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El final del capitalismo

TRIBUNA

Hace poco tuve la oportunidad de recibir una clase y, por ende, conversar con el profesor Alfredo Gugliano, catedrático de la Universidad Río Grande Do Sul, quien abiertamente ha planteado una crisis profunda del capitalismo que podría decretar su final; es que el desarrollo de este modelo ha determinado serios daños en la construcción de sociedad que tenemos ahora en todo el planeta. No solo por el hecho de que el consumismo está volviendo al hombre en un caníbal insaciable de riqueza sin importarle cuántos puedan morir en su carrera, sino que el individualismo ha destruido el concepto de territorio, comunidad y hasta familia.

Por otro lado, y no menos importante, está el hecho del reemplazo del modelo dada la desaparición del capitalismo como mecanismo de relacionamiento de la sociedad. Este nuevo modelo que regirá relaciones económicas, políticas, sociales, comerciales, humanas y que fijará nuevos paradigmas en las sociedades que producen nuevas generaciones, deseosas de cambios estructurales en sus formas de vida y de relaciones interpersonales, deberá plantear una profunda humanización y cambiar lo que hasta ahora ha carcomido el respeto mutuo entre semejantes.

Lo cierto es que las investigaciones que escriben sobre cuáles son los orígenes que analizan el inicio de la desaparición de lo que sería la economía capitalista, han tenido nuevos argumentos empíricos en la reciente pandemia que ha vivido el planeta, dejando de manifiesto con mucho más énfasis la necesidad de construir sociedades que busquen una cooperación mutua a la cabeza de un determinado gobierno, lo que golpea fuertemente las bases mismas del relacionamiento neocapitalista donde lo individual y lo mezquino han primado frente a las necesidades de la mayoría que se agrupa en lo comunitario.

Mariana Mazzucato ha puesto sobre el tintero una crisis de triple vértice, el primero sanitario (ya comentado en el párrafo anterior), el segundo de orden económico (con un mercado financiero que vive en una incertidumbre histórica) y el tercero y más crítico, el climático. Está por demás describir todo el daño que ha generado el capitalismo a la vida en el planeta, no solo por la idea de crecimiento ilimitado que he planteado en otras publicaciones, sino que el respeto por el lugar en donde vivimos se ha perdido totalmente, el antropocentrismo como concepto que planta el desarrollo nos ha dejado como la especie más dañina y perjudicial de la Tierra y, por ende, urge nuevos criterios que dejen clara la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo donde prime la sumisión por el mundo y las especies que lo habitan.

El contexto político latinoamericano parece estar entendiendo a cabalidad una problemática mundial, este entendimiento se expresa a través de un giro especialmente contextual de los gobiernos de los países de la región, sin describir los grados de progresismo que puedan mostrar cada uno de estos actores; está claro que las sociedades en América Latina y el Caribe están mostrando una convicción de cambio en las estructuras políticas en sus respectivos países, que salvo algunas excepciones rompen un esquema de clases introducido en la política ya hace años, donde el político viene de cuna y es la familia quien promueve al candidato. Para lo que ha pasado, ya en buena parte de los países de este lado del mundo el progresismo ha sido un aluvión que muestra claramente la voz de las nuevas generaciones.

En nuestro país, después de un gobierno de izquierda que estuvo 14 años dirigiendo las riendas del Estado y que fue abruptamente interrumpido por un golpe de Estado, nuestra sociedad ha marcado democráticamente el destino que está dispuesta a correr; con la elección del presidente Luis Arce, la continuidad de las políticas de orden vanguardista en lo social y económico están demostrando que la alternativa al capitalismo es una realidad tangible. El caso boliviano es mostrado con indicadores económicos sobresalientes por medios de comunicación mundiales caracterizados por una tendencia de derecha, es que es prácticamente innegable que después de la crisis de 2020 en Bolivia, actualmente el manejo económico es llevado adelante con la suficiente seriedad y solvencia como para que trascienda en lo social, dejando ver descensos en la tasa de desempleo y la cantidad de personas que se encuentran en umbrales de pobreza y, por ende, continuar la lucha por una sociedad que busca cada día más equidad entre sus habitantes.

Mike Gemio es economista.