Ecuador, el mejor ejemplo
Resulta paradójico cómo algunos líderes políticos y seguidores de los gobiernos neoliberales guardan silencio frente a la crisis social que actualmente sufre el Ecuador, país en el cual se viene aplicando el modelo económico neoliberal, defendido y vanagloriado en nuestro país por varios analistas económicos políticos opositores; así tenemos como ejemplo que un conocido empresario y político que siempre candidatea a presidente, publicó en su cuenta de Twitter: ¿Qué debemos aprender de la crisis del Ecuador?, y se respondió: que “los subsidios a los combustibles son cruciales para la estabilidad”.
Debemos aclarar que la política neoliberal aplicada por Guillermo Lasso se ejerce con mucha disciplina bajo los principios y designios del FMI y el Banco Mundial, por ejemplo la política de precios para los combustibles se da cada fin de mes, ajustando su precio interno de acuerdo con la variación internacional; con esta medida la mano invisible actúa subiendo los precios en toda la economía, vale decir que el poder adquisitivo de los ecuatorianos se reduce. Como ejemplo, aun con la reciente disminución del 10% el precio de la gasolina en Ecuador, tendría su equivalencia en Bs 4,52, superior a los Bs 3,71, que es precio actual que no sufrió alteración en más de 10 años en nuestro país.
Pero bien sería que el incremento de los precios de los hidrocarburos genere el alza de los precios en similar proporción o equivalencia, lamentablemente los productores incrementan un tanto, los intermediarios otro tanto y los detallistas otro, vale decir que el poder adquisitivo de los ecuatorianos entra en un círculo vicioso que reduce mucho más su poder adquisitivo. En este aspecto uno de sus principales pedidos es el control del agio y la especulación, sobre todo de los artículos de primera necesidad por parte del Estado, lo cual es una política contraria al neoliberalismo.
Como todo buen neoliberal, Lasso implementó la privatización de sectores estratégicos de la economía, como el servicio eléctrico, carreteras, salud, entre los principales, lo cual repercute sobre el incremento del costo de vida. Se debe tener en cuenta que todo empresario privado busca la maximización de sus ganancias, por tanto a ellos no les interesa, ni es su función subvencionar el precio de sus servicios, ellos dan su servicio a quien pueda pagar.
Estos aspectos descritos, sumados al cierre de varios negocios, hacen que se incremente la desocupación, la cual es base para que las protestas sociales sean multitudinarias, que actualmente son encabezadas por el sector indígena, seguido por estudiantes; y lo sorprendente es que la clase media va tomando partido en apoyo del mencionado movimiento, todo esto por el constante deterioro de la economía ecuatoriana.
Estos movimientos sociales no pueden atribuirse a un financiamiento externo. Las redes sociales y algunos políticos desubicados tratan de desprestigiar estas protestas, atribuyéndolas a un “plan internacional” muy bien organizado que tiene por objetivo principal generar malestar y la desestabilización política y social en los gobiernos neoliberales; nada más falso, las protestas sociales se deben principalmente a la desesperación de los ciudadanos cuando ven que su dinero ya no les alcanza para mantener a sus familias, mientras unos cuantos tienen mucho más de lo que necesitan y llegan a darse lujos extravagantes, lo cual desemboca en la elección de partidos y movimientos de izquierda; ya pasó en Chile y Colombia, y se tiene la perspectiva que Brasil y Ecuador seguirán ese camino.
Miguel Marañón Urquidi es economista.