La leche y la mujer que grita

Queso por queso y bolsa de leche por bolsa de leche, cada producto de los subsidios fue sacudido ante las cámaras y los ojos estupefactos de los internautas. Cada paquete era acusado de “tener sobreprecio” y ser “un robo” a las madres.
A gritos y empujones, clamando “corrupción” a voz en cuello, la mujer que grita difundió en sendos videos que paquetes de 40 pañales habían sido reetiquetados, indicando “50 unidades”.
De nada valió que las madres beneficiarias expliquen que en el paquete había efectivamente 50 pañales. Ya era tarde, el objetivo político de marcar agenda y agitar la opinión pública, había sido logrado.
Las funcionarias que trataban infructuosamente de explicar las bondades de los productos o de justificar los precios fueron olímpicamente ignoradas y, tras preguntarles el monto de sus sueldos, vilipendiadas y recriminadas.
La mujer que grita no quiso escuchar que los alimentos con los que comparaba precios, eran diferentes en calidad y cantidad. Tampoco que los proveedores cumplen normas o que se debe incluir en los costos los envases y la distribución entre otros.
Entregar alimentos a las mamás gestantes de todo el país, es una política dirigida a cuidar la salud y reducir la mortalidad de madres y bebés. Requiere investigación, una importante logística, acuerdos con productores, con empresas procesadoras, personal especializado y sistemas de distribución, entre otros requerimientos. Claro que todo ello, a María Galindo, la tiene sin cuidado.
Su campaña continuó para plantear un dilema. Exigió que, en lugar de alimentos, se entregue a las madres gestantes una billetera móvil. Muchas no están de acuerdo, porque con la billetera sería fácil comprar bebidas alcohólicas en lugar de alimentos, dijeron.
A las marchas, contramarchas y plantones de las “beneficiarias”, se sumaron otras de empresarios nacionales que proveen al Servicio de Desarrollo de las Empresas Públicas Productivas (Sedem). Entre ellos, los productores de miel señalaron que subsisten con sus familias al tener un mercado asegurado para sus productos.
Al contrario de tanta violencia, en la otra cara de la moneda está el grato recuerdo del expresidente de Uruguay José Mujica, quien afirmó, en un video de 2018, que el subsidio universal para madres gestantes era una medida “humana, la más trascendente o de las más trascendentes” implementadas por el Gobierno de Bolivia.
La sabiduría y nobleza de Mujica no solo son balsámicas, sino que demuestran que, cuando se tiene la razón, no es necesario acudir a los gritos.
Patricia Montaño Durán es licenciada en Historia.