser fuente de revelaciones para descubrir verdaderos talentos en el deporte: fútbol, ráquet, natación, atletismo. Vocaciones artísticas en el arte: pintura, danza, teatro, escribir historias, cuentos. O el desarrollo de liderazgos: organizar actividades en la casa, la cuadra, el barrio, conformar grupos con actividades específicas.

Es verdad que en el caso sobre todo de los niños pequeños, se debe contar con la voluntad, la participación y parte del tiempo de los padres o los adultos que están a cargo de los menores para supervisar estas actividades, se requiere el traslado de los pequeños, llevarlos, recogerlos, pero eso sucede también cuando están en la escuela o el colegio, así que las personas mayores también deben estar dispuestas a continuar con sus tareas de cuidado durante las vacaciones.

Las autoridades han determinado que están prohibidas las tareas, los profesores no pueden mandar a hacer deberes durante las vacaciones. Eso está bien, porque los estudiantes deben tener tiempo para otras actividades. Los municipios por ejemplo, deberían abrir los museos para que niños y adolescentes los visiten. Los encargados de turismo tienen la oportunidad de ofertar viajes cortos y económicos. Este es un buen tiempo también para promocionar visitas urbanas por sitios con interés histórico, paseos que también pueden ser programados por los adultos sin esperar la iniciativa de autoridades.

El tiempo es veloz y más vale que le tomemos la delantera, los hijos crecen muy rápido, dicen adiós justo cuando queremos disfrutarlos, influir amorosamente en sus vidas, pero ya no podemos. Las vacaciones de invierno tienen su encanto, es un tiempo para transmitir nuestras tradiciones en la comida, cada región ofrece su propia bebida caliente para combatir el frío, su propia sopa, su propio pan. Tienen sus propios cuentos, sus personajes. Siempre hay un adulto mayor dispuesto a contar, a invitar para que las vacaciones, estas vacaciones de invierno sean inolvidables.

Lucía Sauma es periodista.