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Los amarillos

A FUEGO LENTO

El color amarillo, como todos los demás, influyen en los sentimientos y la razón, no son ajenos a la vida y el comportamiento humanos.

Según la estudiosa Eva Heller, es el color más contradictorio y representa optimismo y celos a la vez, también asegura que es el color de la diversión, del entendimiento y de la traición. Existen 115 tonos de amarillo que parten del color primario amarillo junto al magenta y al azul. Con ellos se pueden realizar miles de mezclas.

Está relacionado con el oro y el sol y los emoticones (smile buttons) que pululan en las redes, son de ese color porque este es considerado divertido.

Está emparentado con lo rubio, porque no suena bien decir a una mujer que tiene el cabello amarillo; así fueron creados los nombres para designar a seres humanos con el color amarillento del cabello: Flavio o Flavia, significa el rubio, la rubia. Los griegos representaban a sus dioses con cabellos rubios, porque este color se identificaba con Helios, Apolo y todos los dioses que emanaban del Sol y representaba al dorado supra-terrenal. Así, el prestigio de ser rubio se extendió desde las culturas occidentales como algo superior y el afán de teñirse el cabello de color rubio ya se practicaba con un ungüento decolorante que se fabricaba en Atenas.

En la astrología se le asigna ese color al sol y a los meses de julio y agosto. Vale decir, para los amantes de las astrólogas que leen cartas y bolas de cristal, son los meses propicios para amarres amorosos y el rescate de los amores perdidos con siete fumadas poderosas por algún perspicaz chamán. Son benignos también para los nacidos bajo el signo de Leo, el león, el rey amarillo.

El verano es amarillo, como la primavera es verde. En la mayoría de las flores, predomina el color amarillo, se dice que es el color del amor sensual; así el girasol es el símbolo del amor ciego porque gira para mirar al sol. En año nuevo, las mujeres bolivianas jóvenes compran ropa interior amarilla para llamar al amor, algunas señoras de la mal llamada Calle de las Brujas consideran que esa prenda es esencial en el preparado de sus poderosos mates de calzón para domeñar al varón chúcaro. También es el color de la envidia, de los celos y la mentira, está relacionado con lo ácido y servía para identificar a los judíos y homosexuales durante el nazismo. En el diseño se usa para advertir daños, al igual que en el semáforo en las transiciones del tránsito peatonal. En fin, la historia de este maravilloso color es mucho más larga y rica.

La identificación a los medios de comunicación como prensa amarilla tiene una intrincada historia. Prensa amarilla es un calificativo originado en la competencia (1895) entre medios norteamericanos que, en su afán de capturar la mayor cantidad de lectores, difundían noticias con titulares escandalosos o exagerados para aumentar las ventas; aunque por lo general estas noticias no contaban con fuentes serias y creíbles. El origen de esta descalificación tiene al personaje de una historieta protagonizado por un niño amarillo o yellow kid que sirvió como ejemplo. En inglés, yellow significa además cobarde, vil o cruel.

También, por esas épocas, empezaban a circular versiones del “peligro amarillo” refiriéndose a la emigración china, cuyo país se encontraba en conflictos por las invasiones colonizadoras europeas desde la dinastía manchú.

En nuestro país se califica de amarillos a las personas que se ufanan de no tener banderas ideológicas, deportivas o religiosas; tal calificativo se extiende a los políticos oportunistas — por su similitud— que esperan, agazapados, cualquier resquicio para migrar de un partido a otro, escalar posiciones y servirse del Estado para sus fines personales, es decir un delincuente cuyas habilidades camaleónicas no están calificadas como delito. No es raro constatar que el oficialismo esté plagado de viejos militantes neoliberales o viceversa, supuestos revolucionarios tránsfugas, de acólitos de grupos conservadores y neonazis. Generalmente se atribuyen supremacía moral y resultan fatales cuando asumen responsabilidades ejecutivas en ministerios u otras instituciones gubernamentales. Esta estofa política es un engendro de las prácticas republicanas que ahora afloran en las instituciones corroídas por la podredumbre moral.

Édgar Arandia Quiroga es artista y antropólogo.